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El PSOE teme que los errores del Gobierno eleven la factura si hay rescate

El líder del PSOE aplaude el cambio de discurso en Europa y se niega a hablar del rescate

Rubalcaba, en la rueda de prensa con el líder de los socialistas aragoneses, Javier Lambán.
Rubalcaba, en la rueda de prensa con el líder de los socialistas aragoneses, Javier Lambán.J.J. Guillén (EFE)

Si es difícil llegar a acuerdos en la política nacional —entre otras cosas, porque el PP tiene mayoría absoluta y no lo necesita—, que al menos se pacte la posición en Europa. Esa parece seguir siendo la esperanza del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que se felicitó del cambio de discurso en la UE —“ya se habla de gobernanza económica europea, de crecimiento y no solo de ajuste, de eurobonos”— y auguró que ese cambio facilitará otro: “La posibilidad de que Mariano Rajoy y yo trabajemos juntos en Europa se abre paso”, afirmó. Aunque, a la vez, censuró “los errores del Gobierno” que podrían elevar la factura de un eventual rescate a la banca.

Rubalcaba, que lleva nueve meses —desde la precampaña electoral para las generales de noviembre— defendiendo la tesis de que, solo con austeridad, ni España ni Europa saldrán de la crisis, ha visto cómo el discurso de Bruselas y el de varios Gobiernos europeos —a pesar de la resistencia férrea de Alemania— viraba hacia esa posición. Incluido el del Ejecutivo español de Mariano Rajoy, que hasta ahora, por ejemplo, había rechazado el debate sobre la creación de eurobonos (deuda de los países avalada colectivamente por la UE) y desde hace unos días los reclama.

El secretario general del PSOE se mostró “muy partidario de ceder soberanía a Europa” en materia económica y fiscal, para caminar hacia una mayor unidad. Y no quiso decir ni palabra sobre la posibilidad de una intervención exterior a España, ni calcular cuánto dinero cree el PSOE que se necesitaría. “No tengo ninguna cifra ni el Gobierno me ha dado ninguna cifra, y lo último que haría si la tuviera sería comentarla en una rueda de prensa”, dijo. “Me voy a permitir el gusto de ser más responsable que muchos responsables del PP”, añadió Rubalcaba, después de que se conociera que el diputado popular José María Beneyto había sido apartado de uno de los cargos que tenía en el Congreso tras hablar sin tapujos de una posible intervención, y que el secretario general del Partido Popular Europeo, Antonio López-Istúriz, había cifrado en 100.000 millones de euros el hipotético rescate. Declaraciones que Rubalcaba tachó de “meteduras de pata”.

También la número dos del PSOE, la vicesecretaria general, Elena Valenciano, abundó expresamente en la idea del pacto entre PP y PSOE, y en general entre las fuerzas políticas, para afrontar estos meses críticos. “Ahora que vivimos momentos especialmente difíciles y que tenemos que afrontar cambios esenciales que van a determinar nuestro futuro para varias generaciones, un europeísmo renovado podría ser la primera piedra a partir de la cual podríamos empezar a edificar el nuevo gran consenso nacional que este tiempo histórico nos demanda”, propuso Valenciano.

Lo dijo durante un acto en Madrid que conmemoraba el llamado Contubernio de Munich, la reunión que, en junio de 1962, juntó en la ciudad alemana a 118 políticos españoles de distintas tendencias pero todos opuestos al régimen franquista (salvo el PCE, que fue excluido) y en la que algunos ven un preembrión de la Transición. También el representante del PP en ese acto de ayer, el diputado Beneyto pidió que las fuerzas políticas españolas aúnen “fuerzas y esfuerzos” y olviden “diferencias partidistas”.

Rubalcaba y su equipo insisten por tanto en trasladar al Gobierno que puede contar con ellos para defender una posición común en Europa —y trasladar así confianza a las autoridades de Bruselas— en el momento más difícil que ha vivido España en años. Aunque, al mismo tiempo, los socialistas no renuncian a criticar al Gobierno por su gestión de la crisis. Ayer, por ejemplo, Rubalcaba estrenó su colaboración con la versión española del Huffington Post con un artículo en el que volvía a acusar a Rajoy —por tercera vez desde el pasado domingo— de generar desconfianza.

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“Los errores del Gobierno van a elevar las necesidades de recapitalización de nuestros bancos”, afirmaba el secretario general en ese blog. Y, aquí sí, abordaba la posibilidad de un rescate europeo a la banca española y advertía del riesgo que comporta: “Llegue esta ayuda directamente a las entidades financieras o lo haga a través del Estado, es evidente que va a venir acompañada de una cierta condicionalidad. Hay que decirles a los ciudadanos que, si hay dinero europeo, habrá exigencias. Y puede haber algunas que resulten inaceptables. Este es un debate que, de producirse esa ayuda, no se puede rehuir”.

Se llegue o no a ese pacto PP-PSOE en Europa, en España el Gobierno de Rajoy sigue aprobando sus medidas y el PSOE sigue rechazándolas (y recurriéndolas ante los tribunales: ayer, ante el Constitucional, el decreto ley sobre RTVE). Solo en la reforma financiera y la conveniencia de rescatar a los bancos con problemas parece haber más posibilidad de acuerdo entre ambos partidos (porque siempre lo ha habido hasta ahora), aunque también eso está en el aire esta vez. Sí apoya el PSOE la investigación de la fiscalía a Bankia. “Cuando el fiscal cree que hay algo que investigar, investiga”, dijo Rubalcaba.

Rubalcaba no recuerda por qué el PSOE declaró secreta toda la información de Exteriores

VERA GUTIÉRREZ CALVO, Madrid

“No recuerdo aquel acuerdo. No se lo puedo explicar”, ha contestado Alfredo Pérez Rubalcaba a la pregunta de por qué el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero acordó el 15 de octubre de 2010 declarar secretos o reservados la mayoría de documentos, informes y gestiones del Ministerio de Exteriores, y por qué no dio cuenta de aquella decisión a la ciudadanía. El acuerdo, desvelado por EL PAÍS el pasado lunes, fue tomado por el Consejo de Ministros de Zapatero cuando Rubalcaba era ministro de Interior de aquel Ejecutivo y estaba a punto de ser nombrado vicepresidente y portavoz (lo fue una semana más tarde).

El blindaje de los documentos de Exteriores, que se mantiene hoy día -según han denunciado historiadores que no pueden ya acceder a los documentos para sus investigaciones- llegó en 2010, después de que el Ejecutivo socialista anunciase un “golpe de timón” en su política de seguridad para imponer más discreción y combatir las filtraciones: dos años antes, en 2008, había estallado la polémica al conocerse que el Gobierno anterior, del PP, había autorizado en 2002 la escala en España de aviones de la CIA que llevaban a detenidos al penal ilegal de Guantánamo. Además, en julio de 2010 Wikileaks había empezado a divulgar informes secretos del Pentágono sobre Afganistán, y en noviembre esas filtraciones alcanzaron a España y sus relaciones con EEUU.

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