Beek, el mayor club de lectura en español, quiere competir con Amazon
La mexicana Pamela Valdés lidera una de las startups de mayor crecimiento
Pensar en grande y sin fronteras. Esos rasgos definen a Pamela Valdés Esteva (Ciudad de México, 1994), una emprendedora que ha conseguido dos de los logros más deseados en el mundo startup: estar becada por Peter Thiel, tan mítico como polémico; y pasar por Y Combinator, la incubadora de Silicon Valley que más éxitos suma.
Su abuelo no se lo perdona. Luis Esteva Maraboto es uno de los ingenieros civiles más reconocidos en México. Sus estudios sirven como referencia en construcción; es máster por el MIT de Boston y una eminencia en riesgo sísmico. Le cuesta asumir que su nieta no tenga interés alguno por terminar los estudios. Tras cuatro semestres en el ITAM de la Ciudad de México, se fue de intercambio a Austin y comenzó la aventura empresarial que ahora le roba todo su tiempo.
Valdés no es mala estudiante. Al contrario. Su afición a la lectura tiene gran parte de culpa. “Devoro a García Márquez, Ildefonso Falcones, Isabel Allende…”, dice la fundadora de una página de Facebook que con más de 400.000 seguidores es ya una comunidad. “Mi plan era hacer algo así como un Netflix de los libros”, explica acerca del germen de Beek. Lo que empezó como un club de lectura no pretendía ser un negocio. Pero un día, a su llegada a Austin, entró en una clase sobre cómo ser emprendedora y necesitaba un proyecto ya comenzado. Pensó que ese serviría y en poco tiempo pasó de 10.000 suscriptores a más de 200.000. En el último año ha doblado la cantidad.
En 2014 contrató a un freelance y comenzó a convertirlo también en una web donde compartir comentarios de lectura. “Creé un logo y fui haciendo crecer los beekers, como llamamos a los lectores. Me di cuenta de que podíamos comentar la acción de una manera diferente”, relata. Fue así como consiguió conectar con los millennials latinos. Un nicho de mercado deseado pero difícil de captar para el mundo tradicional.
En Beek transforman pasajes en cadenas de emojis, hacen adivinanzas y comparan personajes a través del móvil y las redes sociales. Con este proyecto entró en Longhorn Startup Lab y salió disparada, pensando que Goodreads, propiedad de Amazon, no era lo suyo. “Está muy bien, pero no presta atención al español.
Allí conoció a Max Holzhen (Guatemala, 1995), un programador autodidacta quien asistió al mismo hackathon que ella en Capital Factory, un espacio de emprendedores en Austin. “¿Eres la de Beek?", fue su primera pregunta. Rápidamente entablaron conversación en castellano. Resultó que era un beeker. Comenzamos a trabajar juntos y le convencí para venir a trabajar en el proyecto a México, cuando terminase el semestre”, relata. Así es como dio con su cofundador.
Estuvieron de cafetería en cafetería hablando con los lectores para ver qué echaban en falta, qué mejorarían, cómo imaginaban un Beek mejor… Intentaron entrar en Y Combinator. Los recharazon. Así cuatro veces. “Quería ser la primera mexicana en entrar”, explica, “íbamos de rechazo en rechazo y ya casi sin dinero”. Pero su insistencia tuvo premio: la misma organización que no la admitía en el programa principal vio algo especial en su visión y le entregó 20.000 dólares para seguir avanzando. “Fue un salvavidas”, reconoce con alivio.
No se quedó quieta y escribió a Peter Thiel para entrar en su programa de becas. “Dos años antes me había rechazado, pero esta vez fue distinto”, explica. Thiel le llamó para ir a su Summit, un congreso con los jóvenes a los que el fundador de Paypal y consejero de Facebook ve con potencial. La beca consistía en 100.000 dólares repartidos en dos años a cambio de abandonar la universidad. “Nos cambió la perspectiva por completo. Mentalmente y en crecimiento. Pudimos contratar al primer empleado”, cuenta a gran velocidad. Vadés habla casi tan rápido como le surgen las ideas.
Todavía no lo sabía pero esa fue la gran prueba que le abrió la puertas de Y Combinator, donde estuvo el invierno de 2017. Una vez dentro comenzaron a perfilar un negocio a partir de una tendencia social. A la vez que hacía emoji-entrevistas como contenido diferencial, desarrollaron una aplicación móvil y, gracias a uno de sus mentores, dieron con la clave para crecer: las reviews. Kevin Hale, uno de los miembros de la incubadora, les hizo ver que parte del secreto de Amazon son las críticas de los clientes, y lo potenciaron. “Durante tres meses probamos a convertirnos en un ecommerce y funcionó. Lo hicimos con nuestro propio sabor, a nuestra manera, aceptando pagos en efectivo en las tiendas Oxxo”, explica la emprendedora. En México esta cadena de tiendas es una de las formas más populares de gestión del comercio electrónico. Comprobaron que el modelo de negocio era el correcto y que, en caso de necesidad, podían comenzar a activar la maquinaría de ventas. Pasaron a enviar desde Amazon, las librerías Ghandi o El Sótano, bien conocidas en su país.
“Cuando terminaban un libro, la review era el primer paso para activar compras. Nosotros queremos hacer el próximo Amazon de América latina”, proclama con una seguridad visionaria. Valdés siente por el gigante de Seattle una sincera admiración: “Bezos es el mejor CEO del mundo. Tiene una obsesión por el cliente increíble y una capacidad de decisión muy rápida”.
Tras su paso por la incubadora se ha centrado en conseguir más beekers: “Queremos ser líderes en España y América Latina. Ir más allá de los libros para llevar nuestro modelo de opiniones a series, películas, videojuegos y productos de gran interacción”. La reina de los emojis sigue alucinando con con los usuarios que se hacen selfis con libros y los comparten con ellos.
En su sede de Ciudad de México ya rozan los 10 empleados y no paran de incentivar eventos. Está especialmente agradecida a un colectivo, los booktubers: “Sin ellos no seríamos lo que somos. Gente como Fa Orozco, Sofía Macías o Benito Taibo son la demostración de que en español se puede crecer, de que el mercado en nuestro idioma no está saturado”.
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