Cruce de insultos en la comparecencia de Cascos ante la comisión sobre la financiación ilegal del PP
El secretario general popular durante diez años niega que hubiera sobresueldos en su antiguo partido
La comparecencia de Francisco Álvarez Cascos este martes en la comisión que investiga la financiación ilegal del PP en el Congreso tuvo un tono bronco. Pero no precisamente por la intervención del que fue vicepresidente y ministro de José María Aznar, sino por el cruce de insultos y acusaciones de Gabriel Rufián (ERC) y la diputada popular Beatriz Escudero durante la comparecencia. El que fue durante 10 años secretario general del PP negó ante la comisión que su partido, durante el tiempo que él fue secretario general, se financiase de manera irregular pese a las sentencias judiciales que afirman lo contrario.
Francisco Álvarez Cascos, secretario general y número dos del PP entre 1989 y 1999, llegó a la sala Sagasta del Congreso de los Diputados para responder sobre por qué pudo desarrollarse durante gran parte de su mandato en el partido la trama Gürtel de financiación ilegal, como ha sentenciado la Audiencia Nacional. Cascos, ahora de 71 años, apareció arropado por el actual secretario general del PP, Teodoro García. Apenas aclaró nada que no haya repetido en sus citaciones judiciales y se mostró orgulloso de toda su trayectoria: "No tengo nada de qué avergonzarme ni reprocharme". Cascos negó la financiación opaca, cualquier irregularidad en las cuentas y también que en el PP se repartiesen sobresueldos sin declarar a Hacienda.
El debate transcurrió con cierta normalidad, tanto en las preguntas como en las respuestas de Cascos, hasta que le llegó el turno de intervención al diputado de ERC Gabriel Rufián. El portavoz independentista empezó, como suele, preguntando al compareciente si se avergonzaba de algo. Cascos intentó eludir el fango ensalzando sus logros y los del Gobierno de José María Aznar hablando de los kilómetros de AVE construidos o los empleos creados. Cascos aludió también a la situación crítica en Cataluña, que calificó de un “sistema de apartheid que segrega por cuestiones ideológicas”. Rufián se mofó de la expresión de Cascos, le planteó si se refería así a un lateral de un equipo de fútbol y le increpó su querencia por “la bandera del pollo”, en alusión al águila que ostentaba el escudo de España durante el franquismo.
La vicepresidenta de la Mesa, Beatriz Escudero, del PP, desde el mismo estrado, se quejó al presidente de ese órgano, Pedro Quevedo (Nueva Canarias), de que el diputado de ERC se refiriera así a la bandera de España. Rufián acusó a Escudero de ser “la palmera de Cascos” y la diputada popular estalló ante un gesto inapropiado del parlamentario separatista: “¡No me guiñes el ojo, imbécil!”. Escudero intentó en ese punto que el resto de las diputadas presentes la respaldaran y afirmó que las feministas sí la habrían defendido de haber pertenecido a un partido de izquierdas. Pidió amparo a Quevedo y abandonó la sala hasta que Rufián acabó su exposición. Luego volvió y Quevedo pidió a Rufián que retirase sus expresiones, cosa que este hizo. Escudero no retiró las suyas.
Ninguna mujer tiene por qué aguantar el machismo y la
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) October 9, 2018
mala educación de Gabriel Rufián. Hoy @BeatrizEscu le ha dado una lección; lástima que en la foto falten las diputadas de otros Grupos. pic.twitter.com/eV4xHXfo7U
Por la tarde, delante del escritorio del Congreso, la diputada Escudero compareció junto a la portavoz de su grupo, Dolors Montserrat, y una treintena de otros diputados y diputadas populares, para denunciar el comportamiento de Rufián, la falta de amparo del presidente de esa Mesa, Pedro Quevedo, y la falta de solidaridad de los otros partidos presentes en la sala y, en especial, de las diputadas del PSOE, Isabel Rodríguez, y de Podemos, Noelia Vera. Escudero consideró que Rufián había traspasado todas las líneas rojas en su ataque "inconcebible e inadmisible", reseñó que se había sentido "humillada y despreciada" por tacharla el diputado de ERC coo "palmero o florero" y, particularmente, por su guiño de un ojo. Anunció que ha pedido amparo y ha presentado una queja ante la Mesa grande del Congreso, la que preside la también popular Ana Pastor, para que llame al orden a Rufián porque no le ha pedido disculpas. Escudero dijo que si ella tenía que pedir a su vez disculpas por llamarle "imbécil" también lo hacía.
