Beliza Coro Guairacaja, experta en inclusión digital: “Me gustaría que ninguna niña indígena sintiera lo que llegué a sentir yo de pequeña”
Esta ecuatoriana kichwa, que tuvo que trabajar desde niña y llegó a vivir en la calle, se ha doctorado con una tesis sobre el desarrollo de las mujeres indígenas y es jefa de Inclusión Digital en la unidad latinoamericana de una gran empresa de telefonía
Beliza Coro Guairacaja (35 años), mujer indígena kichwa puruwa de Ecuador, fue la primera mujer indígena de su comunidad en graduarse como abogada y desde hace poco más de un año, después de un largo camino que la ha llevado a moverse por medio mundo, es jefa de Políticas de Inclusión Digital en Telefónica Hispam (la unidad latinoamericana del Grupo Telefónica).
Esta entrevista tuvo lugar a finales de noviembre en Madrid, adonde viajó para defender su tesis doctoral, con el título Desarrollo humano de las mujeres indígenas en América Latina. Una mirada interseccional de los derechos humanos de las mujeres indígenas en Ecuador en la Universidad Carlos III, culminada con la máxima puntuación: sobresaliente cum laude. “He sido la primera mujer indígena kichwa en doctorarse en este programa específico, pero no me he sentido sola. Junto al cariño y el apoyo de las profesoras presentes en el acto sentía que estaban espiritualmente conmigo mis ancestras y todas aquellas mujeres indígenas que, como mi abuela, nunca tuvieron acceso a la educación formal”, dice, recordando las intensas emociones del día anterior.
Coro, que se inspira en Michelle Obama y en las lideresas indígenas ecuatorianas Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña, nació en una familia en mala situación económica y tuvo que trabajar desde chiquita, vendiendo fruta y verdura en varias ciudades de su país. Llegó a vivir en la calle, vulnerable y expuesta a la violencia. “Por aquel entonces fui beneficiaria del programa de Telefónica Proniño, el punto en el que se originó todo”. Un programa, que como ella misma explica, fue creado en los años noventa por la compañía de telecomunicaciones con el objetivo de contribuir a la erradicación progresiva del trabajo infantil en Latinoamérica, dando acceso a la educación y la tecnología. “Entonces, pese a que la sociedad quería que yo sintiera, la culpa por haber nacido mujer, indígena, en situación de pobreza y en un país con menos oportunidades que otros, entendí que había un camino para mí”, recuerda. Un camino, dice, lleno de “disciplina y búsqueda de la excelencia. No de la perfección, sino de la excelencia”, subraya.
Hoy, desde su puesto de trabajo en Quito, el objetivo de Coro es cerrar brechas de género en el campo de las nuevas tecnologías e impulsar iniciativas que involucren a más personas indígenas, ayudándolas a llegar a roles de liderazgo, impulsando el emprendimiento y la innovación en la región. Coro es también embajadora cultural de su propia comunidad indígena, y viste a diario la indumentaria típica. “Quiero que se entienda que la diversidad es un don. Me gustaría que ninguna niña indígena sintiera lo que llegué a sentir yo de pequeña. Quisiera poder demostrarles a ellas que ser mujer e indígena es una gran suerte, y que estas identidades plurales se pueden poner en valor en espacios de relevancia nacional e internacional”.
Coro se graduó en Derecho por la universidad San Francisco de Quito para poder ejercer como abogada. Posteriormente, llegaron estudios de especialización y formaciones profesionales en EE UU, en Inglaterra, Israel y España: un camino conquistado, beca tras beca. Después del programa Proniño y los estudios en Derecho en Ecuador, Coro comenzó su carrera en Telefónica como becaria en el país sudamericano en 2011 y, desde aquel momento, ha crecido en la empresa hasta el cargo que ocupa hoy.
A la pregunta sobre qué le reserva el futuro, Coro apuesta por seguir creando impacto y abriendo nuevos espacios. “En Ecuador, y no solo allí, hay todavía muchas niñas, indígenas y no indígenas, a las que la sociedad intenta hacer sentir la culpa de haber nacido mujeres, diversas y con menos oportunidades”.
Aunque tiene la visión puesta siempre en nuevos desafíos, Coro cree que ahora, tras conseguir el doctorado, es el momento de estar con sus seres queridos. “Voy a dedicar más tiempo a mi familia, a mi hijo Luis Alejandro, nacido durante el doctorado, y a mi compañero de vida Geovanny” comenta, confesando que la conciliación no ha sido fácil. Y hace especial hincapié en el papel de su pareja, “un hombre que emana esta masculinidad positiva todavía no muy común, especialmente en América Latina”, señala. “Siempre ha estado allí apoyándome, creyendo en mí y repitiéndome: ‘Beliza, tú puedes”.
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