España y Marruecos estrechan lazos para sortear juntos la crisis

Juntos sortearemos mejor la crisis. Ese fue, en resumen, el mensaje lanzado este miércoles por el presidente Mariano Rajoy y su homólogo marroquí, el islamista Abdelilá Benkiran. El estrechamiento de una relación económica que ya va viento en popa puede ayudar a mitigar la mala racha que atraviesa España y que se cierne sobre Marruecos.

Rajoy y Benkiran inauguraron en Rabat la cumbre bilateral, a la que asisten siete ministros españoles, con sendos discursos ante lo más granado del empresariado español y marroquí empezando por los presidentes de sus patronales, Joan Rosell (CEOE) y Miriem Bensalah-Chakroun (CGEM).

La Gendarmería aborta la marcha nacionalista reivindicativa sobre el Peñón de Vélez de la Gomera

Unos “lazos comerciales y económicos cada vez más estrechos se traducirán en la creación de puestos de trabajo y en crecimiento en ambos países”, declaró de entrada Rajoy. A continuación ensalzó las virtudes de sus reformas y de sus Presupuestos para 2013 hechos “con unos criterios que profundizarán el saneamiento de la economía española y su competitividad”. Pese a los sacrificios que supone, “no hay otro camino”. Poco después, Rosell le brindó su respaldo.

Benkiran recogió el testigo. “Los lazos económicos entre Marruecos y España ayudarán a superar los desafíos económicos a los que se enfrentan nuestros dos países”, recalcó. “Nos alegraremos de ver que nuestros hermanos españoles tienen éxito” en Marruecos, añadió recurriendo a un vocabulario que evoca los lazos familiares típicos de los musulmanes piadosos.

Las estadísticas comerciales son impresionantes. De enero a julio, las exportaciones de unas 20.000 empresas españolas, en su mayoría pymes, han crecido un 22,4%, convirtiendo a Marruecos en el segundo mercado de España, justo detrás de EE UU, fuera de la UE. La cobertura de la balanza comercial alcanzó un nuevo récord: 170%.

Todo ello ha sido posible por dos razones, según Rajoy: “La enorme capacidad de las empresas para reorientar sus relaciones comerciales” y que “Marruecos y España ofrecen oportunidades únicas que el actual contexto pone en evidencia”.

Está por ver si durará la buena racha. Aunque muchos hombres de negocios españoles se esfuerzan por salvar a sus empresas abriéndose mercado en el vecino del sur —hay también profesionales cualificados españoles que buscan trabajo en ese país— no es seguro que Marruecos siga brindando las mismas oportunidades.

Previsto inicialmente en el 5,5% por Bekiran, el crecimiento económico para este año está siendo constantemente revisado a la baja. Ahora se sitúa en el 2,4%, una cifra casi nula si se tiene en cuenta el crecimiento demográfico, y es probable que sea de nuevo recortado. La crisis, contagiada por Europa, llega a Marruecos.

La cumbre se desarrolló en Rabat, pero por la tarde Rajoy tuvo que viajar en avión a Marraquech para ser recibido en audiencia por el rey Mohamed VI. Después regresó a Rabat para presidir la clausura. La trashumancia del monarca marroquí complica, a veces, la celebración de estas reuniones.

Dos activistas marroquíes, en Chafarinas

Los nacionalistas marroquíes que, encabezados por el senador Yahya Yahya, reivindican con vehemencia los peñones españoles y las ciudades de Ceuta y Melilla no quisieron pasar desapercibidos durante la cumbre bilateral, pero las autoridades de Rabat impidieron la más espectacular de sus iniciativas.

El Comité de Coordinación para la Liberación de Ceuta y Melilla había convocado el miércoles una marcha sobre el Peñón de Vélez de la Gomera en el que se pouede entrar por tierra. Mucho antes de que llegase a su destino la Gendarmería obligó a los coches que trasladaban a los manifestantes a dar media vuelta. El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik el Barkani, habia pedido en público que se prohibiese la marcha.

Yahya y su fiel escudero, Said Chramti, tenían un plan alternativo para hacerse notar. Enviaron una zodiac con dos activistas a la isla del Congreso, en el archipiélago de las Chafarinas, donde enarbolaron unas banderas marroquíes y se hicieron unas fotos antes de que el Ejército les detuviese.

La Comandancia de Marina de Melilla empezó por desmentir este desembarco, pero horas después lo reconoció la Delegación del Gobierno. Los jóvenes fueron trasladados en una pequeña embarcación militar hasta 200 metros de Cabo del Agua, un pueblo en la costa marroquí. Allí, en plena mar, les recogió una patrullera de la Gendarmeria.

Yahya y Chramti enviaron también a tres sus activistas a la isla de Tierra, junto al Peñón de Alhucemas, a unos 50 metros de la playa de esa ciudad, pero fueron rechazados por el Ejército, según la Delegación del Gobierno en Melilla.