El portavoz de ERC, tras esa última comparecencia, también salió para matizar su versión de lo ocurrido. Dijo que no le había guiñado un ojo a la diputada sino que había cerrado los dos porque no se creía que la representante del PP defendiera de esa manera "la bandera fascista del pollo y del aguilucho" y no se disculpó por llamarla "palmera" porque no entiende ese epíteto como un insulto machista. Y cuestionó que con este ruido algunos grupos y en especial el PP estuvieran intentando ocultar el fondo del asunto por el que compareció Cascos en la comisión: "Parece que es peor guiñar que robar".
Críticas al independentismo
Rufián tenía otro objetivo. Intentó en varias ocasiones provocar el conocido carácter bronco de Cascos. Y hasta le instó a que explicara cómo se ha transformado de aquel "dóberman" que retrató el PSOE en un vídeo electoral a ser "un caniche cuando le preguntan ahora por Luis Bárcenas", el extesorero del PP condenado por la trama Gürtel. El exministro y mano derecha de Aznar tiró por elevación: "Ojalá el independentismo no sea condenado nunca por infracción de la declaración de los derechos humanos, algo que están haciendo todos los días". Y conminó a Rufián a que preguntara al PSOE por la autoría de aquel vídeo.
La discusión siguió en un tono duro. Cascos, en cualquier caso, no se salió de su guion y negó las graves acusaciones de fondo sobre la financiación ilegal del PP y tildó de "insidias" las referencias a posible paraísos fiscales y a los mil millones de pesetas de los que habla Bárcenas que se le entregaron supuestamente "en cash en su propia casa".
“El PP es un partido regular y normal, que viene de norma, de cumplir las leyes, acreditado por el Tribunal de Cuentas”, remarcó el exmilitante del PP desde 2011 y fundador luego de Foro Asturias, que agregó que tampoco recuerda haber recibido donativos ni nada ilegal, como figura varias veces en los papeles de Bárcenas. “Todos mis ingresos están reconocidos y certificados en mi declaración de la renta”, se defendió Cascos.
El ex secretario general del PP fue más allá y aseguró también que durante su periodo como ministro de Fomento tampoco pudo favorecer a ninguna empresa y, especialmente, se citó el caso de la constructora Hispánica, que presidía el empresario Alfonso García Pozuelo, que llegó a reconocer ante el juez hasta nueve pagos. García Pozuelo ha comparecido ya en esta comisión, aunque se negó a contestar las preguntas de los diputados. Estos destacaron como hechos ya probados que Hispánica pagó a la trama más de cuatro millones de euros entre 2000 y 2004 (cuando Cascos estaba en Fomento), aunque en los papeles de Bárcenas solo aparecen pagos por valor de 234.000 euros. Hispánica pasó de apenas contratar con Fomento a lograr adjudicaciones por más de 703 millones de euros y a multiplicar su facturación.
El exministro popular esgrimió ahí que es totalmente “inverosímil” que hubiera adjudicaciones predeterminadas a ninguna constructora en su etapa en Fomento porque él nunca figuró en la mesa de contratación de ese departamento y porque ese órgano no era político sino técnico. Cascos presumió de que tras encontrarse con denuncias públicas de su predecesor, el socialista José Borrell, sobre apaños con las constructoras, se decidió a incluir en la ley de adjudicaciones los criterios de objetividad, transparencia y automatismo.
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