Tu móvil te puede salvar la vida en caso de terremoto
Una 'start up' californiana, en colaboración con el centro geológico nacional de EEUU, avisará a sus usuarios de un terremoto inminente, segundos antes de que su onda expansiva les alcance. Segundos que pueden salvar hasta mil vidas.
Apagar el fuego de la cocina; abrir la puerta del garaje. Bloquear los ascensores. Parar una operación quirúrgica. Ralentizar y frenar un tren antes de entrar en un túnel. Echarte al arcén en la autopista antes de subir a ese puente. Cerrar válvulas y maquinaria. Depositar un contenedor de mercancías de 20 toneladas en el suelo. Todo esto se puede hacer en menos de un minuto, el tiempo que puede transcurrir entre el momento exacto en que se produzca un movimiento tectónico, por ejemplo, en la parte sur de la falla de San Andrés (que atraviesa California de norte a sur), y el momento en que todo se mueva bajo tus pies, por ejemplo, en una oficina de Los Ángeles, a 100 kilómetros de distancia.
El Centro Geológico Nacional de EEUU (USGS) lleva años trabajando en un sistema de alerta temprana. Los sensores están en su sitio (al menos, 859 de los 1.675 que el centro proyecta tener eventualmente, estratégicamente situados en las zonas más pobladas). Pero el principal desafío es transmitir la información a millones de usuarios a tiempo. A tiempo quiere decir en el menor número de segundos desde que se percibe el temblor. Una horquilla de entre 90 y tres segundos dependiendo de lo cerca que esté uno del epicentro.
Lo reducido de su presupuesto hace que el USGS haya buscado socios estratégicos para el desarrollo de esa segunda parte fundamental del sistema de alerta temprana. Están experimentando con ondas de radio, con mensajes de texto (a través del mismo sistema que se usa para las alertas meteorológicas, pero con la intención deponer multiplicar la velocidad a la que estas alertas se reciben en el plazo de 7 años), y con aplicaciones de software como la de Early Warning Labs, la start up de Santa Monica creada en 2014. “El USGS es una institución investigación, no de servicios. Los sensores y la tecnología están listos, pero necesitaban socios como nosotros para cubrir el trayecto final: desde sus centrales de datos al usuario, de la manera más eficaz y barata posible”, explica Josh Bashioum, fundador de Early Warning Labs.
Historia
Este verano, el sistema Shake Alert se va a poner en funcionamiento en pruebas. En las zonas metropolitanas con más cobertura de sensores, como la de Los Ángeles y San Francisco, un número limitado de usuarios (que Bashioum calcula en los “varios cientos de miles”) podrán descargarse la app QuakeAlert y recibir alertas en caso de terremoto. “Desde el momento en que se produce el temblor hasta que recibimos el aviso en nuestra central, pasan unos tres segundos. Entonces nosotros procesamos los datos y los enviamos a los usuarios en un tiempo de entre uno y dos segundos. En conclusión, cinco segundos después de que se haya producido el terremoto la app te está avisando”, explica Bashioum. La información será personalizada, dependiendo de a qué distancia cada usuario particular esté del epicentro. “Solamente en caso de terremoto”, advierte Douglas Given, del USGS, que coordina todo el esfuerzo en el que también participan universidades y centros privados. “Los datos van a ser reales así que si no hay un temblor de intensidad 4,5 o superior, los usuarios no van a recibir nada”. Aun así, por curiosidad, el usuario de Quake Alert puede configurar la app para que le avise de todos los temblores, no sólo los más gordos (en California hay hasta 10.000 al año). En la columna de magnitud (en la escala Richter) aparecerán cifras como 3,1 o 2,18 y en la de intensidad not felt (no se percibe).
Early Warning Labs ha tardado tres años, con un justo equipo de 12 personas, en desarrollar la plataforma capaz de hacer todos estos cálculos en un tiempo tan corto. Bashioum no quiere revelar los datos de su inversión inicial. El usuario particular podrá descargarse la aplicación gratis. Es en el desarrollo de soluciones comerciales para instituciones y empresas donde Early Wartning Labs empezará a recuperar su inversión. El potencial es enorme. Desde hospitales y universidades a distritos escolares o edificios de oficinas. “La idea es ofrecer un servicio que ponga en marcha un protocolo determinado. No sólo una alerta, sino la automatización de medidas como el cierre de los ascensores, la apertura de las puertas de garajes, en general poner edificios en “modo seguro” de manera automática”, explica Bashioum. En cuanto al número de usuarios que eventualmente podrán descargarse la app, pasado el periodo de pruebas, Bashioum asegura que la plataforma puede albergar a “millones. La única limitación es la capacidad de los operadores de móvil”, precisa.
“Las ondas sísmicas se dividen en P, más cortas y rápidas, que viajan a seis kilómetros por segundo; y las S, más largas y lentas, a cuatro”, explica Given. Lo suficientemente rápido como para que parezca imposible avisar a tiempo, pero lo es, especialmente en áreas que están a más 50 kilómetros. El movimiento se detecta en los sensores en dos segundos. A la velocidad de la luz, los sensores envían los datos a las estaciones computerizadas. Si de ahí al usuario la información puede tardar menos de dos segundos más, la alerta es útil para millones de personas en un radio de 200 kilómetros. ¿Por qué interesa tanto que se desarrolle este sistema de alertas que, insiste este geólogo, no es una predicción? “Los gastos que un terremoto grave (lo que llaman el big one, de 9 puntos o más en la escala Richter) pueden ascender a 74.000 millones de dólares.
Todavía más importante, las alertas reducirían el coste humano en heridos y muertos. Un ejemplo: “El sistema de trenes rápidos del área de la Bahía de San Francisco, BART, ya tiene instalado un sistema de aviso que ralentiza los trenes automáticamente desde 2012. Si uno de estos trenes sufriera un descarrilamiento en hora punta por culpa de un terremoto, estaríamos ante el accidente masivo más grave de la historia de EE UU. Es algo que merece la pena prevenir”.
“Un estudio de la Universidad de Berkeley estimaba en 2000 las muertes y 5000 los heridos en Los Ángeles durante el próximo gran terremoto. Con el sistema de alerta calculan que se pueden prevenir la mitad”, asegura Bashioum. “Queremos que este sistema esté en funcionamiento lo antes posible, para poder mitigar el impacto del próximo terremoto importante en la zona”, insiste el geólogo Given.
Y no es por ser agorero, pero los expertos en California avisan desde hace años: no es cuestión de “si” habrá un gran terremoto, sino de “cuándo” será. La temible falla de San Andrés, que atraviesa el estado de norte a sur, lleva acumulando tensión desde hace décadas. La última vez que se movió, fue en su tramo norte a principios del siglo pasado. Mejor estar preparados.
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