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Enseñanza

Una aplicación puede ser tu profesor (y sí, puede pillarte copiando)

Las 'startups' premiadas por el foro de educación Enlighted reivindican el poder del teléfono móvil y la tableta en la educación del siglo XXI

Un profesor que no se enfada cuando llegas tarde porque sus clases no tienen horario era algo que sólo existía en la imaginación. Hasta que llegaron las aplicaciones educativas para móviles y nos permitieron aprender idiomas en cualquier momento y desde cualquier lugar (con conexión a Internet).

Pero no solo de lenguas está hecha la enseñanza online. Como demostraron los premios que se entregaron ayer durante el foro de educación Enlighted, tener un teléfono móvil o una tableta también puede ser la puerta de un laboratorio, de un programa de capacitación o de cualquier asignatura teórica del bachillerato.

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Con ese espíritu, el francés Clement Rouch montó hace dos años Marmelade, una aplicación que aprovecha la distracción que generan nuestros móviles para transformarla en formación: "Siempre decimos que no tenemos tiempo para la educación pero desbloqueamos nuestro teléfono 100 o 150 veces al día; nuestra aplicación te hace una pregunta sobre el tema que estés aprendiendo cuando lo desbloqueas. Tú puedes elegir cuántas veces por día: cinco, 10 o las 150, si quieres; la cuestión es meter la educación en tu día a día", dijo Rouch a Retina.

Marmelade se llevó el premio de Wayra, la incubadora de startups de Telefónica, a la aplicación educativa con mejores perspectivas de crecimiento. Rouch explicó que su software lo están usando empresas para la formación del personal y programas de bachillerato como una forma de educación complementaria. Para estos últimos es gratis. "Es la manera que tenemos de demostrar que funciona", apuntó.

Además de teoría, las aplicaciones pueden servir para la práctica, aunque sea con la intermediación de un teléfono. El premio a la mejor solución tecnológica para el aprendizaje de la Fundación Telefónica se lo llevó precisamente un software de estas características desarrollado por la startup egipcia PraxiLabs con el objetivo de familiarizar a los estudiantes de química, física y biología con el trabajo en laboratorio.

Un móvil puede ser la puerta de un laboratorio o un programa de capacitación o de cualquier asignatura de bachillerato

"Los estudiantes tienen un tiempo muy limitado para practicar en los laboratorios universitarios y, cuando cometen un error, ya no tienen tiempo de empezar de nuevo. Eso los frustra, porque su objetivo cuando decidieron estudiar era entender cómo funciona la ciencia haciendo experimentos por sí mismos, y eso provoca deserción en estas carreras que tanto necesitamos en nuestros países", explicó su fundadora, Khadija El-Bedweihy.

El laboratorio virtual de PraxiLabs no pretende reemplazar al de las probetas que se rompen sino complementarlo para que aprovechen mejor su tiempo de laboratorio real y aprendan buenas prácticas, "como cerrar siempre los envases". "En vez de trabarse con los pequeños errores técnicos cuando llegan al laboratorio, pueden concentrarse en la interpretación de los datos".

Aunque no se haga explícito, enseñar no es la única ocupación del profesor. Los maestros de todo el mundo también se ganan el sueldo por su labor de controladores. Al fin y al cabo, son ellos los que dan fe ante las autoridades de que un alumno determinado se presentó al examen y respetó la consigna de no copiarse.

Premiada por la IE University como la mejor startup en educación superior, la empresa vasca Smowltech está haciendo justo eso pero con software. Con técnicas de reconocimiento facial y la autorización del estudiante para usar su cámara web mientras él se examina, aseguran a las entidades que imparten cursos online de que la persona es quién dice ser y no se está copiando.

Como explicó Alex Vea, jefe de desarrollo de negocio de Smowltech, también tienen otra solución que les permite controlar lo que está pasando dentro del ordenador: “Si haces un copia y pega, sacamos capturas de pantalla para tener la evidencia". Uno de los planes es introducir métodos de identificación por la voz y por la forma de teclear. Tienen previsto incluso un potencial amigo que pase la chuleta detrás de la pantalla del ordenador. Según Vea, ese problema lo solucionan pidiendo al alumno que antes de empezar el examen haga un recorrido por toda la habitación con la cámara web.

¿Y si le pasan la información por un auricular? “Nosotros nunca te vamos a decir que controlamos el cien por cien porque eso es imposible, en los exámenes presenciales se están copiando todo el día”, dijo Vea con una sonrisa. “Se trata de buscar maneras que lo minimicen, manteniendo un equilibrio entre la experiencia del usuario y el rigor del sistema".

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