Dudas ante la nueva Selectividad

"No tengo nada claro, nada. Solo sé que tengo que sacar un cinco en el examen, o eso necesitaba hasta febrero, cuando me enteré de que iban a cambiar las notas de corte". Era la inquietud de Manuel Nieto, pero la compartían los 25.540 estudiantes madrileños que estrenaron ayer la nueva prueba de Selectividad y desconocían la nota exacta que necesitarán para acceder a la carrera que han elegido para seguir sus estudios.

Comprobar que el examen no era tan complicado como esperaban relajó la tensión del ambiente, pero hasta los más aventajados no se libraron de cierta inquietud ante las novedades que este año incluye la prueba. La razón reside en que los alumnos de FP de grado superior, que contaban con un cupo de plazas específico, optan este curso a las mismas plazas a las que aspiran los alumnos procedentes del Bachillerato. También en que ahora la prueba incluye hasta cuatro exámenes voluntarios para subir la nota de un 10 a un 14, una buena noticia que aumentará casi con toda seguridad las notas de corte de las carreras más solicitadas, como Periodismo, Bioquímica o Medicina.

Los alumnos se examinaron de la generación del 27 y de Aristóteles

Es el caso de Claudia Arnau, una de las más brillantes de su curso con un 9,18 de media. "Me lo sé más o menos todo, pero es que necesito que me salga muy bien. Quiero estudiar Medicina", contaba algo preocupada un minuto antes de recibir su examen. Para cursar Medicina en la Universidad Complutense -la opción más demandada de Madrid, según la vicerrectora de la UCM, Margarita Barañano- la nota exigida el año pasado (8,8) ya no servirá como referencia. Este curso subirá, pero no se sabe cuánto.

Los nervios fueron, como es habitual, los protagonistas de la jornada. Ayer se la jugaban. Era el núcleo duro de la prueba: literatura, filosofía o historia e idiomas. Como apuntaban los rumores previos al examen, cayó la generación del 27, que, frente al teatro de la posguerra, fue la más elegida. "Era muy fácil", comentaban algunos en su primer descanso, donde volaban los cigarrillos para recuperar la calma.

"Si me cae Kant o Nietzsche estoy muerto". Antonio Mérida bromeaba ante sus amigos con esta frase antes de su examen de filosofía. Al final, Mérida disertó sobre Aristóteles, como la mayoría, y no hubo desgracias. "Era más fácil que Hume", justificaban en un corrillo varios de sus amigos del Colegio Estudio.

Durante el segundo descanso ya se respiraba alivio y José Bermúdez de Castro era uno de los que mejor lo reflejaba. En la segunda fila de su aula, antes del comienzo del examen, llamaba la atención por lo colorado de sus mejillas y las múltiples combinaciones que practicaban sus manos, un nerviosismo imposible de disimular. "Estaba bastante nervioso, sí. Es que es una prueba muy importante", decía durante su primer descanso. A las 13.30 ya estaba proponiendo un partidillo de fútbol. No había duda de que le había salido mejor de lo que esperaba.

María Salafranca era otra de las estudiantes que suspiraba tras acabar su segundo examen en las escaleras de entrada de la Facultad de Odontología de la UCM. Según cuenta, se dispersó "un poco" con su grupo de música en cuanto recibió sus notas y comprobó que no caía en el "hoyo de septiembre", así que no iba muy bien preparada. "He hecho mucha biblioteca pero mirando un punto fijo todo el rato", contaba sarcástica.

Las pruebas se suspenden hoy por la huelga general convocada por los sindicatos, pero continuarán mañana hasta el día 10.