Empleo confirma que la Seguridad Social tendrá déficit por primera vez desde 1999
Burgos dice que "no se va a producir superávit alguno" pese a las previsiones del anterior Gobierno Rechaza cifrar el montante de la desviación hasta que concluya el proceso de recaudación
El nuevo secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, ha confirmado esta mañana que en 2011 "no se va a producir superávit alguno" en el sistema que gestiona los ingresos por las cotizaciones de los trabajadores y los pagos de las prestaciones sociales. Es la primera vez que el organismo entra en déficit desde que dejó de financiar la asistencia sanitaria general.
Pese a que en las previsiones del anterior Gobierno se apostaba por un ligero excedente de la Seguridad Social en 2011, el deterioro económico mayor de lo esperado que se ha registrado en la segunda mitad de 2011 y el consecuente aumento del paro ha dado al traste con estos cálculos, según ha explicado Burgos. No obstante, ha descartado dar ninguna cifra sobre cuál será el desfase en el sistema hasta que no concluya el proceso de recaudación.
El anterior Gobierno contaba en sus previsiones con unos excedentes del 0,4%
Burgos ha recordado que según la última previsión del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, la Seguridad Social iba a cerrar el año con unos excedentes equivalentes al 0,4% del PIB -el equivalente a unos 4.000 millones de euros-. Confiaba en este superávit, además, para enjugar parte de la desviación esperada en el resto de Administraciones, que en su conjunto y según la previsión del nuevo Gobierno se irá al 8%. Incluso podría llegar a superarlo.
De este lado, el propio Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro ya había adelantado el pasado viernes la posibilidad de que la Seguridad Social cerrase el pasado ejercicio en números rojos. La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, descartó ese mismo día tener que echar mano para sufragar el desfase del Fondo de Reserva, la hucha de las pensiones que se empezó a dotar en el año 2000 para anticiparse a las dificultades y que actualmente cuenta con 66.814 millones.
El deterioro de las cuentas de la Seguridad Social ha venido del lado de los ingresos
El sistema público comenzó a ingresar más de lo que gastaba en 1999. Fue el primer ejercicio en que la Seguridad Social dejó de contribuir a la asistencia sanitaria general, un capítulo del que se había ido retirando paulatinamente desde finales de los ochenta. No se trató de una mera coincidencia: con unos gastos de pensiones aún moderados -en 1999 suponían la mitad que ahora, pues había muchos menos beneficiarios y sus prestaciones eran inferiores- y unos ingresos crecientes -el sistema se nutría del boom económico que se intensificó a finales de los noventa-, el excedente, sin gastos sanitarios, estaba garantizado.
Pero eso acabó. Los pagos han crecido con fuerza durante estos años de más y mejores pensiones, aunque el anterior Gobierno ya contaba con eso en sus Presupuestos. Incluso ahorró en partidas como las bajas médicas o los gastos corrientes.
Lo que ha descuadrado las cuentas ha sido la evolución de ingresos, es decir, el volumen de empleo que aporta recursos al sistema. Según los datos publicados hoy por el Ministerio de Empleo, la afiliación a la Seguridad Social está en su nivel más bajo desde 2004 con 17.229.922 ocupados.
Fruto de este deterioro, según ha explicado el secretario de Seguridad Social, la relación entre afiliados y pensionistas es del 2,46%, es decir, que "cada pensionista se mantendría por 2,46 cotizantes", ocupados o desempleados, la tasa más baja desde diciembre de 2003.
Ya el año pasado comenzaron a vislumbrarse las grietas de la caja única. Con la contabilidad presupuestaria, la Seguridad Social registró un superávit del 0,2% del PIB, pero se debió al rendimiento patrimonial: 2.792 millones que proporcionó principalmente el Fondo de Reserva. Sin esa aportación, el saldo entre las cotizaciones de los ocupados y el gasto en pensiones contributivas resultaba ya negativo.
Aplicando la contabilidad nacional, homologable con Europa, la Seguridad Social está obligada a recoger el déficit generado por el desempleo, aunque los desequilibrios los abone el Estado. Con ese criterio, el sistema entró en déficit en 2010. La diferencia este año radica en que el desequilibrio se ha producido sin necesidad de sumar las prestaciones de paro.
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