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Interior investiga a dos funcionarios de prisiones por dar una paliza a un recluso

Instituciones Penitenciarias remite a un juzgado de Betanzos las imágenes grabadas por las cámaras de la cárcel de Teixeiro del suceso

Imagen de archivo de la cárcel de Teixeiro (A Coruña).
Imagen de archivo de la cárcel de Teixeiro (A Coruña).OSCAR CORRAL (EL PAÍS)

El Ministerio del Interior ha remitido a un juzgado de Betanzos (A Coruña) las conclusiones de una investigación abierta el pasado octubre a dos funcionarios de la cárcel de Teixeiro por la utilización “desmedida” de la violencia con un preso. La documentación enviada incluye un vídeo grabado por las cámaras de la prisión en el que se observa a los dos trabajadores golpear con una porra al recluso en las piernas y el cuello sin motivo aparente. Instituciones Penitenciarias confirma a EL PAÍS la existencia de la investigación interna.

El suceso se produjo sobre las 10.45 del pasado 10 de octubre en la primera planta del módulo 13 de la prisión coruñesa cuando solo quedaba en su celda H. B. B., un preso condenado por robos con fuerza, usurpación y hurtos, entre otros delitos, y al que la dirección del centro tiene clasificado en primer grado penitenciario —el más duro— por su mal comportamiento. Según detallan fuentes penitenciarias, a esa hora cinco funcionarios acudieron al módulo para practicar el cacheo del recluso y el registro de la celda que se realiza diariamente a este tipo de presos antes de que salgan al patio.

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En las imágenes ahora enviadas por Instituciones Penitenciarias a la titular del Juzgado de Instrucción 4 de Betanzos, Emma Mourenza, se observa como el recluso sale de su celda y se deja cachear sin ofrecer resistencia. Incluso, cómo deja en el suelo un objeto que lleva en la mano y entrega el abrigo que porta para, a continuación descalzarse, quitarse los calcetines y mostrar las plantas de los pies a instancias de los funcionarios de prisiones, que en todo momento lo rodean. Una vez terminado el cacheo, el recluso se traslada a la pared del módulo situada justo enfrente de su celda para, como señala el protocolo de seguridad, que pueda observar el registro de la misma.

En ese momento comienza el incidente. Las fuentes consultadas aseguran que en ese instante el recluso está rodeado por cuatro funcionarios y que el que se sitúa frente a él coloca la defensa de goma que porta en el pecho del preso. Comienza así a dar a H. B. reiterados golpes en el pecho, mientras otro, que se ha situado en el costado derecho del interno, hace movimientos que parecen indicar que también lo golpea. Instantes después, el primer funcionario golpea al recluso con fuerza dos veces en las piernas con la defensa de goma a la altura de las rodillas. Según se justificó después ante sus superiores, lo hizo para que el interno se arrodillase ya que aseguraba que le había visto hacer un movimiento “raro” y que portaba un objeto en la mano.

Inexactitudes en los partes del incidente

Los partes redactados por los funcionarios implicados en el suceso recogen que el recluso dejó inconsciente a uno de ellos de un puñetazo, y que sus compañeros decidieron “retroceder” y evacuarlo cuando aún estaba sin conocimiento. En las imágenes, se observa el golpe y como el trabajador cae al suelo. Sin embargo, se ve cómo los cinco funcionarios abandonan por su propio pie el módulo, destacan las fuentes consultadas.

Las lesiones que H. B. provocó a dos funcionarios —uno sufrió fractura de la mandíbula— fue esgrimido al día siguiente por los sindicatos para denunciar "la lamentable situación laboral y de riesgo personal" en la que trabajan. La dirección del centro envió entonces al juzgado de guardia el parte de las lesiones de los funcionarios y la magistrada abrió unas diligencias en las que, hasta ahora, sólo se investigaba al recluso.

Golpe en el cuello

En los segundos siguientes, el recluso intenta protegerse y, al girarse, es de nuevo golpeado violentamente por el mismo funcionario con la defensa, en este caso en el cuello. A continuación, H. B. consigue zafarse del cerco al que le someten los funcionarios y se refugia en el fondo del módulo. Una vez allí, repele los intentos de los funcionarios de acercarse para reducirle y de un puñetazo derriba a uno de ellos. Tras unos minutos en el que se cruzan golpes y patadas, los cinco funcionarios abandonan el módulo para avisar de los sucedido y dejan al preso solo. Las fuentes consultadas añaden que durante el resto de la grabación se observa al preso caminar arriba y abajo hasta que, pasados unos minutos, abandona sin incidentes el lugar tras dialogar con un jefe de servicio de la prisión.

Aquel día, los funcionarios elevaron a la dirección del centro, al menos, cuatro partes sobre H. B. En el primero, recogieron su versión de lo ocurrido durante el cacheo. En él se aseguraba que el preso había mostrado una “actitud hostil” y que le golpearon después de que, al negarse a mostrar el objeto que llevaba en la mano, utilizaron “la fuerza física mínima imprescindible”. En el segundo parte, de las 12.05, los funcionarios afirman que el recluso, una vez de vuelta a su celda, había presumido de haber “pegado puñetazos a tres guardias” y de que iba a denunciar que le habían agredido “para que los expedienten”. En el siguiente, cuarenta minutos más tarde, reseñaron que el preso había roto varios enseres de su celda.

En el último, de las 13.40, los funcionarios dejaron constancia de que durante el reparto de comida amenazó al funcionario que lo realizaba con matarle. Fuentes sindicales, aseguran que H. B. es un preso conflictivo que acumula numerosos partes en los últimos meses en los que se le acusa de ser “un ejemplo realmente nocivo” para otros internos y de crear “conflictos” de manera reiterada.

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