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Rabat y Madrid blindan sus relaciones frente al incremento de las llegadas irregulares

España defiende en Bruselas elevar las ayudas a Marruecos para el control fronterizo

Francisco Peregil
Migrantes a bordo del 'Sea Watch 3', este domingo frente a las costas de Siracusa (Sicilia).
Migrantes a bordo del 'Sea Watch 3', este domingo frente a las costas de Siracusa (Sicilia). GUGLIELMO MANGIAPANE (REUTERS)

España quiere ser la “voz de Marruecos en Europa”, tal como han repetido varios ministros del Ejecutivo de Pedro Sánchez en los últimos meses. Y están ejerciendo con tanta convicción ese nuevo papel que las autoridades de Marruecos ya no necesitan llamar a ninguna puerta de Bruselas para reclamar las ayudas destinadas a combatir la inmigración ilegal. Ya lo hace España por ellas.

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La secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, lamentaba el pasado 18 de diciembre en este diario el hecho de que la “burocracia exacerbada” de Bruselas había retrasado la ayuda de 140 millones de euros prometida por la Unión Europea a Marruecos para que colaborase con el control de flujos migratorios. Rumí aseguraba que Rabat solo había recibido hasta ahora 30 millones. Por su parte, el comisario de Política de Vecindad Europea y Ampliación, Johannes Hahn, aclaraba la pasada semana que estas ayudas se habían puesto en marcha en un tiempo récord. Marruecos, mientras tanto, mantiene silencio sobre el montante recibido y deja que España siga siendo su voz.

Las relaciones entre España y Marruecos no han hecho más que estrecharse desde que concluyera el mandato del presidente José María Aznar (1996-2004) hace 15 años. En ese periodo, y especialmente en el último año, ha habido numerosos saltos a las vallas de Ceuta y Melilla y se ha registrado una cifra récord de emigrantes sin papeles llegados a las costas españolas en patera procedentes de Marruecos. Pese a ello, nunca se ha escuchado una sola queja en público por parte de las autoridades españolas. Esas relaciones alcanzarán su punto culminante los próximos 13 y 14 de febrero con el viaje de Estado que los Reyes de España emprenderán a Marruecos. Ambos Gobiernos trabajan a marchas forzadas para firmar acuerdos y estrechar alianzas durante esos dos días.

Visita de Ábalos

Ningún salto masivo de la valla en Ceuta o Melilla, ninguna afluencia masiva de emigrantes ilegales hacia las costas andaluzas enfriarán las relaciones con Marruecos. El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, acudió esta semana a Rabat para entrevistarse con varias autoridades del Gobierno marroquí. Cuando se le preguntó por la cuestión de la “burocracia europea”, respondió: “No sigo con detalle esa cuestión. Solo creo que es muy importante el esfuerzo que hace la Unión Europea y es muy importante el papel que tiene Marruecos en la emigración. Por tanto, lo que cabe es celebrar estos acuerdos y desarrollarlos al máximo”.

Al ministro se le preguntó también por otro tema espinoso relacionado con la frontera entre Marruecos y Melilla. El pasado 2 de agosto Rabat cerró de forma unilateral el puesto aduanero de Beni Enzar, fronterizo con la ciudad española. La patronal de Melilla ha criticado el silencio de Moncloa respecto a esa decisión. Al ser preguntado sobre ese asunto, Ábalos se limitó a decir: “Hay un grupo de trabajo y está trabajando en ello”.

Sin embargo, fuentes cercanas a las negociaciones aseguran que ese grupo jamás se ha reunido. En cualquier caso, la aduana sigue cerrada.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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