Las plataformas de series a la carta dan una nueva vida a los subtítulos
El creciente consumo de contenidos audiovisuales en 'streaming' ha popularizado la versión original. Las distribuidoras invierten en tecnología puntera para hacerla accesible
Ramón Langa, Luis Posada y Jordi Brau. Probablemente, a la mayoría de lectores no les digan demasiado estos nombres, pero, si les escuchan hablar, reconocerían sus voces antes que las de personalidades como Bruce Willis, Leonardo DiCaprio y Tom Hanks, los actores a los que doblan en español. ¿Realmente somos tan reacios a apostar por los subtítulos?
“En la cultura de España, desde hace muchos años, el peso específico que ha tenido la versión original ha sido muy bajo, a diferencia de otros mercados donde operamos como Portugal, donde es fundamental”, afirma Manuel Balsera, vicepresidente de ventas de AMC Networks en el sur de Europa. “Esto tiene su reflejo en el nivel lingüístico, concretamente el inglés de la población”.
“Probablemente se trate por un lado de costumbre, ya que muchos hemos crecido viendo películas dobladas y la aparición de versiones originales subtituladas es algo relativamente reciente”, defiende Juan Yborra, vocal de la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual Española. “Por otro lado, al ver la versión doblada, el esfuerzo intelectual es menor, ya que es posible concentrarse solo en la imagen”.
No existen estadísticas recientes sobre la preferencia de doblaje o versión original. Para este reportaje nos hemos puesto en contacto con diversas distribuidoras de contenido digital y ninguna nos ha ofrecido suficiente información sobre el porcentaje que representan en el consumo entre los espectadores españoles (Filmin compartió datos de dos películas y dos series de su plataforma, pero es arriesgado sacar conclusiones generales a partir de una muestra tan concreta). La cifra más precisa la aportaba un Eurobarómetro de 2012, que indicaba que solo el 24% de los españoles eligieron la versión original frente al 96% de finlandeses y suecos o el 93% de daneses y holandeses. Pero, si bien en los últimos años esta distancia puede haberse acortado, seguimos lejos de los números de muchos de nuestros vecinos.
- Innovación para romper barreras
Los nuevos hábitos de consumo no discriminan a la gran pantalla, pero abren un terreno fecundo para formatos de pantalla más reducidos. De la televisión pasamos al ordenador, la tablet y el smartphone. Y no hay por qué quedarse aquí: el traductor Javier Rebollo ha diseñado un sistema para visionar contenido audiovisual con subtítulos en un dispositivo como el smartwatch.
Además, debemos entender que el subtitulado no es una opción reservada para los espectadores más puristas: también se presenta como la principal solución de accesibilidad en el mercado de los contenidos audiovisuales. Ángel García es el director del grupo de investigación Softlab, un equipo de la Universidad Carlos III de Madrid que lleva 10 años desarrollando software con esta finalidad. Los miembros de Softlab han participado en soluciones de accesibilidad para los premios Goya o las galas del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y son los responsables del primer sistema de subtitulado y audiodescripción en el teatro, de la tecnología Stage-Sync para hacer accesibles funciones sin intervención humana —el musical La familia Adams lo utiliza durante su gira— y de un sistema de envío de subtítulos de la TDT a las líneas braille pensado para personas sordociegas.
En HBO se trabaja desde los guiones para que se pueda disponer de subtítulos desde el momento en que se publica la serie”
Actualmente están trabajando en una plataforma de transcripción automática en tiempo real mediante técnicas de deep learning que paliaría las carencias de los sistemas actuales. “El retraso en el subtitulado automático es tan grande —puede llegar a ser de hasta 12 segundos— que es imposible comprender el mensaje”, lamenta García, quien reconoce que todavía queda mucho camino por recorrer. “Ahora, la tecnología no permite la traducción automática de calidad sin intervención humana, pero sí que es posible, si se tiene la traducción previa, realizar el sincronismo de forma automática”.
- ¿Se presta suficiente atención a los subtítulos?
“A las plataformas online les ocurre algo parecido que a los festivales de cine: deben traducir muchas películas en poco tiempo y, si bien lo hacen con profesionales intachables, es cierto que siempre podrían pulirse más”, sostiene Jaume Ripoll, cofundador y director editorial de Filmin. Su compañía trabaja con tres empresas de subtitulación, contrata a profesionales independientes, colabora con universidades de traducción e interpretación y adquiere subtítulos ya realizados, por ejemplo, para festivales de cine.
Esta manera de operar es similar a la que emplea prácticamente toda la competencia. Tatiana Carral, responsable de relaciones públicas de HBO España, define su procedimiento, que presenta pocas diferencias. “Nuestros subtítulos se hacen en estudios profesionales, aunque a veces nos llegan contenidos ya subtitulados. Cuando se publica una nueva película o serie, se trabaja desde los guiones para que se pueda disponer de ellos desde el primer momento”. Corral confiesa que en su plataforma todos los contenidos que ofrecen están subtitulados, con excepción de las series infantiles. “Los más pequeños consumen contenido doblado o en versión original sin subtítulos, en el caso de que los padres lo consideren oportuno”.
- Un repaso a la profesión
Con el ingente volumen de contenido audiovisual que invade la cartelera de estas plataformas, no hay duda de que al traductor no le falta trabajo. Pero no todo el monte es orégano: todavía no hemos hablado del sueldo. “Las tarifas deberían revisarse y equipararse a las de la mayoría de países de Europa, donde son bastante más altas”, lamenta Yborra.
Además, el incremento en el volumen de trabajo presenta otro problema cuando va asociado a plataformas digitales: la prisa por ser el primero en emitir una ficción lleva a que los tiempos hayan cambiado drásticamente. “Los plazos de entrega son cada vez más ajustados y hay que trabajar prácticamente a contrarreloj”, denuncia el traductor.
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