Dimite la ministra de Salud de Argentina tras el avance de la nueva gripe
El Gobierno aplazó las medidas sanitarias para no alarmar a la población por las elecciones del domingo
La rápida progresión de la nueva gripe en Argentina ha hecho que la ministra la Salud, Graciela Ocaña, presentara hoy su dimisión. La Federación Sindical de Profesionales de Salud lleva más de una semana exigiendo a las autoridades la declaración de emergencia sanitaria para impedir grandes concentraciones de gente en locales no ventilados e intentar atajar el vertiginoso contagio. Pero el llamamiento, respaldado en parte por la ministra, que reclamaba también medidas urgentes, no ha encontrado eco en el Gobierno.
Ocaña ha esperado a que se celebraran las elecciones legislativas del domingo para anunciar oficialmente que no está de acuerdo en como se están haciendo las cosas y enviar su carta de renuncia. Han sido precisamente las elecciones las que han hecho que los responsables del Gobierno retrasaran el estudio de la situación y se negaran a adoptar medidas que pudieran alarmar a la población.
Según los datos oficiales, puestos en duda por especialistas y sindicatos médicos, en Argentina se han producido hasta el momento por culpa de la nueva gripe 28 muertos y hay más de 1.500 enfermos, aunque otras estimaciones hablan de un número de infectados mucho mayor, no controlado ni censado. Argentina es el tercer país del mundo en cuanto a casos mortales, por detrás de México y Estados Unidos.
Hoy, por primera vez, se ha anunciado el cierre de colegios y universidades en las provincias de Santa Fe y San Luis. En el resto del país se espera que se adelanten al menos las vacaciones escolares de invierno, que suelen ser de dos semanas en el mes de julio. En las dos provincias se plantea también la posibilidad de dar vacaciones indefinidas a las mujeres embarazadas, dado que se han registrado en los últimos días varios casos de muerte de mujeres embarazadas que habían contraído el virus H1N1.
El Comité de Crisis de Salud debe reunirse en las próximas horas para tomar algunas decisiones que ayuden a tranquilizar a la población, cada vez más inquieta ante la evidente incapacidad del sistema sanitario para hacer frente a una epidemia tan extensa.
Tradicionalmente, la gripe afecta en Argentina aproximadamente a un 10% de la población, durante los meses de junio y julio, en el invierno austral. Esta vez, la gripe clásica se ha transformado en una epidemia de nueva gripe, más contagiosa y peligrosa para personas que ya sufren complicaciones respiratorias y el sistema sanitario, ya de por si bastante deficiente, ha quedado completamente desbordado.
El virus se está extendiendo rápidamente, sobre todo en Buenos Aires ciudad y en el cinturón de localidades densamente habitadas que la rodea, muchos de ellas con insuficientes instalaciones sanitarias. A fin de aliviar la enorme presión, las autoridades de la provincia y de la ciudad han instalado consultorios móviles en algunos barrios de la capital, así como en puntos estratégicos de los alrededores de Buenos Aires. Incluso existen algunos servicios móviles en determinadas estaciones de transporte urbano. En muchos hospitales se ha ordenado aplazar las operaciones quirúrgicas no urgentes.
Las autoridades sanitarias han decidido, además, dedicar un hospital entero a este tipo de pacientes. Se trata del Hospital de Trauma, situado en el barrio Islas Malvinas.
Chile atraviesa también una situación difícil, con cinco muertos y más casos de nueva gripe registrados que en Argentina. Brasil, donde ayer se produjo la primera muerte por el virus H1N1, ha pedido a sus ciudadanos que pospongan sus viajes a los dos países, lo que ha suscitado la protesta de Chile. Argentina, por el contrario, se ha mostrado "comprensiva" con la decisión brasileña.
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