_
_
_
_

Destituido el cardenal de Los Ángeles por haber tapado abusos sexuales a menores

La publicación por orden de una juez de los archivos con los nombres de los curas implicados en la Archidiócesis de Los Ángeles provoca la censura pública del cardenal

Yolanda Monge
Mahony, cuando estaba al frente de la Archidiócesis, en 2007.
Mahony, cuando estaba al frente de la Archidiócesis, en 2007.Reuters

La archidiócesis de Los Ángeles ha despojado al cardenal Roger Mahony, 77 años, de toda su actividad pública después de que la Iglesia se viera obligada a hacer públicos los archivos con documentos internos que prueban que el cardenal encubrió a los curas que abusaron de menores trasladándolos de parroquia en parroquia y evitando que acudieran a terapia para que los psiquiatras no pudieran alertar a las autoridades.

Los documentos, que se han hecho públicos dentro del acuerdo al que la Iglesia llegó en 2007 con más de 500 víctimas por 660 millones de dólares y que requería que la archidiócesis de Los Ángeles entregara sus archivos personales que contenían el nombre de cada acusado de cometer abusos desde 1940, son la prueba final para las víctimas de que las más altas jerarquías intentaron tapar el escándalo incluso después de que la crisis estallara en 2002.

El arzobispo José Gómez, al frente de la archidiócesis tras el retiro del cardenal Mahony hace dos años, anunció la medida en la noche del jueves, dos semanas después de que una juez del Supremo de California ordenase hacer públicas tras una larga batalla legal de más de cinco años las más de 12.000 páginas de expedientes que afectan a 124 sacerdotes acusados de abusos sexuales a menores. El arzobispo calificó la lectura de los expedientes de “brutal y dolorosa” y describió lo relatado en los informes como “triste y malvado”.

La mano derecha de Mahony durante la década de los ochenta, el obispo auxiliar Thomas Curry, ha renunciado a su cargo al frente de la Iglesia en Santa Bárbara (California) tras saberse que en los expedientes queda claro que protegió a los abusadores junto al cardenal. Tanto Mahony como Curry han expresado su pesar. El cardenal ha declarado que no fue consciente de la extensión del daño hecho a los niños hasta que se reunió con las víctimas durante el pleito. “Lo siento”, ha declarado el cardenal.

La decisión de ‘degradar’ al cardenal –no podrá oficiar confirmaciones aunque si dar misa; no podrá dar más charla públicas- es un acto sin precedentes en la Iglesia Católica Americana. La censura pública de Mahony, cuyo cuarto de siglo al frente de la archidiócesis más grande de EEUU –cerca de cinco millones de feligreses- le había convertido en uno de los más poderosos hombres dentro de la Iglesia Católica, no tiene parangón. Según expertos del Servicio de Noticias Religiosas, “se pone de manifiesto lo en serio que se están tomando el asunto”. Analistas eclesiásticos explican que el arzobispo Gómez ha tenido sin duda luz verde desde el Vaticano para tomar la decisión que ha tomado.

“Decirle a un cardenal que no puede oficiar confirmaciones, que no puede asistir a actos públicos, es insólito”, según explicó al diario Los Angeles Times el reverendo Thomas Reese, jesuita y profesor en la Universidad de Georgetown (Washington).

Pero el mayor grupo de defensa de las víctimas, SNAP (Red de Supervivientes de los Abusos de los Curas, siglas en inglés), no está satisfecho con el final. Su director, David Clohessy, calificó en un comunicado emitido la noche del jueves de “gesto sin importancia” lo sucedido. “Es una pequeña bofetada, nada más”, escribió. “Cuando tuvo poder abusó de él de forma terrible, entonces fue cuando debía de haber sido degradado o disciplinado por la jerarquía católica, de Roma y de EEUU”, prosiguió Clohessy. “Pero ni un solo clérigo tuvo el valor de denunciarle”, finalizó.

En diciembre de 2002, el cardenal Bernard Law dejaba su puesto como arzobispo de Boston tras un inmenso escándalo de abusos sexuales en su congregación. Pero el gesto que se ha hecho ahora con Mahony nunca se hizo con Law, cuyo retiro la Iglesia presentó como una marcha voluntaria y a quien se ha dado un puesto privilegiado en el Vaticano en Roma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_