_
_
_
_

Los padres de todas las culturas tratan de calmar a sus bebés hablando como si cantasen

Un estudio en 21 sociedades muestra que los adultos, pese a las diferencias culturales, emplean formas de expresión similares cuando se dirigen a los niños pequeños

Bebes
Cuando los adultos se dirigen a los bebés utilizan una forma de expresión más musical.Pexels

Ser un bebé es estar en peligro de muerte o, al menos, lo ha sido casi siempre. Pese a los avances de la medicina, su implantación desigual hace que, aún, todos los años mueran más de cinco millones de niños menores de cinco años, principalmente en los países del centro de África. En el mundo desarrollado, los bebés ya no están tan amenazados, pero con la inercia de millones de años de evolución siguen gritando por su vida de un modo imposible de obviar. Para calmarlos, además de hacer todo lo posible por encontrar y neutralizar los orígenes de su malestar, los padres cantan nanas y producen todo tipo de sonidos con la esperanza de que tranquilicen a un ser que a veces odian tanto como aman. Y parece que lo hacen de una forma similar en todas las culturas. Esa es la conclusión de un equipo internacional de científicos liderado por Courtney Hilton, de la Universidad de Harvard (EE UU), que hoy publica un estudio analizando el modo en que los distintos grupos humanos a sus bebés en la revista Nature Human Behaviour.

Los autores se plantearon la posibilidad de que la forma en que los adultos cambian su forma de expresión cuando se dirigen a un bebé tuviera similitudes con los sonidos que emiten muchos animales para comunicarse entre ellos. Los suricatos lanzan gritos de alerta para advertir de que un depredador anda cerca y hacen sonidos concretos para coordinarse cuando cazan. Muchas otras especies hacen sonidos con funciones concretas que habrían surgido porque daban ventajas evolutivas.

Algunos estudios ya habían mostrado que las canciones de cuna o los sonidos que los padres dirigen a sus hijos cuando se quejan tienen un efecto calmante y ya se habían visto algunas similitudes entre distintas culturas, pero el equipo que hoy publica el trabajo en Nature Human Behaviour, puso a prueba esos parecidos. Para ello, recogió 1.615 grabaciones de expresiones y canciones que 21 sociedades de seis continentes emplean con los bebés. Después, empleó sistemas informáticos para analizar diferencias y similitudes entre las expresiones y canciones empleadas con los pequeños y entre adultos.

Según Hilton, “aunque las canciones, el lenguaje o las formas de criar niños son muy distintas entre las diferentes culturas, cuando se trata de calmar a un bebé que grita, los mayores cambian su forma de vocalizar y el tono que emplean de un modo similar e inteligible entre sociedades”. Esto, interpretan los autores del trabajo, “apoyaría la hipótesis de que la forma de las vocalizaciones dirigidas a los niños se debe a su función, de una forma similar a las señales vocales de otras especies de animales”. Los autores también pusieron las grabaciones de padres calmando a sus hijos a 51.065 personas de 187 países. Pese a las diferencias culturales y los diferentes idiomas, esas personas fueron capaces de identificar con una frecuencia significativa cuándo las vocalizaciones iban dirigidas a niños y cuándo se trataba de intentos de comunicación entre adultos.

Aunque, como reconocen los autores, la forma de dirigirse a los niños está lejos de ser homogénea, hay muchos rasgos comunes que, en resumen, hacían el discurso dedicado a los bebés más musical. En general, el tono suele ser más agudo y las variaciones en ese tono mayores. Además, las vocales se exageran más y se emplea un timbre vocal más puro que, contrasta con los gritos de los niños. En un ejercicio de humor infrecuente en los artículos científicos, los autores recuerdan, “para los lectores que no están familiarizados con los bebés, que sus gritos son acústicamente ásperos”.

Como indicaba la investigadora de la Universidad de Stanford (EE UU) Anne Fernald en un texto citado por los autores, “la fuerza comunicativa de las vocalizaciones de los padres no deriva de su significado arbitrario dentro de un código lingüístico, sino más de su inmediato poder musical para excitar y alertar, para calmar y para deleitar”.

Puedes seguir a EL PAÍS Salud y Bienestar en Facebook, Twitter e Instagram.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_