"Tenían más lío los profesores"
La nueva Selectividad pasa su primera prueba en siete comunidades - La inmensa mayoría de los alumnos se examinan de la parte voluntaria para subir nota
Jueves a las 12 de la mañana en la cafetería de la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid. Entre cafés, infusiones y algún perrito caliente, a algunos de los bachilleres recién liberados de las pruebas de Selectividad se les veían las ganas de empezar a celebrar cuanto antes. Ayer solo quedaban en Madrid algunos exámenes voluntarios después de la parte obligatoria. "Yo he ido a ver si suena la flauta", decía Daniel Marugán, de 20 años, después de hacer la prueba de Química.
La inmensa mayoría de los alumnos se han presentado a esa parte voluntaria. En Madrid y el País Vasco, han sido en torno al 90%. En Cataluña, el 94%, y el 56% ha hecho, en lugar de uno, dos exámenes opcionales.
Primero, porque efectivamente no se pierde nada, ya que esas pruebas no pueden bajar la nota, solo subirla. Pero también porque muchos alumnos necesitan todos los puntos extra que puedan conseguir. Con el nuevo sistema de pruebas de acceso a la universidad que se estrena este año, hay cuatro puntos extra en juego, por lo que la nota máxima que se puede alcanzar ya no es 10, sino 14. Eso hará que previsiblemente las notas de acceso a las carreras más demandadas suban este año, aunque es imposible predecir cuánto.
Así, si bien el hecho de que los exámenes voluntarios no puedan perjudicar a la calificación final les resta tensión, se la suma el hecho de muchos estudiantes necesitan imperiosamente subir su media todo lo que puedan. Un ejemplo es el de Kevin Valle, de 17 años, de L'Hospitalet de Llobregat, que el curso pasado hubiera necesitado un 7,9 para cursar Biología en la Universidad de Barcelona y este año teme que acabe siendo más. Por eso, se ha examinado de Matemáticas en la fase específica. Cree que le ha ido bien y podrá tener así hasta dos puntos suplementarios para lograr entrar en Biología. "Yo calculo que la mía subirá un punto, o un punto y medio", añadía desde Madrid Irene Domínguez (18 años), que quiere estudiar Psicología en la Universidad Complutense. El año pasado la nota de acceso fue un seis.
Con esos cálculos, y a la espera de que lleguen las notas en poco más de una semana, la nueva Selectividad ya ha pasado su primera prueba en Madrid (donde los exámenes terminaron ayer); Cataluña, País Vasco, Aragón, Navarra, Baleares y Comunidad Valenciana (dónde han terminado oficialmente hoy). A partir del lunes, le seguirán el resto de comunidades hasta terminar en Galicia los días 16, 17 y 18 de junio.
Desde fuera, la nueva prueba se ve bastante liosa. La parte obligatoria tiene dos exámenes menos. Sin embargo, en la parte opcional, los alumnos tienen una veintena larga de exámenes para elegir, aunque no todos les sirven para subir la nota en cualquier carrera (solo las asignaturas vinculadas al área de conocimiento de cada titulación). Y, aunque les sirvan, unos cuentan más que otros si las universidades deciden que una materia de bachillerato es especialmente importante para cursar cierta carrera.
"Igual al principio fue un poco lío, pero luego no. Tenían más lio los profesores, que estaban acostumbrados a otra cosa", decía Cristina Laorja (17 años), que acababa de hacer el examen voluntario de Latín porque quiere matricularse en Estudios ingleses. Junto a unas amigas, se hacía fotografías en el césped de la escuela, en mitad de la Ciudad Universitaria de Madrid. Les parece bien la nueva Selectividad porque permite enfocarse la carrera que se desea. Se quejaron, eso sí, de la dificultad de la prueba de Historia (en la que se preguntó un tema nuevo en el temario).
"Pensábamos que iba a ser más difícil por las pruebas específicas, y en realidad nos ha beneficiado", comentaba Voro Dasí, de 18 años, decidido a estudiar Psicología, a la puerta del aulario del campus de Blasco Ibáñez, en Valencia, donde acababa de examinarse. "Antes todos los exámenes contaban para subir o para bajar la nota, tanto si los llevabas bien preparados como si no. Ahora si una asignatura no la controlas mucho, puedes cogerla como específica y estar tranquilo de que no te va a bajar la nota".
Lo mismo opinaban Andrea González, de 17 años, y Mireia Esteve, de 18. "Al final, como son exámenes para subir la nota no ha tenido tanta importancia", decía la segunda; "se han notado más los cambios en las asignaturas obligatorias. Como por ejemplo que en el examen de castellano hubiera también preguntas de literatura".
En la parte organizativa, la complicación tampoco ha sido exagerada, asegura Mariano Soler, profesor de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Madrid y presidente de tribunales de Selectividad desde hace 20 años. Soler hacía ese comentario eso a pesar de que a las incidencias de siempre -algunos casos de desmayos por los nervios atendidos enseguida por los sanitarios apostados en la Escuela de Caminos o la complicación de recibir y sentar a 8000 chavales en 20 minutos- se le ha sumado este año la parte de los exámenes voluntarios, muchos de los cuales se hacían simultáneamente. "Ayer [por el miércoles] tenía aquí 15 exámenes a la vez", explicaba. Tampoco ha habido problemas por el solapamiento de exámenes voluntarios que se hacían a la vez; en los casos que ha ocurrido, que han sido muy pocos, aseguraba, se ha dado un día extra para que pudieran hacerlo.
Una vez terminadas todas las pruebas, los exámenes se embolsan y se entregan a los correctores junto a los criterios de corrección. La semana del 21 se empezarán a conocer los resultados, llegarán las reclamaciones para quien las pida, y la preinscripción en la universidad. Pero ese será ya el siguiente capítulo.
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