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¡Robot, ponme una caña!

Una empresa sevillana crea un autómata que sirve las cervezas directamente al cliente. El establecimiento que lo está usando dice que es perfecto para minimizar los contactos

Un cliente pide una caña al camarero robotizado de Macco, en La Gitana Loca, en Sevilla.Vídeo: PACO PUENTES
Margot Molina

El gitano loco, como han bautizado al brazo robótico que sirve cañas desde el pasado lunes en un céntrico local de Sevilla, ha causado sensación. A pesar de la lluvia, que cae intermitente desde el lunes en la capital andaluza, el autómata no ha parado de recibir visitas y ser protagonista de vídeos y fotografías. El robot se ha convertido en aséptico camarero en tiempos de coronavirus. Creado por la empresa sevillana Macco, tira una caña y la ofrece al cliente en vaso de plástico, evitando así cualquier contacto con otra persona.

El modelo Food Cart, nombre de este carrito con barriles de cerveza, un grifo y el brazo mecánico que coge el vaso, lo coloca con su debida inclinación en el tirador y lo entrega en una pequeña plataforma, se había presentado ya en ferias dedicadas a la hostelería y se había usado varias veces en grandes reuniones al aire libre; pero es la primera vez que se instala en un establecimiento.

“Lo vimos en una feria hace unos meses y nos interesó porque aquí tenemos días en los que la demanda crece muchísimo, especialmente los fines de semana y durante la Semana Santa. En esos días, en hora punta, puede haber hasta 12 camareros trabajando y aun así los clientes tienen que hacer cola para ser atendidos”, ha explicado este miércoles Ana Cabeza, fundadora junto a su marido Alberto Martínez, de la cadena de establecimientos La Gitana Loca. El local situado en la Cuesta del Rosario, muy cerca del Ayuntamiento, ha sido el primero en fichar a este incansable camarero, aunque de momento no tiene mucha tarea. En la fase 1 del estado de alarma, en la que media España entró el pasado lunes, los establecimientos solo pueden ofrecer a sus clientes la mitad de las mesas que tengan autorizadas en la terraza. En este caso, tres.

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“Teníamos pensado usarlo como un complemento para esos momentos de tanta demanda, nunca para sustituir a los camareros, pero ha coincidido con la crisis sanitaria y, precisamente ahora, cuando se trata de evitar el contacto con otras personas, es el método perfecto”, ha añadido Cabeza quien, junto a su esposo, ha creado la franquicia que cuenta con 10 locales en Sevilla, uno en Córdoba y otro en Madrid.

El economista húngaro Zolean Csefalvay, que trabaja en Sevilla en el Centro Común de Investigación de la Unión Europea, es uno de los que se ha pasado este miércoles por La Gitana Loca para ver trabajar al autómata. “Este es el futuro, precisamente en estos tiempos en los que necesitamos facilitar el distanciamiento. Yo también trabajo con robotización, aunque en otro campo, y tenía curiosidad”, ha apuntado el economista cerveza en mano.

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De momento, los clientes tienen que pagar en la barra y la camarera acciona el brazo por control remoto; pero el Food Cart cuenta con una pantalla táctil que lo hace completamente autónomo y que no se ha puesto en servicio aún para El gitano loco, como lo han bautizado en el local. “La pantalla tiene un lector que escanea el DNI para asegurarse de que el cliente es mayor de edad y puede consumir alcohol, después la persona teclea el número de cañas que quiere y paga con la tarjeta”, ha explicado Rubén León, sevillano de 24 años y uno de los ingenieros robóticos que trabaja en Macco. León está en el local atendiendo a las preguntas de los clientes y también de muchos hosteleros que se han acercado para conocer a tan singular camarero.

“Esta semana está siendo impresionante. En dos días hemos recibido un centenar de peticiones del brazo robótico de locales de toda España y también algunos para Italia y varios países de Latinoamérica”, ha comentado Manuel Andrade, responsable de marqueting de la empresa sevillana que nació en 2013 y tiene su sede en La Cartuja.

“Estamos fabricando bajo orden y personalizamos el robot según las necesidades del cliente; aunque también los hemos alquilado en alguna ocasión”, explica Andrade, uno de los 20 profesionales que trabaja en Macco y cuya media de edad es de 25 años.

La empresa, creada por el ingeniero sevillano Víctor Martín, debe su nombre a Macco, el primer robot camarero que diseñó y presentó en la feria FiturTech en 2014. “Trabajamos creando robots para hostelería y actualmente tenemos tres modelos. Además del Food Cart, está Kime, un torso humanoide con dos brazos que puede hacer muchas funciones, servir todo tipo de bebidas en distintos recipientes y que, en un futuro próximo, podrá manipular también alimentos. Y también un robot autónomo que se desplaza en espacios interiores y desinfecta todo tipo de superficies pulverizando hipocloroso”, añade Andrade. Autómatas que seguramente tendrán mucho futuro en la "nueva normalidad".

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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