Todo cara y poca cruz para Mariano Rajoy
El PP evitó deliberadamente hacer reproches a Artur Mas para no fomentar el victimismo
Ni en los cálculos más optimistas se preveía que la V Conferencia de Presidentes iba a saldarse con un documento suscrito por unanimidad por todos los gobernantes autonómicos, de todos los colores políticos. Desde el presidente catalán, Artur Mas, hasta el socialista José Antonio Griñán, junto al mandatario de las islas Canarias, Paulino Rivero, y el lehendakari socialista Patxi López. Todos y, por supuesto, los presidentes con carné del PP.
Pocos argumentos pueden citarse como inconvenientes para el Gobierno, ya que su primer objetivo, el de la unidad de España en el cumplimiento del déficit, se ha cumplido a rajatabla. “La Conferencia de Presidentes expresa su compromiso con la consolidación fiscal, imprescindible para recuperar la confianza en nuestra economía”. Así comienza el primer punto del documento suscrito por todos los presidentes. A instancias de los socialistas se ha incluido la apuesta por políticas que permitan aumentar la competitividad de la economía y “asegurar la financiación de las políticas sociales y de los servicios públicos”. Mariano Rajoy abandonaba el palacio del Senado casi 10 horas después de haber entrado con una indisimulada sonrisa. “No era fácil llegar al entendimiento porque hay posiciones diferentes, pero en lo esencial hemos estado de acuerdo”.
En la cara de este acontecimiento figurará el mensaje a Europa y a los mercados de que España va a cumplir las obligaciones derivadas del tratado de estabilidad, así como todos los compromisos para reducir el déficit. Se le puso algo cuesta arriba al presidente las reivindicaciones de todos los presidentes autonómicos, desde luego los socialistas pero también los suyos, de que las cifras de déficit se suavizaran para las comunidades autónomas de la misma manera que Bruselas lo ha permitido con el Gobierno central. Pues hasta eso le ha salido bien a Rajoy, ya que ha convencido a los presidentes que esa reconsideración la dejen para 2014. Sin duda, la cena de la noche anterior en la sede del PP produjo efectos balsámicos. Los presidentes más quejosos con la parte que les toca de los Presupuestos del Estado para 2013 mitigaron su verbo levantisco y dejarán sus demandas para discutirlas en privado con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Los socialistas no es que abandonaran su discurso, ya que tuvieron tiempo de exponerlo con creces, pero eso no les impidió estampar su firma en el documento trabajado especialmente por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. “Andalucía siempre cumple las leyes; no somos insumisos pero discrepamos”. Esta consideración del presidente andaluz, José Antonio Griñán, supone el paradigma de la actitud de los otros presidentes socialistas: el vasco Patxi Lopez y el asturiano Javier Fernández.
Lo cierto es que todos contribuyeron a que Rajoy se apuntara este éxito. Los socialistas, por su actitud corresponsable con las cuentas del Estado, así como Paulino Rivero, de Coalición Canaria, y, para sorpresa de muchos, el presidente de la Generalitat, Artur Mas. El político nacionalista puso su grano de arena para que Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España, pueda exhibir el compromiso de todas las autonomías con el ahorro y la reducción del déficit. A cambio el presidente catalán se volvió a Barcelona sin haber recibido reproches o requerimientos sobre sus intenciones de encabezar la marcha hacia la independencia de Cataluña. “No me ha parecido que haya habido ningún reproche y ningún mal gesto de nadie”.
Esta fue la respuesta de Rajoy al preguntarle sobre si había habido tensión en torno al presidente de Cataluña. Si acaso podría pensarse que la enfática defensa de la Constitución del presidente extremeño José Antonio Monago, podría interpretarse como un gesto de respuesta a los planes de Artur Mas. Pero nada de forma directa. Tampoco Artur Mas dijo una palabra sobre el modelo de Estado que ahora plantea al considerar que el actual encaje de Cataluña y España ya no tiene más recorrido. “La intervención de Artur Mas ha sido impecable”, opinó el presidente andaluz José Antonio Griñán, muy alejado de las tesis del presidente catalán. No hubo ocasión en esta Conferencia de Presidentes de discutir sobre el modelo autonómico porque nadie lo planteó.
Esta podría ser la cruz que algunos pondrán a Rajoy. ¿Por qué él y los suyos no han plantado cara a Artur Mas en defensa del modelo constitucional?
Frente a estos posibles reproches en el PP se responde que aquí se ha venido a hablar de economía aunque hay algo más. Un ataque a Artur Mas le hubiera hecho pasar un mal rato pero la máquina de votos a su favor se hubiera puesto en marcha. Nada menos que todos los presidentes del PP, encabezados por Rajoy, en posición de ataque al político catalán. “Hubiera sido un craso error”, señalan en medios del PP. Mejor la cabeza fría.
¿Y la cara y la cruz de esta conferencia para los socialistas? No podían hacer otra cosa que no fuera comprometerse con los dictados de Europa aunque sí mantener su discurso de establecer prioridades para poner en el primer plano las políticas sociales. Algunos recordaban un augurio del expresidente extremeño Guillermo Fernández Vara. Hace tres años, en la última Conferencia de Presidentes, que fracasó como también lo hicieron las cuatro anteriores, el gobernante extremeño dio por supuesto que cuando gobernara el PP en España la Conferencia de Presidentes sería útil “porque los socialistas no la boicotearán, sino que tratarán de colaborar”. Él no lo ha vivido, porque ha pasado a la oposición, pero así ha ocurrido, recuerdan sus compañeros.
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