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Rajoy busca un bloque de barones del PP para hacer frente a Mas

Santamaría, Cospedal y Arenas citaron en Génova a dirigentes autonómicos para preparar la Conferencia de Presidentes y unificar una respuesta dura

Carlos E. Cué
Cospedal y Arenas, en una reunión de los presidentes provinciales del PP.
Cospedal y Arenas, en una reunión de los presidentes provinciales del PP.EFE

Si todo sale según lo previsto por el PP, Artur Mas no se va a encontrar el próximo martes en el Senado la cara más amable de este partido. El president de la Generalitat, que acudirá a la Conferencia de Presidentes después de haber confirmado su ofensiva soberanista con el anuncio de elecciones anticipadas, se encontrará con un bloque muy duro: el de los barones del PP, una clara mayoría en esa reunión (11 de los 17). Génova trabaja para coordinar sus mensajes de manera que la respuesta a Mas, que será uno de los primeros en intervenir en la conferencia, sea contundente y unitaria: uno tras otro los barones le dirán que es el momento de reforzar la unidad de España, como avanzó ayer el nuevo presidente madrileño, Ignacio González. El mensaje será repetido, y la soledad de Mas, buscada por el PP, evidente.

Fuentes próximas a Rajoy expresaron ayer su “respeto institucional por la decisión de Mas”, en alusión al adelanto electoral, pero advirtieron de que “la inestabilidad frena la recuperación”.

El domingo, poco después de que la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente Mariano Rajoy ofrecieran el lado más amable de la respuesta a Mas, el de la posibilidad de reformar la financiación autonómica, en Génova se convocó una reunión discreta en la que empezó a fraguarse esta posición del PP. La convocaron Dolores de Cospedal, ella misma baronesa autonómica pero sobre todo secretaria general del PP, por tanto una voz importante en la conferencia, y Javier Arenas, vicesecretario general responsable de política autonómica y hombre fuerte del PP. Acudió la propia vicepresidenta y Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda. Era una reunión clave para coordinar mensajes.

Por parte de las autonomías estaban allí los vicepresidentes y consejeros de Presidencia, encargados de organizar la conferencia. Los mismos que al día siguiente se reunirían con Sáenz de Santamaría pero ya con todos los demás representantes, incluida la vicepresidenta del Gobierno catalán y los representantes del PSOE.

De la reunión, en la que había posiciones más suaves y más duras, salió una idea clara, según coinciden varios de los asistentes: no es el momento de abrir el melón de la reforma de la financiación autonómica. En el más puro estilo marianista, se buscó dar una de cal y otra de arena: se puede reformar esa financiación, como le dijo el presidente a Mas, pero no ahora. Varios dirigentes regionales trasladaron una idea el domingo: si se abre ahora la reforma de la financiación como respuesta a Cataluña, se abre una guerra de todos contra todos y encima con un Estado que no tiene margen para dar más dinero, explicaron. Se acordó que cualquier debate sobre este asunto vaya al Consejo de Política Fiscal y Financiera, y no a la conferencia.

El PP se encuentra con la realidad política de que, entre sus 11 autonomías, la única que está a favor de esa reforma en este momento es Baleares, que con Cataluña y Madrid está entre las que recibe menos de lo que aporta. Las demás no quieren oír hablar de reducir la solidaridad.

Ese equilibrio difícil en el que se mueve el PP —Rajoy ofrece diálogo a Mas, pero sus barones no quieren hablar ahora de la reforma del sistema de financiación— quedó en evidencia en las diferencias de tono entre Sáenz de Santamaría el viernes y Cospedal el lunes. Pero más allá de los tonos, la decisión de fondo del PP es clara: buscar ese bloque frente a Mas.

Lo más importante para el PP, señalan diversas fuentes, es lograr que sus barones no acudan al Senado a reclamar cada uno sus problemas, sino a dar una imagen de partido nacional. De bloque. Y a eso se dedican Cospedal, Santamaría y Arenas.

Mientras, todos se esfuerzan en intentar mostrar que no hay divisiones internas. La propia Sáenz de Santamaría señaló ayer en la SER que la reforma del sistema de financiación no es ahora una prioridad. La vicepresidenta siguió por esa senda de dureza contra Mas. Primero sostuvo que CiU demuestra que tiene “ganas de distraer y distraerse” con esta ofensiva soberanista y después remató que el Gobierno responderá “con firmeza”. “Los gobernantes tienen que tantearse la ropa antes de abrir senderos que tengo la sensación de que tampoco saben cómo rematar”, aseguró.

El PP abre ya así la campaña electoral contra CiU. Los populares están indignados con Mas, a quien apoyaron hasta hace muy poco, y convencidos de que la jugada política no le va a salir bien. Dicen que esta espita que ha abierto va a beneficiar a ERC y no creen que logre la mayoría absoluta. El PP está convencido de que Alicia Sánchez-Camacho, su candidata en Cataluña, obtendrá un buen resultado y tiene el discurso hecho: apoyó a Mas para que sacara los recortes, Rajoy le ayudó con el fondo de rescate, pero él camina hacia la independencia.

Este punto de encuentro interno que se trenzó el domingo y se rematará en conversaciones de alto nivel estos días —Rajoy está en Nueva York y concentrado en su gran asunto, el rescate, pero también podría implicarse personalmente— quedó reflejado ayer en las declaraciones de José Antonio Monago, presidente extremeño, siempre claro. “El querer hablar cada uno de lo suyo en la próxima Conferencia de Presidentes autonómicos sería sacar el instinto más insolidario de cada uno”.

También fue claro Monago sobre por qué el PP frena ahora el debate sobre la reforma del sistema de financiación: “Se puede revisar, pero cuando toque. No entiendo por qué hay que revisar el modelo porque lo pida Cataluña, si Cataluña firmó el actual”.

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