Cerrar un duelo de 78 años
La Asociacion para la Recuperación de la Memoria Histórica exhuma en Guadalajara a 50 represaliados por el régimen e identifica los restos de 25 de ellos
Para Rubén Notario siempre fue tradición dejar flores una vez al año en un punto concreto del cementerio de Guadalajara. Sus familiares contaban que allí estaban enterrados Domingo Écija, su bisabuelo, y el hermano de este, Siríaco, fusilados en 1940 por los franquistas. Los asesinos habían arrojado sus cadáveres en fosas comunes, junto a decenas de otros represaliados, condenados a muerte y al olvido permanente. Entre 2016 y 2017, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) rescató a medio centenar de estos cuerpos, tras obtener un permiso judicial para realizar exhumaciones en el cementerio. Este sábado, 25 de las víctimas han recibido por fin un digno homenaje de sus familiares, después de que pruebas de ADN e investigación de archivo permitiesen identificarlas. Notario, que participó en las excavaciones, fue el último en recibir la noticia, el pasado miércoles. Entre los cuerpos rescatados también estaba el de Siríaco, el hermano de su bisabuelo.
Notario, de 35 años, estuvo presente en el emocionante acto celebrado este sábado en la capital alcarreña para entregar los restos de las víctimas a los familiares que ya decidieron dónde enterrarlas. Entre las decenas de personas que acudieron, también se encontraba Jesús Alonso, padre de una niña de 17 meses. "Le contaré que a Alfonso, el hermano de su bisabuelo, le dispararon dos veces, una en el cuello y una en la cabeza, por ser de izquierda, afiliado a UGT y voluntario del Ejército Popular. Tenía 32 años y mucha vida por delante", ha afirmado en su discurso. Otros familiares han pronunciado algunas palabras en memoria de los asesinados. Hubo aplausos, canciones, poemas, vídeos de homenaje y lágrimas de conmoción, antes de que la ARMH entregara los restos de las víctimas en pequeñas cajas junto a una fotografía y una flor.
El trabajo de investigación de la asociación permitió también leer durante el acto una breve nota sobre el paradero de cada víctima. Para Notario, reconstruir el de sus familiares ejecutados no fue nada fácil. Su bisabuela y su abuela, testigos directos de lo que pasó, prefirieron guardar largos años de silencio, según cuenta él. "Sufrieron una represión muy dura y vivieron con miedo", comenta. Tampoco de su padre pudo sacar mucha información. "Él nació en época franquista, durante los años de represión, y no le contaron prácticamente nada. A su generación la veo como la generación del silencio. Su abuela sabía lo que ocurrió, su madre también, pero él no, y era mejor que no supiera".
Más de 75 años en el olvido
Las víctimas exhumadas en el cementerio de Guadalajara fueron ejecutadas entre 1939 y 1940, poco tiempo después de que terminara la Guerra Civil. Fueron recuperadas de las fosas comunes 1 y 2 y de cuatro tumbas individuales. Muchos condenados eran originarios de pueblos alfarreños y la gran mayoría luchó en las filas del ejército republicano.
Marco González, vicepresidente de la ARMH, asegura que el perfil general de casi todos los represaliados es de una persona entre los 25 y 40 años de edad, afiliada a sindicatos o partidos de izquierdas. "Era gente marcada políticamente que cuando acabó la guerra los caciques locales decidieron que había que cargárselos", afirma el vicepresidente de la ARMH.
El consejo de guerra franquista que les juzgó de forma sumaria les condenó a muerte por "adhesión a la rebelión" con agravantes de "perversidad y peligrosidad social", explica González. "Es un caso de justicia al revés, porque estas personas eran fieles al gobierno elegido legítimamente y democráticamente", afirma.
A principios de 2016, Notario supo que la juez argentina María Servini de Cubría había ordenado buscar en una fosa común en el cementerio de Guadalajara los restos de Timoteo Mendieta, sindicalista de UGT fusilado y enterrado anónimamente en 1939. La magistrada había acogido así la demanda de Ascensión, nonagenaria hija de Mendieta, quien reclamaba sin éxito desde hacía años a las autoridades españolas el derecho a un entierro digno para su padre. Las operaciones fueron organizadas por la ARMH, que desde 2010 apoyaba a familiares de víctimas del régimen en la conocida como querella argentina, una serie de demandas ante los tribunales de ese país contra los crímenes del franquismo.
