Cuando los algoritmos se enfrentan: pelea a muerte entre dos inteligencias artificiales
Las máquinas cooperan entre ellas para obtener mejores resultados si entienden que pueden salir beneficiadas, pero, si el entorno es más hostil, batallan para batir a su oponente virtual
A un lado del cuadrilátero, con 120 kg de metal y medio metro de alto, se encuentra la primera máquina, dispuesta a batir a su oponente, otro robot de peso y medidas similares situado en la otra esquina del ring. Pero este combate presenta una diferencia fundamental con respecto a los combates de boxeo convencionales: el duelo no será físico, sino mental. A ver cuál de los dos es más listo.
No estamos hablando de las peleas de robots que se han explotado en la ficción y han llegado a superar esta barrera. Más bien nos referimos a un escenario en el que HAL 9000 no hubiera tenido bastante con enfrentarse a los humanos y se las hubiera visto con otra máquina. Una lucha similar a la que presentaron las inteligencias artificiales Ultrón y J.A.R.V.I.S en la segunda entrega de la saga de Los Vengadores.
El videojuego Eve Online, desarrollado por la compañía islandesa Crowd Control Productions hace más de 15 años, nos brindó recientemente un ejemplo de cómo los algoritmos pueden enfrentarse entre ellos aunque su diseño no obedezca en ningún caso a este planteamiento. En este título, los jugadores se lanzan a la conquista del espacio combatiendo a sus rivales, tanto humanos como virtuales. Hace aproximadamente un año, los creadores del juego lanzaron una actualización para que las facciones controladas por la máquina fueran más inteligentes. Suficiente para empezar una guerra inesperada.
El grupo de los piratas se alió con una flota estelar para atacar al de los mineros, a conquistar sus territorios y robar sus recursos. Cuando todo parecía perdido, aparecieron los vagabundos para evitar la desaparición de los mineros. La historia de estos enfrentamientos fue descubierta algún tiempo después, ya que todas las facciones involucradas estaban controladas por el ordenador y ninguna había recibido instrucciones humanas para actuar de esta manera. ¿Qué impulsó a la inteligencia artificial a iniciar una batalla contra el sistema?
Es posible que parte de la respuesta a esta pregunta se encuentre en un experimento que realizó en 2017 DeepMind, una filial de Google centrada en inteligencia artificial. La compañía propuso una serie de dilemas morales al ordenador para analizar su reacción. En primer lugar, entrenó a dos algoritmos para que compitiesen por conseguir el mayor número de manzanas en un videojuego. Las máquinas podían lanzar unos rayos para paralizar momentáneamente a su oponente o limitarse a recoger la fruta.
Si las manzanas eran abundantes, los algoritmos optaban por esta opción, pero, a medida que el juego avanzaba, empezaban a dispararse para ganar la partida. Cuando los investigadores probaron a introducir una máquina más inteligente, comprobaron que esta adquiría una estrategia más agresiva y se inclinaba a atacar a su oponente desde el principio.
Algoritmos con pasión por la fotografía
Las aplicaciones de la inteligencia artificial trascienden al texto y se adentran de lleno en la parte gráfica. El Huawei Mate 20 Pro es un buen ejemplo de ello. Con la introducción de esta tecnología en el terminal, es posible realizar mejores fotos. Los algoritmos están entrenados para resaltar ciertos elementos a través del contraste de imágenes y optimizarlos uno a uno.
La multinacional también utiliza inteligencia artificial para reconocer hasta 4.500 imágenes por minuto, lo que permite detectar todo tipo de objetos cada vez que el usuario toma una foto. Además, permite traducir textos con solo apuntarlos con la cámara del móvil.
Por otro lado, plantearon un segundo reto en el que los jugadores virtuales eran lobos que debían cazar a sus presas y esquivar ciertos obstáculos. Pero esta vez, tenían un incentivo diferente: obtenían más puntos cuanto más cerca estuvieran entre sí en el momento de la captura. En este caso, los algoritmos no dudaron: decidieron trabajar en equipo para obtener un mayor beneficio.
¿Qué sucede en entornos en los que la balanza entre cooperación y disputa se encuentra más equilibrada? En este sentido, resulta especialmente interesante el caso de Wikipedia. En 2017, la revista científica Plos One publicó los resultados de un estudio para el que había analizado las ediciones realizadas por bots en la enciclopedia colaborativa en la primera década del siglo. Wikipedia se sirve de ellos para realizar correcciones ortográficas, permitiendo a los editores humanos tomar decisiones más trascendentes. Según el estudio, cada bot modificó una edición previamente realizada por otra máquina 105 veces de media en diez años. El promedio de reediciones humanas en este tiempo apenas era de tres veces.
Por supuesto, aunque en muchos casos no seamos capaces de entender por qué una inteligencia artificial decide plantar cara a otra, parte de la responsabilidad recae en quien la ha creado. El estudio descubrió diferencias culturales entre los algoritmos de diferentes idiomas. Los bots de la Wikipedia portuguesa tenían una mayor tendencia a rivalizar, mientras los de la alemana, solían argumentar antes de hacer una modificación.
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