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La desertificación también distingue entre ricos y pobres

La Convención de la ONU de Buenos Aires denuncia el doble rasero

El alimento de uno de cada tres habitantes del planeta peligra por la desertificación del suelo. El 40% de las tierras es árido, entre un 15% y un 25% más que en 1990. Además, esos terrenos secos están concentrados en países en vías de desarrollo o pobres. Sin embargo, los 193 Estados miembros de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) no pudieron ponerse de acuerdo después de dos semanas de debate en su novena conferencia, que se celebró hasta la semana pasada en Buenos Aires, sobre un aumento significativo de los fondos para doblegar el fenómeno.

La CNULD logró aprobar el primer mecanismo conjunto para medir la desertificación, pero dispuso un aumento de sólo el 4,3% de su presupuesto para los próximos dos años, a 16,3 millones de dólares, frente al 39% que propusieron los países pobres. EE UU y Japón fueron algunos de los países ricos que se opusieron a un incremento significativo con el argumento de la crisis económica mundial, y apenas cedieron a su pretensión de sostener un "crecimiento cero" en los gastos.

En uno de los discursos más impactantes de la conferencia, el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Carlos Minc, denunció la debilidad de las bases financieras y científicas de la CNULD, que viene a ser como la hermana pobre de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático, que en diciembre celebrará en Copenhague una conferencia clave para el futuro posterior al Protocolo de Kioto. Algunos delegados del Tercer Mundo razonaron que tal vez sea porque la desertificación no afecta a las tierras de los países ricos, que prefieren concentrar los esfuerzos económicos en la cita danesa. Minc propuso un fondo anual de 400 millones de dólares para luchar contra el cambio climático, pero con asignaciones específicas para acciones de adaptación contra la desertificación. Agregó que este combate particular "tendría una ventaja más, muy importante y que no debería olvidarse: la inclusión social de millones de personas miserables, con hambre, desasistidas y lanzadas de un lado para otro como bola de pimpón en busca de su planeta, que ya no existe para ellas".

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, envió un mensaje a la conferencia de Buenos Aires en el que advirtió que la estrategia de acciones concretas que se trazó la CNULD para el periodo 2008-2018 "es central para mejorar el sustento de más de 2.000 millones de personas afectadas". Cada año, estos fenómenos restan un 1% de la productividad mundial de las tierras, y afectarán a casi el 70% del planeta en 2025 si no se aplican estrategias para detenerlos, según el organismo de la ONU. El secretario ejecutivo de la convención, el beninés Luc Gnacadja, fue más optimista el sábado: "Hay un reconocimiento de que necesitamos duplicar la productividad de la tierra para 2030, porque de lo contrario nos afectará a todos".

Posibles soluciones

La UE planteó una propuesta de crear un fondo de 100 millones de euros anuales adicionales a los existentes para combatir la desertificación y también el cambio climático hasta 2020. La directora de Asuntos Internacionales de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Soledad Blanco, explicó que el fondo debería financiarse con el mercado del carbono, ayudas de los países desarrollados y también de los emergentes más avanzados, como China, India y Brasil. La viceministra sueca de Medio Ambiente, Asa-Britt Karlsson, reconoció los riesgos del incremento de hambrunas y la compulsión a la emigración, al tiempo que criticó que la convención abunde en cuestiones institucionales.

Uno de los anfitriones, el director de Conservación del Suelo y Lucha contra la Desertificación de Argentina, Octavio Pérez Pardo, planteó que el mundo lleva invertidos 226.000 millones de dólares en mitigar el cambio climático (reducción de emisiones de dióxido de carbono), mientras que sólo ha dedicado 500 millones en adaptación a ese cambio mediante una mejor gestión de suelos, bosques y recursos hídricos. "En esta convención sobre desertificación, hay obligaciones y deberes de países desarrollados y en desarrollo. Los primeros deben apoyar las iniciativas, y los segundos, desarrollarlas. Hay países, como Namibia, que desarrollaron iniciativas, como la rotación de cultivos, y países que han cooperado poco. No estamos conformes para nada con los resultados", concluyó Pérez Pardo.

Países en desarrollo defendieron el uso del conocimiento de los pueblos indígenas en este combate. La conferencia de la CNULD albergó por primera vez un encuentro de científicos, en el que algunos, como Richard Thomas, de la Universidad de la ONU, y Bertus Kruger, de la Fundación para la Investigación del Desierto de Namibia, denunciaron que las grandes compañías extractoras de materias primas contribuyen a la degradación.

Foto realizada por Greenpeace en el río Amazonas cerca de Manaos.
Foto realizada por Greenpeace en el río Amazonas cerca de Manaos.AP

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