Plástico y economía circular
Coca-Cola apuesta en España por la economía circular para reducir el impacto de los residuos que genera su activida
Los recursos del planeta son como una cantimplora repleta de agua en medio del desierto. O como las provisiones que la exregatista Ellen MacArthur cargó en su velero cuando recorrió el mundo en 71 días. En las tres situaciones, el derroche es letal. Y sin embargo, en un mundo de recursos finitos que claman por una mejor gestión, Europa genera más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año. ¿Cómo lo hacemos? Usando y tirando.
La conveniencia de los envases que tradicionalmente visten nuestras comidas y bebidas contrasta con su imposible sostenibilidad, pero esto no tiene por qué ser así. Con mejores diseños y sistemas de gestión es posible alargar la vida de plásticos, vidrios y aluminios para lograr que su primer uso no suponga el fin de su ciclo de vida. Esto, además de ser un principio fundamental de lo que se conoce como economía circular –reutilizar, reciclar, reponer-, exige el compromiso de empresas, particulares e incluso reguladores.
Ellen MacArthur llegó de su vuelta al mundo con convicción suficiente como para sumar sus esfuerzos a la construcción de un futuro sostenible a través de la Ellen MacArthur Foundation. Coca-Cola ya lleva años subida a este barco, liderando la transición a la economía circular en las áreas de proveedores, envases, agua y emisiones. Como muestra, un botón: PlantBottle, el envase 100% reciclable y con un 30% de materiales de origen vegetal que lanzó la marca en 2009, ya supera los diez años.
- Mitad nuevo, mitad reciclado
En España, la compañía integra cada vez más materiales reciclados y de origen orgánico en la fabricación de sus envases. Actualmente, las botellas se elaboran utilizando un 20,5% de PET (tereftalato de polietileno) reciclado, casi diez puntos porcentuales más que en 2017 y el objetivo es alcanzar el 50% para 2025.
Reutilizar, reciclar y reponer exige el compromiso de empresas, particulares y reguladores
Además, la incorporación de criterios de ecodiseño ha permitido a Coca-Cola aligerar las latas y botellas. Por ejemplo, la botella Contour de vidrio rellenable, la más icónica de la marca, pesa ahora 245 gramos, lo que constituye una diferencia de 127 gramos con respecto al diseño original. Con este adelgazamiento se logra un envase que exige menos recursos para su fabricación y facilita el posterior reciclaje. Se consigue también un aumento en la capacidad del envase, que ahora admite 37 mililitros más. Y no acaba ahí la cosa: una botella más ligera también exige menos combustible en el momento de la distribución, que se torna más eficiente y contribuye a reducir las emisiones de dióxido de carbono a nuestra ya castigada atmósfera.
El concepto de economía circular no es en realidad tan nuevo. En las generaciones pasadas, antes de la tiranía de la obsolescencia programada, lo roto tenía arreglo. Cambiaba, tal vez, el motivo: antes operaba la escasez, ahora, la supervivencia del planeta. Sin embargo, lo añejo de la idea no excluye la necesidad de innovación. Coca-Cola forma parte de DEMETO, un consorcio europeo que trabaja en el desarrollo del reciclado químico como alternativa al actual reciclado mecánico. Este sistema podría aplicarse a cualquier residuo plástico, independientemente de su formato.
- Moléculas de plástico
Por otra parte, la empresa combina las labores de I+D que se conducen en su centro de investigación y desarrollo de Bruselas con la participación en startups como Ioniqa Technologies, que también trabaja en el reciclado químico, cuyo objetivo final es descomponer los residuos plásticos hasta su nivel molecular de manera que puedan remodelar y reutilizar en el sector alimentario.
En cualquier caso, todo lo anterior queda en agua de borrajas si el ciclo de vida de esos envases no pasa por un sistema de recuperación que, por un lado, evita que acaben desechados en entornos naturales y, por otro, los devuelve al redil de la economía circular. En España, Coca-Cola puso en marcha en 2018 Mares Circulares, un proyecto de limpieza de mares y costas, sensibilización ciudadana e impulso a la economía circular, que ha impulsado la limpieza de 82 playas y 11 reservas y fondos marinos de España y Portugal.
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