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‘Marketplaces’: ágoras digitales para que todos podamos comprar y vender

El año pasado Letgo, Cabify, Glovo, Spotahome ingresaron 700 millones de euros entre las cuatro, con una idea común: hacer, a través de un mercado digital, accesible un producto o un servicio

El año 2018 terminó muy bien para las startups españolas, en lo que a captación de fondos se refiere. En total sumaron más de 1.200 millones de euros en inversión. Y si alguna característica une a las principales receptoras de fondos es que todas son marketplaces. Letgo, Cabify, Glovo, Spotahome… 700 millones de euros entre las cuatro y una idea común: hacer, a través de un mercado digital, accesible un producto o un servicio. Los ecommerces también han demostrado su fortaleza: el último trimestre del año terminó para el comercio electrónico con más de 9.300 millones de euros en facturación.

Esto demuestra que el marketplace sigue estando de moda. Cada vez más empresas, ya sean startups o no, optan por este método como centro de su negocio o lo tienen en cuenta a la hora de desarrollar sus estrategias. Sin embargo, para poder operar en uno de estos mercados virtuales se debe comprender bien su funcionamiento y con ello las posibilidades que ofrecen.

Los marketplaces pueden compararse a las ágoras griegas, pero en el mundo virtual. Las ágoras  son centros de comercio, pero también hay espacio para la opinión, ya sea de clientes o de vendedores. Esta diferenciación se hace más borrosa en los mercados digitales, al igual que ocurría en las ágoras. Quien quiera puede vender un producto o un servicio, según la plataforma que utilice.

Esta es una de las grandes ventajas de los mercados digitales: ofrecen un altavoz a creadores independientes y a pequeños productores que gracias a él pueden mostrar su producto al mundo. Etsy, por ejemplo, ha permitido a muchos artistas distribuir sus obras como un primer paso para establecerse.

De la misma manera que en las plazas helénicas había días específicos para vender uno u otro producto, existen marketplaces para casi todo lo imaginable. Desde generalistas como Amazon o Ebay, hasta exclusivos para reservas deportivas como Playtomic, servicios para mascotas, viajes o cualquier cosa que nos venga a la cabeza. Y esta es una de las últimas evoluciones del concepto de los mercados en línea. Al igual que se consume de manera más experiencial, estos cada vez más están pasando de ofrecer un producto a un servicio.

lustración de la antigua Ágora de Atenas, localizada en el noroeste de la Acrópolis. El Ágora era un lugar de encuentro cuyo nombre significaba literalmente "lugar de reunión o asamblea"
lustración de la antigua Ágora de Atenas, localizada en el noroeste de la Acrópolis. El Ágora era un lugar de encuentro cuyo nombre significaba literalmente "lugar de reunión o asamblea"GETTY IMAGES

Este cambio viene con un reto interesante. Conseguir ofrecer una experiencia igual o superior al de un establecimiento físico. Una cuestión que cobra aún más importancia cuando se trata de un servicio. Cualquier ecommerce en el que pensemos tiene ese añadido que mejora la experiencia del usuario y que muchas veces se convierte en el factor diferencial. Puede que el precio tenga peso en esto, por supuesto. Pero no es la única razón.

El esfuerzo que la empresa no utiliza en tener un local físico puede y debe reubicarse en mejorar la experiencia del cliente. Volviendo al mercado griego, en él no se trataba solamente de ofrecer el mejor vino o las mejores telas, sino de conseguir el producto que se adaptara de la mejor manera a las necesidades del cliente y de adelantarse a sus deseos.

En este punto, los marketplaces cuentan con una gran herramienta: la comunicación directa con su usuario. Todos hemos vivido esta escena: 20:30, estás llegando a casa y no sabes qué preparar de cena. En ese momento recibes un mensaje de Just Eat, por ejemplo, mostrándote las ofertas de tus restaurantes favoritos. Ya está. La cena está servida.

Como decíamos al principio, los marketplaces están de moda. Son una buena alternativa para muchas empresas, sin importar su tamaño. Las más grandes crearán y gestionarán el suyo propio, mientras que las pymes entrarán a formar parte de uno ya existente bien generalista o sectorial. Las más avanzadas son las tiendas online: las últimas cifras hablan de un 44% de ellas que ya operan en un marketplace en España. Hay que recordar que los marketplace tienen éxito ya que solo suelen cobrar por transacciones por lo que no supone un riesgo para ninguno de los agentes.

Los usuarios cada vez se mueven más. No se reducen a visitar las mismas tiendas, restaurantes o espacios toda la vida. Ahora quieren encontrar aquello que buscan en cada momento. Poder ubicar en el espacio inabarcable que es internet el producto que necesitan. Y los marketplaces son la herramienta perfecta para que lo logren.

Pedro Clavería es CEO de Playtonic

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