Love is Quarantine: experimento para encontrar el amor en tiempos del coronavirus
Dos compañeros de piso de Nueva York organizan citas a ciegas telefónicas a personas de todo el mundo
Rance Nix y Thi Q. Lam comparten piso en Brooklyn. Antes de la expansión mundial del coronavirus, vieron el reality de Netflix Love is Blind. Un capítulo tras otro. En él, una treintena de solteros buscan el amor de su vida. Pero no de la forma más habitual. Conocen a quien puede ser su futura pareja en citas a ciegas. Están en cabinas contiguas y no pueden verse. Les separa una pared que acaba con cualquier prejuicio provocado por las apariencias físicas. Al menos hasta que deciden comprometerse. Solo en ese momento pueden mirarse por primera vez. Este programa inspiró a Nix y a Lam una vez decretado el confinamiento. Decidieron ayudar a todas las personas aisladas a encontrar a su media naranja con un proyecto similar: Love is quarantine.
“Nos vimos obligados a permanecer en casa sin nada digno que ver, así que tuvimos que ser creativos con nuestro tiempo libre”, relata Lam, de 27 años. Dirige Garnish Studios, un estudio creativo en el que crea contenido para empresas de alimentos y bebidas. Su compañero Nix, de 28 años, es actor y agente inmobiliario. La idea inicial de ambos era organizar citas telefónicas a ciegas entre sus amigos. Pero lo que en un principio iba a ser un experimento entre colegas, acabó por convertirse en un proyecto mucho más ambicioso tras volverse viral en redes sociales. Cada semana organizan citas telefónicas entre personas de todo el mundo.
Muchas personas, según Nix, están estos días “solas y aburridas” en sus casas. Con el confinamiento, “su deseo de encontrar el amor se ha intensificado”: “Además, se están cansando de desplazarse en Instagram y deslizar de izquierda a derecha en las aplicaciones de citas. Desean tener conexiones reales por teléfono”. Así que los jóvenes se pusieron manos a la obra. Crearon una hoja de cálculo para quienes quisieran participar. Ya hay más de 1.000 usuarios apuntados de prácticamente todo el planeta. En el documento indican su nombre, edad, orientación sexual, contacto y lugar de residencia.
En una de las celdas aparece Alexa Belevskaya, una joven de 22 años que vive en Moscú. Estudia Gestión de Comercio Exterior y trabaja en el departamento de márketing de una multinacional. “Ahora no estoy trabajando y eso me entristece, así que estoy buscando otras actividades”, explica. Además de escribir su primera novela y escuchar a los Arctic Monkeys, participar en Love is Quarantine le parece una buena opción. Aunque de momento no ha tenido ninguna cita, está convencida de que el aislamiento no tiene por qué impedirle hallar a su “alma gemela”: “Merece la pena intentarlo. Creo que no hay ninguna situación buena o mala para encontrar el amor. Se trata solo del destino”.
Nix y Lam organizan cada semana dos noches de citas. Reúnen así a personas tanto homosexuales como heterosexuales. Y de todas las edades —algunos participantes superan los 60 años—.Al principio contactaban uno a uno a quienes se habían apuntado en la lista. “Una vez que la idea despegó y nuestra página de Instagram ganó seguidores, la gente comenzó a enviarnos vídeos para participar. A partir de ese momento, comenzamos a elegir a personas en función de su entusiasmo y sus ganas de encontrar el amor”, explica Nix.
Los afortunados reciben un mensaje. Nunca se han visto entre ellos. No saben absolutamente nada el uno del otro. Pero durante una noche van a tener varias citas. Cada uno desde su apartamento. Nix insiste: “Solo valen las llamadas telefónicas. Nada de mensajes de texto ni FaceTime”. Normalmente pasan entre 10 minutos y más de una hora pegados al teléfono. Conociéndose. La duración de las citas “depende de si hay chispa o no entre las dos personas”. Después ambas elegirán si verse y seguir chateando.
El objetivo de Love is quarantine es ofrecer a todos la oportunidad de tener citas independientemente de su apariencia física. Adrián Montesano, psicólogo y experto en terapia familiar y de pareja y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya, señala que esta propuesta “obliga a agudizar otros sentidos que no se utilizan normalmente”: “Una desventaja que tienen Tinder y otras apps es la escaparitizacion. Nos convertimos en un escaparate donde priman el físico y las apariencias”.
Con una llamada telefónica, considera que se puede conectar de forma diferente y hay quienes pueden llegar a sorprender. “Se deja de poner el foco en el físico. La conversación, la capacidad empática o el humor van a ser determinantes a la hora de conseguir un match”, afirma Montesano, que también dirige un máster de terapia sexual y de pareja en la Universidad de Barcelona.
