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Roberto Ballestero Diego, urólogo: “En la próxima década habrá robots quirúrgicos para cada especialidad y patología”

El especialista opera con robots quirúrgicos desde 2010, consolidándose como uno de sus principales referentes en España

Roberto Ballestero Diego, urólogo
Roberto Ballesteros Diego, urólogo, en el hospital de Valdecilla de Santander.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA
Aser García Rada

Con más de dos décadas de experiencia, Roberto Ballestero Diego (Santander, 47 años), jefe de sección de urología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de la capital cántabra, ha sido testigo de la notable evolución de su especialidad, que ha pasado de la cirugía abierta a la endoluminal (realizada a través de conductos fisiológicos), la laparoscopia convencional (que introduce el instrumental mediante mínimas incisiones en la piel) y a la asistida por robot. Desde la llegada a España en 2005 del primer robot quirúrgico Da Vinci de la empresa estadounidense Intuitive Surgical, sus aplicaciones se han extendido a áreas como la cirugía general y torácica —para, por ejemplo, guiar biopsias de pulmón—, la otorrinolaringología, la ginecología o la cirugía ortopédica, para implantar prótesis de rodilla. También han surgido modelos más avanzados y nuevos competidores europeos y asiáticos están revolucionando el sector.

Este especialista opera con robots quirúrgicos desde 2010, consolidándose como uno de sus principales referentes en España. Forma a urólogos de otros centros y coordina el grupo de endourología, laparoscopia y robótica de la Asociación Española de Urología (AEU), que reunió los pasados 30 y 31 de enero a casi 500 especialistas en Bilbao para compartir experiencias y debatir avances científicos sobre temas como el cáncer urológico y la hiperplasia benigna de próstata (HBP), muy común en hombres mayores de 80 años.

Pregunta. ¿Qué nuevas técnicas existen para tratar la HBP?

Respuesta. En los últimos 20 años, han aparecido técnicas que compiten con la resección transuretral de próstata, que fue el primer avance endourológico frente a la cirugía abierta. Esta patología afecta la calidad de vida con síntomas como chorro flojo e incontinencia, pero cada paciente es único y es crucial personalizar el tratamiento. Esas alternativas incluyen la enucleación de próstata con láser, que promete convertirse en la principal por tener menos complicaciones, como la incontinencia urinaria. Otra innovación es la ablación con vapor de agua que, con asistencia robótica, descompone la próstata en solo 10 minutos, aunque enfrenta desafíos relacionados con el sangrado.

P. ¿Se han logrado también avances para el cáncer de próstata?

R. La cirugía robótica más frecuente a nivel mundial es la del cáncer de próstata. En áreas tan pequeñas, ofrece mayor precisión para preservar los nervios responsables de la erección y el esfínter urinario, reduciendo el riesgo de disfunción eréctil e incontinencia. De manera similar, la radioterapia para este tipo de cáncer ha avanzado hacia técnicas más precisas. La cirugía robótica también ha demostrado ser útil en patologías específicas de mujeres, como en el tratamiento del prolapso pélvico, donde está reemplazando progresivamente a las técnicas abiertas y laparoscópicas.

P. ¿Cómo funciona un robot quirúrgico?

R. Es un robot multipuerto con cuatro brazos manejados desde una consola, uno para la cámara y tres para el instrumental. No es autónomo, opera bajo un modelo maestro-esclavo asistiendo al cirujano. Es ideal para espacios grandes como el abdomen y patologías del riñón, la suprarrenal y los uréteres, así como para cirugía pélvica en cáncer de próstata y vejiga, destacando en reconstrucción urinaria. Con su visión 3D, la eliminación del temblor y su mayor precisión, ha democratizado la cirugía laparoscópica, haciéndola accesible a más cirujanos. Ya hay grupos que empiezan a hacer trasplantes de riñón con cirugía robótica.

Roberto Ballesteros, en el hospital de Valdecilla de Santander, con un robot DaVinci.
Roberto Ballesteros, en el hospital de Valdecilla de Santander, con un robot DaVinci.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

P. ¿Qué otras innovaciones se esperan?

R. El robot de puerto único, aprobado en Europa en 2024, que permite introducir esos cuatro brazos robóticos por un solo orificio y será clave en cirugías en espacios más reducidos, como en maxilofacial, otorrinolaringológica o pediátrica. La cirugía robótica vive un auge que durante años ha estado limitado por el precio, pero en la próxima década se espera una expansión con robots específicos para cada especialidad y patología.

P. ¿Cómo va a impactar la competencia de nuevas compañías?

R. El robot Da Vinci surgió primero como un proyecto de la NASA y el ejército de EE UU para telecirugía (cirugía remota) y aplicaciones militares que después ha evolucionado comercialmente. Aunque hasta hace tres o cuatro años la empresa que ha tenido la hegemonía y las patentes ha sido la estadounidense Intuitive Surgical, que además iba comprando cualquier otra que le hiciera competencia, están surgiendo nuevos robots en EE UU, Europa y Japón, como Hugo (Medtronic), Versius (CMR Surgical) e Hinotori (Medicaroid). También algunos en Corea, aunque este país tiene una ley de patentes muy laxa que facilita la copia, lo que limita su capacidad de exportación a EE UU o Europa.

Pero durante los últimos años, gran parte de las patentes del robot multipuerto han expirado, con lo que muchas empresas, fundamentalmente chinas, están empezando a ofrecer sus robots quirúrgicos. Creo que el marcado CE [que permite ventas en la UE] solo lo tiene una, pero es previsible que en los próximos años haya diferentes empresas asiáticas que vayan introduciendo aquí sus robots, más bien copias de los de los antiguos de Intuitive, que pueden cambiar el panorama mundial de la robótica, haciéndolo mucho más accesible a muchos más hospitales.

P. ¿Evolucionará la cirugía robótica hacia sistemas autónomos?

R. A corto plazo, la cirugía robótica no será autónoma, pero mejorará con avances como la sensibilidad táctil. La competencia también reducirá costos porque durante las últimas dos décadas el robot ha sido un producto de lujo: ahora mismo, cuesta 2 millones de euros y el mantenimiento otros 250.000 anuales, más el material fungible de cada intervención, que oscila entre 1.500 y 3.500. Por eso, en España primero solo lo tuvieron algunas comunidades autónomas y, aunque hoy la mayoría disponen de ellos, siguen sin ser accesibles para muchos hospitales comarcales.

P. ¿Existen aplicaciones en telecirugía?

R. En 2001 ya se hizo una cirugía en cerdos entre Nueva York y Estrasburgo. Hoy existen proyectos de sociedades médicas europeas y estadounidenses con algunos experimentos realizados, incluso en personas, y una clara aplicación en docencia. Aunque también podría ser útil en países en desarrollo, esto sigue siendo un concepto lejano debido a los costos y la infraestructura necesaria.

P. ¿Qué papel podría jugar la inteligencia artificial?

R. Podría asistir en la navegación quirúrgica a tiempo real [ayudando a ubicar estructuras o lesiones], que en cirugía abdominal enfrenta desafíos debido al movimiento de órganos y vasos sanguíneos. Con modelos de IA más sofisticados, en los próximos años veremos sistemas capaces de compensar estos movimientos y ofrecer asistencia quirúrgica más precisa. Todo promete cambios cada vez más importantes en un futuro.

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Sobre la firma

Aser García Rada
Es periodista 'freelance' especializado en información sobre salud, pediatra y doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid. Ha colaborado con medios como Público o elDiario.es. En la actualidad escribe en EL PAÍS, la Agencia SINC y The BMJ.
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