"Los familiares de otros condenados a muerte de Guadalajara supieron de las exhumaciones y solicitaron el rescate y el reconocimiento de los cuerpos", cuenta a EL PAÍS Marco González, vicepresidente de la ARMH. La asociación empezó a difundir los nombres de las víctimas exhumadas, recopilados en los registros de enterramiento del cementerio. Así, por pura coincidencia, cada vez más personas se enteraron de lo que ocurría. Es el caso Eugenio Jordán, quien este sábado ha podido recuperar los restos de su bisabuelo Francisco de Llera. En un primer momento las pruebas de ADN encargadas para identificar a Timoteo Mendieta dieron éxito negativo: su cuerpo no se encontraba entre los 22 recuperados en la fosa exhumada, explica González. Pero una nueva orden de la juez permitió abrir una segunda fosa en mayo de 2017 y también Rubén Notario se apuntó entre las decenas de voluntarios que echaron una mano con las exhumaciones.
Fue un mes entero de trabajo de pico y pala, asegura el hombre. "De lunes a domingo. Lloviendo, haciendo frío, haciendo sol", recuerda. Notario reconoce que fue duro, pero terapéutico, porque cree que, pese a pertenecer a una generación lejana a la de las víctimas, "al final ese trauma de alguna forma te llega". Al mismo tiempo, reconstruyó el paradero de su bisabuelo y el hermano: ambos jornaleros nacidos en Sacedón (Guadalajara), eran afiliados al sindicato UGT. Tenían hijos y estuvieron alistados, aunque en momentos diferentes, en las filas del ejército republicano. Cuando fue asesinado en mayo de 1940, Domingo tenía 41 años; Siríaco, fusilado tres meses antes, 35.
Timoteo Mendieta fue por fin identificado. En julio de 2017, sus familiares lo enterraron en el cementerio de La Almudena, en Madrid. Pero muy pocas víctimas de la dictadura franquista han recibido un digno despido. Este periódico ha calculado que en España hay rasgo de al menos 2.457 fosas comunes, según datos del Ministerio de Justicia. La ARMH indica la cifra oficial de desaparecidos en el periodo de la dictadura en 114.226, contadas durante la investigación sobre los crímenes franquistas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en 2008. Al menos un millar está en el cementerio de Guadalajara, según cifra la ARMH. Domingo Écija, bisabuelo de Rubén Notario, todavía se encuentra entre ellos. Aún no ha sido posible localizar sus restos.
Notario asegura que anunciar a su familia que al menos los restos de su tío abuelo Siríaco pueden ahora recibir un entierro digno, es un "honor" que permite "cerrar un duelo de 78 años". Mientras excavaba en una de esas fosas de cuatro metros de profundidad a la búsqueda de los huesos de los condenados de Guadalajara, sentía que estaba haciendo "lo correcto" para contribuir en sacarlos del olvido. Este sábado ha abrazado a muchos de los que estuvieron trabajando con él en las exhumaciones. Al contar el caso de sus familiares, reflexiona: "Yo nací en democracia, se puede hablar y conversar de cualquier tema. Pero las generaciones antiguas todavía viven en una jaula con puertas abiertas".
Aplausos durante el acto para los electricistas noruegos que financiaron las exhumaciones
Durante un minuto del acto de este sábado, casi todos los asistentes se pusieron de pie para aplaudir al sindicato de electricistas noruegos Elogit, que aportó financiación para las exhumaciones de las fosas comunes en Guadalajara. "Las familias de los desaparecidos tienen derecho a saber qué pasó con sus seres queridos", dijo Henning Solhaug, representante de los electricistas.
También estaba Anna Messuti, una de las abogadas que llevó la causa contra los delitos del franquismo a los tribunales de Argentina. "Este día es mucho más que un gran logro de la querella argentina. Es el triunfo del recuerdo sobre el olvido", dijo la abogada.
Emilio Silva, presidente de la ARMH, denunció que se siguen discriminando a las víctimas del franquismo desaparecidas. "No puede ser que a un Estado democrático le duelan unas víctimas y otras no". Silva recordó que Ascensión Mendieta, quien no pudo presenciar el acto de este sábado por las frágiles condiciones de salud, tuvo que luchar muchos años y cruzar el océano Atlántico para enterrar dignamente a su padre.
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