Nada más acabar las citas, los participantes cuentan sus experiencias en vídeos publicados en Instagram. Derek y Kelsey, en la suya, han tocado muchos temas. “Teníamos mucho de qué hablar: de música, sobre cómo está todo ahora, cómo estamos llevando el trabajo y adaptándonos a la situación… He disfrutado la conversación. Pero no sé si la conexión ha sido lo suficiente profunda para llegar a algo más”, explica Kelsey, una joven de 27 años de Tennessee que “suele intimidar a los chicos por su alta estatura”. Derek, de 25 años y residente en Nueva York, no tiene dudas. Quiere seguir manteniendo el contacto con Kelsey. De la cita, además, se lleva una recomendación. “Kelsey me ha aconsejado ver Tiger King en Netflix, dice que me va a cambiar como persona”, afirma.
Al otro lado de la pantalla, todo un ejército de fans sigue día tras día las novedades de Love is quarantine. Comparten sus reacciones tanto en Instagram como en la hoja de cálculo del programa. “Necesito actualizaciones sobre Katie y Steve ¿Otra cita?”, comenta un usuario. No es el único al que le gustaría saber más. “Las personas que participan deberían estar transmitiendo en vivo y tener estas conversaciones por teléfono con altavoz”, afirma otro. Este experimento improvisado resulta para muchos más apasionante que los realitys preparados, tal y como confirma un internauta: “Todo esto demuestra que las personas normales son mucho más interesantes que el maravilloso programa que emitieron en la televisión”.
Tras las citas, algunos participantes tienen suerte. “Hay parejas que todavía siguen conversando. Desafortunadamente, tienen que esperar a que acabe la cuarentena para reunirse en persona. Esperamos que todos los matches puedan quedar una vez que sea seguro hacerlo”, reconoce Lam. De hecho, ambos compañeros de piso planean celebrar el fin del aislamiento con ellos. Cuando todo acabe, organizarán una fiesta con participantes y fanáticos en Nueva York.
Ellos ya llevan tres semanas de cuarentena. Se encuentran perfectamente, aunque bastante ocupados con su nuevo proyecto. Ambos están solteros y abiertos a descubrir nuevas personas. “Si conocemos a nuestras esposas mientras organizamos Love is quarantine, sería increíble. ¿Quién sabe?”, pregunta Nix. Él todavía está tratando de averiguar “qué es exactamente eso del amor”. Para Lam, se trata de sentir que alguien te conoce por completo y cree que, como él, muchas otras personas en aislamiento están preparadas para experimentarlo: “La gente siempre deseará amor y compañía sin importar dónde estemos o por lo que esté pasando el mundo”.
El confinamiento aumenta el uso de ‘apps’ para ligar
El coronavirus ha obligado a posponer centenares de bodas en todo el mundo mientras que en algunas zonas de China los divorcios se han disparado. “El problema es la convivencia forzada. Tantas horas juntos hacen que el conflicto pueda coger protagonismo y eclipsar gran parte de la relación”, explica Montesano. Por este mismo motivo, “hay un repunte de separaciones y divorcios en verano o en Navidad”. Pero el psicólogo recuerda que durante 2021 también es probable que haya más nacimientos.
De hecho también han aumentado las ganas de encontrar el amor de algunas personas en cuarentena. Lo demuestra la actividad de los usuarios en aplicaciones de citas. Durante la primera semana de confinamiento en España, pasaron hasta un 25% más de tiempo al día hablando por Tinder. Esta tendencia se repite en países como Estados Unidos e Italia, según la compañía. Montesano explica que “las personas que viven solas pueden sentir la necesidad de tener una conexión especial con alguien”: “Ahora están en casa y tienen más tiempo que rellenar”. También han cambiado las biografías que los usuarios muestran en sus perfiles. Ahora incluyen mensajes como “quédate en casa”, “estar a salvo”, “lávate las manos” o “¿cómo estás?”.
Además, ante la ausencia de cualquier contacto físico, algunas aplicaciones experimentan con diferentes funciones. Tinder ha ofrecido gratis la función Passport, que permite hacer match con personas de cualquier lugar del mundo. Bumble permite realizar videollamadas o llamadas de voz para que los usuarios puedan tener citar virtuales. Otras apps como Coffee Meets Bagel ofrecen ideas para citas a distancia especiales: ver una película juntos con Netflix Party, visitar en pareja un museo en línea, jugar a videojuegos o intercambiar recetas.
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