Ascensión Mendieta recupera a los 91 años los restos de su padre, fusilado en 1939
Los restos han sido identificados por ADN después de que una juez argentina ordenara buscarle en dos fosas de Guadalajara
— "Ascensión, me ha llegado una cosa del juzgado"
— "¿Es mi padre?"
— "Es tu padre. ¡Lo encontraste!"
— "¡Qué alegría, qué alegría! Ahora voy a poder dormir tranquila"
Ascensión Mendieta, de 91 años, llora de emoción ante Ana Messuti, la abogada que le comunica que va a poder cumplir un deseo que ocupó casi toda su vida: recuperar los restos de su padre, Timoteo, fusilado el 15 de noviembre de 1939, y arrojado a una fosa común en el cementerio de Guadalajara. Fue una juez argentina, María Servini de Cubría, la que ordenó buscarle en enero de 2016 y quien envió un nuevo exhorto desde Buenos Aires para seguir intentándolo este año. Y esta vez, el laboratorio LabGenetics ha confirmado al juzgado de Guadalajara que uno de los cuerpos exhumados es el padre de Ascensión.
— "¿Seguro que es él?"
— "Seguro, es el primero que viste"
Ascensión ha seguido los trabajos a pie de fosa y recuerda que el arqueólogo René Pacheco le contó que había posibilidades de que el primer cuerpo hallado en la segunda exhumación fuera el de su padre. Ella confiesa que no estaba segura. La desilusión tras la primera exhumación fallida había sido muy grande. Pero nunca se rindió. Timoteo Mendieta era carnicero y presidente de UGT en su pueblo, Sacedón (Guadalajara). Tenía siete hijos el día que lo mataron; el más pequeño aún no caminaba. Ascensión lo vio por última vez con 13 años. Los 88 los cumplió a bordo de un avión a Buenos Aires para pedirle ayuda a la juez argentina que investiga desde 2010 los crímenes del franquismo. “Yo quiero que me entierren con él”, repetía. Ahora podrá hacerlo. "Quiero traérmelo a Madrid". Hará un funeral y escribirá en una placa, por primera vez, su nombre y apellidos.
Al comunicarle la buena noticia, Ascensión se acuerda enseguida de los que ya no pueden celebrarlo con ella. De su madre, María, que se había casado con Timoteo en contra de sus padres, que no querían un yerno de izquierdas. Y de su hermana Paz, que la acompañó a muchas manifestaciones para pedir que se abrieran las fosas del franquismo hasta que murió, en 2012.
— "Has dado un ejemplo a todos. El juez de Guadalajara te manda un abrazo muy grande y la juez argentina también", le cuenta Ana Messuti, que trabajó codo a codo con el recientemente fallecido Carlos Slepoy en la causa abierta en Buenos Aires por los crímenes del franquismo.
El empeño de Ascensión por recuperar los restos de su padre permitirá que otras 27 familias puedan recuperar ahora los restos de los suyos, fusilados junto a Timoteo Mendieta.
— "Vamos a tomar algo", pide Ascensión. Quiere celebrarlo
Donaciones extranjeras
Los trabajos de exhumación se prolongaron durante tres semanas y se llevaron a cabo sin ninguna ayuda pública porque el Gobierno de Mariano Rajoy eliminó todas las partidas previstas en la ley de memoria histórica. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica financia estas tareas gracias a donaciones y voluntarios. De hecho, durante la exhumación visitó la fosa el sindicato de electricistas noruegos que en 2014, conmovido por el desamparo de las víctimas del franquismo en España, decidió entregarles 6.000 euros reunidos en una colecta.
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