StepUp.One, una posibilidad de trabajo para los más de 100 millones de refugiados que hay en el mundo
Más de 1.000 desplazados del campo de Kakuma (Kenia) estén ganándose la vida trabajando en redes sociales gracias a un proyecto cuyo objetivo es formar a un millón de personas en una habilidad comercializable para el año 2030
Como he reivindicado en esta columna, el poder del mercado y la empresa puede contribuir a resolver problemas sociales, pese a que su representación en estas luchas ha sido subestimada. Sin embargo, el hecho de que estos actores puedan aportar su granito de arena para solucionar la crisis de los refugiados, problema que parece claramente gubernamental, me resulta altamente esperanzador.
Las pregunta que hizo el refugiado Mohamed Hassan Mohamud en el Foro Económico Mundial en Davos en 2019 impactó al mundo. Cuando el capital, las mercancías y el dinero tienen libertad de movimiento en nuestro mundo, ¿por qué 185.000 personas de 10 países están atrapadas en un campo de refugiados por más de 20 años?, preguntó el hombre a los principales mandatarios mundiales. Era la primera vez que él salía del campo de Kakuma (al noroeste de Kenia) en dos décadas.
Tendemos a pensar que las crisis de refugiados se desarrollan solo en picos de emergencia en los que un grupo de personas necesita de un lugar provisional para vivir, pero lo cierto es que hay millones de seres humanos que Mohamed define como “refugiados olvidados” y que permanecen en un campo durante décadas o incluso toda la vida. En su caso, su madre trasladó toda la familia a Kakuma tras el asesinato de su esposo en Somalia por cuestiones tribales. La mujer amasó y vendió pan toda su vida para cumplir el sueño de brindarles educación a sus hijos fuera de aqul asentamiento, pero después de 27 años sin salir de él, murió sin conseguirlo.
“Hablamos de desarrollo sostenible y ético, pero los campos de refugiados no son ni sostenibles ni éticos. Tampoco propician el crecimiento humano”, argumentó Mohamed en Davos. “Hablamos de cómo podemos ser éticos con robots y queremos resolver el sufrimiento humano, ¿pero tendrán mis hermanos el derecho a una casa, a un documento de identidad y a un sentimiento de pertenencia, o se quedarán en el campo toda su vida?”, inquirió el joven somalí. “Solo pedimos igualdad para poder ganarnos la vida por nosotros mismos. El acceso a la educación y las oportunidades es un derecho humano fundamental, pero más de 70 millones de refugiados no lo tienen”, expuso Mohamed durante su intervención.
Su petición de ayuda a los líderes económicos mundiales para pasar de ser totalmente dependientes y recibir comida a final de mes, a ser autosuficientes y ganarse la vida, ahora tiene respuesta a través de una empresa de impacto social que ellos mismos han creado con ayuda del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El proyecto de StepUp.One tiene como misión convertir a los miles refugiados de los campamentos de Acnur en profesionales digitales a través de la formación en habilidades en redes sociales. La iniciativa ya ha logrado que más de mil refugiados en Kakuma estén ganándose la vida gracias a su trabajo en el sector privado, la ya llamada gig economy, un modelo económico y laboral basado en trabajos esporádicos de una duración determinada.
La iniciativa reconoce el manejo de las redes sociales como una de las 10 capacidades claves para el futuro del trabajo. También apunta a la oferta de servicios de mejora en ventas, marketing, selección de personal, recaudación de fondos y SEO para individuos y empresas en las principales redes sociales como LinkedIn, Twitter, Facebook, e Instagram, usando las mismas herramientas que emplean las agencias más avanzadas del sector. La visión de StepUp.One es capacitar y dar trabajo a un millón de refugiados en una habilidad comercializable para el año 2030. Su trabajo empezó con un piloto de cinco de ellos, graduados en 2019, escalando a 50 en 2020 y a 1.000 en 2021. La misión del proyecto es llegar a 10.000 refugiados graduados en 2022 y superar el millón para 2030.
Para Ryan O´Sullivan, director industrial de Introhive, los servicios de StepUp.One han sido esenciales en su labor. “Mi red en LinkedIn ha crecido de 1.000 conexiones a más de 10.000. Todas en mi mercado objetivo, ya sean clientes, prospectos o decisores clave en mi ecosistema. También me han ayudado a crear contenido significativo para mi sector, lo que ha logrado posicionarme como experto en la materia”, cuenta O´Sullivan. “El retorno es enorme, si le sumas a eso que estoy en el top tres en mi área de conocimiento en Twitter, pese a que no había tuiteado nunca antes, y que puedo contribuir a generar un futuro digno para todas estas personas”, concluye el empresario, uno de los primeros clientes que creyó en el proyecto.
Ser refugiado es un estatus, no te impide perseguir tus sueños. Sin embargo, está en manos de las empresas e individuos contratarlos para darles una oportunidad de lograr sus metas.
Como dice Mohamed, “ser refugiado es un estatus, no te impide perseguir tus sueños”. Sin embargo, está en manos de las empresas e individuos contratarlos para darles una oportunidad de lograr sus metas. ¿Podemos permitir que 100 millones de personas se queden sin un futuro? La respuesta a las crisis está en el origen, pero ¿cómo responder las consecuencias?
La petición de Mohamed es clara e insta al mundo a juntar esfuerzos para que más personas, cómo él y su familia, puedan aspirar a un mejor futuro “¿Puedes sumarte a nosotros en esta revolución humana donde la comunidad global se une para abordar la crisis de refugiados de manera más digna?”, inquiere el ahora líder comunitario keniano.
Su invitación se refuerza en un entorno en el que la situación de los refugiados empeora a diario. A finales de 2021 había 89,3 millones de personas desplazadas en todo el mundo, según un informe publicado por Acnur. Sin embargo, la guerra en Ucrania ha elevado el número de personas obligadas a huir del conflicto, la violencia y la persecución por encima de 100 millones de refugiados. Además, las nuevas oleadas de violencia y crisis prolongadas en Burkina Faso, Myanmar, Yemen, Venezuela, Etiopía, Afganistán y la República Democrática del Congo han duplicado el número de personas desplazadas en los últimos diez años. La cifra de refugiados actual supera el 1% de la población mundial y es comparable con el total de la población de Reino Unido y Canadá juntas.
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