Los testigos desvinculan a Forcadell del núcleo de poder del ‘procés’
La expresidenta del Parlament no escribía sus mensajes en Twitter ni pretendía dedicarse a la política tras abandonar la ANC
Los abogados tratan de salvar a sus clientes. Con más o menos acierto, el fin que guía toda su actuación —incluida la petición de testigos de descargo— es alejarles de la cárcel. En el caso de Carme Forcadell, ese cuidado roza la sobreprotección. No se trata solo de demostrar que la expresidenta del Parlament no ha delinquido, sino de alejarla del núcleo de poder independentista durante el procés. La defensa intenta meter a Forcadell en una burbuja, ajena a los avatares del otoño de 2017.
En esa estrategia de encapsulamiento de Forcadell se enmarcan los últimos testigos propuestos por su abogada, que este miércoles han declarado ante el Tribunal Supremo. Como presidenta de la Cámara, Forcadell ni siquiera escribía sus propios tuits. Lo hacía en su nombre Jordi Martínez, su asesor y encargado de redes sociales. El fiscal Jaime Moreno ha preguntado por un mensaje difundido supuestamente por la exdirigente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) el 20-S, en el que llamó a “defender las instituciones” frente a los registros judiciales en el Departamento de Economía. Escudo de la presidenta, Martínez ha dicho que fue él, que el mensaje no tenía nada de malo y que no lo envió a las nueve de la mañana —como consta “por error” en los atestados— sino a las seis de la tarde.
Martínez ha venido a decir que Forcadell pasó de puntillas por la conflictiva jornada del 20-S. Apenas estuvo “una hora” frente a Economía, y solo “15 minutos” en el interior del edificio junto al exvicepresidente Oriol Junqueras. “En ningún momento”, ha dicho el asesor, se dirigió a las miles de personas concentradas para protestar por la Operación Anubis. La estrategia de la defensa es clara: demostrar que Forcadell mantuvo un cierto perfil institucional y que no fue responsable —a diferencia de su etapa en la ANC— de las movilizaciones ciudadanas.
El segundo testigo de la jornada también ha intentado desvincular a Forcadell de la hoja de ruta independentista antes incluso del convulso otoño del referéndum. Ricard Gené formó parte del secretariado de la ANC desde su fundación, en 2012. Ha explicado que Forcadell era la presidenta, pero que era un cargo “representativo” y ella era “una más”. “No es una presidencia ejecutiva. Su voto tenía el mismo valor que el mío”, ha dicho. El testigo ha defendido que la ANC era “independiente” de los partidos políticos y ha añadido que Forcadell ni siquiera “participó en la redacción” de la hoja de ruta independentista elaborada por la entidad. Cuando dejó el cargo, en 2015, no lo hizo para saltar a la arena política. “Me dijo que quería regresar a su trabajo y descansar”.
Otros testigos —como los antecesores de Forcadell al frente del Parlament— ya habían intentado alejarla del centro del procés. Todos ellos dijeron que Forcadell no tenía más remedio que tramitar las propuestas de ley (referéndum, desconexión) pese al veto del Tribunal Constitucional. El objetivo final de su abogada es dinamitar la tesis de la Fiscalía, que apunta a que el procés se asienta sobre tres patas: la gubernamental, la ciudadana (ANC, Òmnium) y la parlamentaria.
Los testigos de la exconsejera de Trabajo (Dolors Bassa) y del exconsejero de Justicia (Carles Mundó) también han tratado de apartarles del 1-O y, sobre todo, de la disposición de fondos públicos para el referéndum. Bassa y Mundó están en libertad provisional y únicamente están acusados de malversación de fondos públicos, delito por el que afrontan una petición de siete años de cárcel.
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