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Juan Manuel Corral: “Las expectativas sexuales superan la realidad. Te dicen: ‘No soy capaz de tener cinco eyaculaciones’. Claro, ¿qué esperas?”

El urólogo del Hospital Clínic, experto en andrología, alerta de la mala información que tienen los hombres sobre la esfera sexual y advierte de los riesgos para la salud de consumir testosterona como terapia antiedad

El doctor Juan Manuel Corral, urólogo especializado en andrología del Hospital Clínic de Barcelona.
El doctor Juan Manuel Corral, urólogo especializado en andrología del Hospital Clínic de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI
Jessica Mouzo

Los hombres también sufren una proceso similar al de la menopausia femenina. A partir de los 40, los niveles de testosterona disminuyen paulatinamente y, en algunos casos, ese descenso hormonal se traduce en un abanico de síntomas tan dispares como la falta de apetito sexual, la impotencia, el cansancio, la pérdida de masa muscular o los problemas cardiovasculares. En la calle, se conoce como andropausia, pero el término médico correcto, corrige el doctor Juan Manuel Corral (Barcelona, 53 años), urólogo experto en andrología del Hospital Clínic de Barcelona, es hipogonadismo tardío del varón.

A su consulta llegan hombres de todas las edades, a veces por decisión propia y otras, derivados por el médico de familia. Van para hacerse un chequeo, a menudo por temor al cáncer de próstata, “y luego se abren y explican sus problemas sexuales”, señala el especialista, que también es secretario general de la Asociación Española de Andrología y Medicina Sexual. Los tiempos han cambiado, asegura: aunque poco a poco, y sin levantar mucho la voz, cada vez se pierde más la vergüenza para hablar sobre la esfera sexual y se consulta más a los médicos.

Pregunta. La menopausia sigue siendo un tabú para muchas mujeres. ¿Qué sucede en los hombres con el hipogonadismo tardío?

Respuesta. Se empiezan a romper los tabús. Entre los hombres está el mito de “yo soy el más viril, el más potente”, pero cuando están solos, de forma aislada, reconocen sus carencias y consultan al especialista. Hoy en día, ya hay mucha gente que empieza a hablar de su falta de apetito sexual o de su dificultad para mantener una erección.

P. ¿Qué diferencia al hipogonadismo de la menopausia?

R. La menopausia es un proceso más marcado, con una sintomatología florida, como sofocos, sudoraciones… En el hombre no tiene esta manifestación tan explosiva: es una pérdida progresiva, pero constante y mantenida, que, en aquella gente a la que le ocurre, acaba siendo realmente un problema. Pero no solamente en la esfera sexual, sino más allá: empieza a haber un deterioro cognitivo, un aumento de peso, una pérdida de interés por hacer las cosas básicas de su vida diaria, una desatención al trabajo… no quiere salir a cenar o está apático…

P. Pero esa sintomatología también es muy inespecífica. Puede ser por mil cosas.

R. Puede haber múltiples causas, pero una de ellas es esta. Hay que hacer un diagnóstico, descartar otras causas y ponerle remedio. Ese motivo de consulta por astenia, ese cansancio, esa inapetencia por el deseo sexual, te tiene que hacer profundizar e ir más allá de darle Viagra [al paciente] y tapar el problema con un parche.

P. En las mujeres, la terapia hormonal para la menopausia ha sido muy controvertida. ¿Qué alternativas terapéuticas hay para el hipogonadismo tardío?

R. El tratamiento hormonal sustitutivo con testosterona está indicado cuando hay unos niveles bajos de esta hormona y síntomas asociados. En España se comercializa en geles o inyectables. Pero, primero de todo, tienes que asegurarte de que no haya una sospecha de cáncer de próstata o alguna enfermedad que te impida dar testosterona. Estos tratamientos, además, requieren una monitorización de muchas variables: hay que controlar la tensión arterial, hacer una monitorización con análisis de sangre completo… La gente está muy contenta porque recupera su calidad de vida, pero este tratamiento no es para todo el mundo: no está indicado darle tratamiento sustitutivo a alguien con niveles hormonales correctos. Hay quien lo utiliza como terapia antiedad: en el hombre, la hormona rejuvenecedora es la testosterona y se usa por doquier para intentar enlentecer, retrasar o retornar el proceso biológico normal del cuerpo. Pero eso te lleva a sobretratar.

P. ¿Qué impacto tiene ese uso antiedad?

R. La gente se piensa que por dar testosterona no pasa nada, pero igual que el defecto de esta hormona tiene sus efectos secundarios, el exceso es malísimo y también tiene unos efectos secundarios nada desdeñables: estos chavales culturistas de 30 años pueden llegar a presentar una disminución importante del volumen testicular y quedar infértiles; también puede dar lugar a problemas cardiovasculares, de hueso o a nivel sistema nervioso central…

P. ¿Se usa para muscularse?

R. Sí, pero no solo para eso. También para tener más vitalidad, para ser más activos. Quien usa la terapia sustitutiva sin indicación es aquel que quiere aparentar una mejor imagen, ya sea por temas personales o incluso laborales. Pero hay que tener en cuenta que, en ciertas edades, el cáncer de próstata puede estar presente y es un tumor testosterona dependiente en sus fases iniciales, con lo que la administración de estos tratamientos sin consejo médico previo puede favorecer la extensión del mismo; en la gente joven es muy dramático porque muchos de ellos se quedan infértiles y, posteriormente a la retirada de la testosterona, puede que no lleguen a recuperar la capacidad endógena de producir su propia testosterona y entonces precisarla como tratamiento sustitutivo de por vida. Es como una menopausia a los 35 años y entonces, ahí ya definitivamente, tienen que pincharse testosterona de por vida.

