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Un Gobierno preocupado y un presidente lejos del Congreso

Rajoy se perdió todo el debate y solo acudió a votar Estaba en La Moncloa con el presidente mundial de Siemens Al Gobierno y al PP le preocupa la movilización contra los recortes

Carlos E. Cué
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el pasillo del Congreso.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el pasillo del Congreso. ÁNGEL DIAZ (EFE)

El mayor recorte de la democracia se debatió en unas pocas horas. Cristóbal Montoro y Alfredo Pérez Rubalcaba protagonizaron un encuentro vivo, centrado en los impuestos —el ministro de Hacienda descartó crear uno para las grandes fortunas— que gustó mucho más a los diputados del PSOE que el de la semana pasada con Mariano Rajoy. Pero el gran protagonista de la mañana fue precisamente el que no estaba allí: el presidente no acudió a escuchar ni a su ministro ni al líder de la oposición. Solo fue a mediodía a votar.

Ante la polémica, La Moncloa explicó que estaba en su despacho trabajando. Y ante la insistencia, desveló que tenía reuniones importantes, entre ellas la del presidente mundial de Siemens, el alemán Peter Löscher. Rajoy sigue así concentrado en sus negociaciones internacionales, no solo con jefes de Gobierno, también con grandes banqueros y dirigentes de grandes multinacionales, especialmente alemanes. Al contrario que otros gobiernos occidentales, el Ejecutivo español nunca informa de estas citas. Pero ayer, ante la polémica, si dio cuenta de este encuentro.

Frente a la ausencia de Rajoy, varios ministros quisieron dar imagen de tranquilidad y departieron con la prensa con calma mucho más de lo habitual. Mientras, la prima de riesgo se disparaba y la inquietud crecía en la Cámara, donde también hay, como en todas partes, especulaciones sobre el futuro de España, el rescate total y lo que puede pasar en agosto. “El Gobierno está preocupado, pero no histérico”, resumía un miembro del Ejecutivo.

Varios ministros se acercaron a trasladar ese mensaje. Una idea se repetía en los corrillos: España ha hecho lo que se le pedía, ahora le toca a Europa. Todos ansían que actúe el BCE, aunque nada indica que sea inminente. De momento la clave pasa por cerrar el rescate bancario. Hoy se vota en el parlamento alemán, mañana en el finlandés y por la tarde Luis de Guindos tratará de cerrarlo en el Eurogrupo.

La vicepresidenta trató de ofrecer esa imagen de calma y pasó buena parte de la mañana departiendo con la prensa sin micrófonos. El mensaje de tranquilidad era evidente. Otros ministros hacían lo mismo. Hasta los controles de seguridad, en una mañana sin protestas frente al Congreso, se relajaron. Las vallas siguen ahí, pero los policías eran más flexibles a la hora de dejar deambular a los peatones y los coches por las calles de los alrededores.

El PP quiso además dar la orden de que nadie aplaudiera cuando se aprobaron los recortes, al contrario de lo que sucedió la semana pasada cuando Rajoy los anunció. Hubo algún amago, y fue callado rápidamente con un sonoro ssshhhh!. La orden de contención era clara. Se aplaudió el debate Montoro-Rubalcaba, en las dos bancadas, pero no la aprobación. Lo habitual es aplaudir al ministro que presenta la reforma. Pero el PP ha reaccionado a las críticas. En otro gesto de normalidad, y en plena vorágine de la prima de riesgo, Guindos se fue a tomar un café con Vicente Martínez Pujalte, portavoz de Economía del PP, en un bar cercano al Congreso. Todo parecían gestos de calma.

El Gobierno, obviamente, está en situación de máxima emergencia. Lo que más preocupa son los mercados. Pero también la calle. En público el Ejecutivo es exquisito para no encrespar los ánimos y muestra gran respeto por los manifestantes. Pero en privado había muchas críticas contra los sindicatos que convocan la marcha. “Han dicho que no garantizan la seguridad y lo que pueda pasar, qué irresponsables”, señalaba un miembro del Ejecutivo.

Al Gobierno, y en especial al PP, le preocupa mucho el ambiente en la calle. Tanto que se están anulando todo tipo de actos políticos, no solo nacionales sino también provinciales o locales para evitar protestas. El Gobierno está pues preocupado por la manifestación de esta tarde, aunque como resumía un ministro, mucho más les preocupa la situación económica, porque si no mejora las protestas crecerán y la situación será cada vez más insostenible.

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