Entre los hombres está el mito de ‘Yo soy el más viril, el más potente’, pero cuando los dejas solos, de forma aislada, te reconocen sus carencias y consultan al especialista”

P. ¿Cuáles son los síntomas más invalidantes del hipogonadismo tardío en varones?

R. La apatía, la pérdida de las ganas de vivir, por ejemplo. No es solo la esfera sexual, que ya tiene bastantes consecuencias porque conlleva a problemas con la pareja y malos entendidos; es no tener ganas de hacer nada.

P. ¿Cuánta gente tiene síntomas asociados al hipogonadismo?

R. Entre los 60 y los 70 años, hay entre un 20% y un 30% de hombres que tienen niveles bajos de testosterona con sintomatología. Y a partir de los 70, es el 40% o 50%.

P. ¿El síntoma más estigmatizante es la falta de deseo sexual o la impotencia?

R. Claro, es lo que más afecta porque es lo que más repercusión puede tener en su entorno cercano, que es su pareja. Si tu pareja hombre no te mira con deseo, no te toca, no te hace caricias, le duele la cabeza cada noche, te llama la atención y puedes pensar que hay otra relación externa cuando, realmente, lo que le pasa es que no tiene ganas fisiológicamente.

P. ¿El descenso de testosterona les ocurre a todos los hombres?

R. Todos perdemos, a partir de los 40 o 45 años, entre un 0,4% y un 1,2% de niveles de testosterona cada año, de forma gradual. Pero no es lo mismo perder testosterona en una persona de 50 años con obesidad, diabetes e hipertensión que en otro de 50 que hace deporte, no fuma y lleva un estilo de vida saludable. Este segundo caso no lo va a notar porque la pequeña falta progresiva se compensa simplemente con ejercicio físico regular.

P. ¿Se nota en la fertilidad?

R. Eso es otro campo. El hombre no pierde la fertilidad. Cada vez hay menos probabilidad de embarazo de forma espontánea, pero los espermatozoides siguen estando.

P. ¿Hay algún punto de no retorno en la pérdida de apetito sexual o en los problemas de impotencia?

R. Es que hay un punto en el que la sexualidad no solamente es una cosa orgánica, sino también psicógena. Es como un bucle: tienes gente de 40 años que no tiene ningún problema orgánico, tienen buenas erecciones por sí solos con masturbación, pero han tenido un problema con su pareja porque han tenido una relación que no ha sido satisfactoria. ¿Qué ocurre? Que crea inseguridad y a la siguiente relación ya van con la duda y fracasan otra vez. A la siguiente vez, se lo piensan y ya el nivel de angustia es mucho mayor y empieza a haber conductas de evitación y rechazo. Y entra todo en bucle. Este problema de disfunción tiene una solución más favorable: es darles seguridad, confianza, que ganen autoestima y en el momento en que tienen una serie de relaciones seguidas de forma satisfactoria, vuelven a coger la rutina y no es necesario darle testosterona. Ahora bien, en pacientes añosos, con múltiples patologías, no afecta tanto la pérdida de testosterona como su situación basal, que no les va a permitir tener ganas ni pensar en ello.

P. ¿Cuánto influye la variable psicológica sobre la fisiológica?

R. Pesa mucho. Partamos de que estamos en una sociedad machista en la que todavía existe el concepto de que el hombre es el macho ibérico. La asociación de un tratamiento médico con el tratamiento conductual o con un sexólogo mejora muchísimo los resultados de las terapias en pacientes con alteraciones en la esfera sexual.

Tomar testosterona en exceso es malísimo: estos chavales culturistas de 30 años se pueden quedar infértiles”

P. ¿Cuáles son los problemas que más suele encontrar?

R. Ahora, en cuanto a la esfera sexual, te encuentras problemas desde los 15 años. Esto sucede con la disponibilidad de contenidos pornográficos porque las expectativas que uno se crea son muy superiores a la realidad. Es habitual que te digan: “Oiga, es que yo no puedo tener cuatro relaciones seguidas” o “Es que yo no soy capaz de tener cinco eyaculaciones”. Claro, ¿qué esperas? O te dicen: “Estoy frustrado porque es que acabo en 12 o 15 minutos”. Bueno, ¿y usted sabe cuánto es el tiempo medio de una relación sexual en Europa? Cinco minutos y medio, siete minutos la que más. Y usted me dice que tiene 12, pues ¡fantástico! Pero, claro, ellos te argumentan que en el vídeo eran 25 minutos. Ya, pero, ¿en cuántos días grabaron eso?

P. ¿Hay una mala gestión de las expectativas?

R. Hay mucha mala información en torno a la esfera sexual. Te dicen: ‘Es que, claro, eyaculo poco’. ¿Pero usted sabe cuánto es el volumen normal de eyaculado? 1,5 mililitros. Quizás un motivo por el que empiezan a consultar más los hombres es porque tienen más acceso a mala información, a malos contenidos, no reales, y, entonces, comparando, se sienten como agraviados.

P. ¿Le llega a la consulta mucha gente joven?

R. Antes de los 30 años hay una gran cantidad de alteraciones en la esfera sexual del estilo de: “Es que no tengo erecciones que me duren 20 minutos” o eyaculadores precoces por la ansiedad. Sobre todo, gente joven, de 18 años, que se piensa que tiene un problema real cuando no tienen nada. Tenemos que hacer nosotros de educador social: hacerles ver la realidad de la fisiología normal del cuerpo del varón.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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