Científicas africanas que luchan contra la enfermedad y las estructuras sociales
Un documental de la Fundación Anesvad da visibilidad al trabajo de estas investigadoras y a su creatividad para seguir trabajando y desafiando un sistema pensado para los hombres
La curiosidad y la tragedia condujeron a Amelie Wamba hacia la ciencia. Desde siempre, esta bioquímica camerunesa sentía un deseo de ejercer un impacto tangible en la salud pública. Después vivió la desgracia de perder a un hermano y a una abuela por culpa de la malaria, una de las principales causas de muerte en el mundo, y terminó embarcándose en la investigación y el activismo para erradicar esta enfermedad.
“Tras haber sido testigo del devastador impacto de la malaria en mi familia y en mi comunidad, mi dedicación a la lucha contra esta enfermedad se convirtió en algo profundamente personal”, afirmaba esta científica y defensora de la salud pública de 36 años.
Su historia forma parte del documental Think Outside The Box (Piensa de manera creativa), realizado por la Fundación Anesvad, que se estrenó este otoño y fue recientemente proyectado en Yaundé. Sus protagonistas son investigadoras africanas de distintas edades y contextos sociales diferentes de Camerún, Ghana y Nigeria que investigan enfermedades que afectan especialmente a personas de los entornos más desfavorecidos y luchan por dar visibilidad a las mujeres e inspirar a las nuevas generaciones para que sigan sus pasos.
El documental dedica especial atención a las enfermedades tropicales desatendidas con manifestaciones cutáneas. “Queremos concienciar a la gente sobre la necesidad de destinar recursos para prevenir, diagnosticar y tratar estas dolencias que suelen concentrarse en las poblaciones vulnerables de países con pocos recursos”, explica por correo electrónico Marta Fernández Pisonero, directora de Think Outside The Box.
Pisonero afirma que el título del documental refleja ya el derroche de creatividad que deben hacer a diario las investigadoras africanas para superar los retos a los que se enfrentan. “Las barreras sociales y culturales, junto con un sistema educativo que a menudo perpetúa los estereotipos, llevan a muchas de ellas a abandonar sus carreras científicas”, lamenta.
Un mundo científico masculino
Wamba ha participado en numerosas iniciativas africanas para aunar esfuerzos entre países para luchar contra la malaria. Como ponente del Fondo Mundial para la Lucha contra la Malaria, Wamba aboga por la eliminación de la enfermedad mediante campañas de sensibilización, el aumento de los recursos para la prevención y el tratamiento y el fomento de estrategias innovadoras para la investigación y la participación comunitaria, con el fin de capacitar a las poblaciones locales para enfrentarse a esta enfermedad prevenible.
“Confío en inspirar la acción colectiva e impulsar cambios políticos que conduzcan a un futuro sin paludismo para las comunidades vulnerables”, explica.
“En mis investigaciones he hallado varios métodos innovadores para combatir la malaria, como el uso de la tecnología de impulsores genéticos para modificar las poblaciones de mosquitos y reducir su capacidad de transmitir la enfermedad”, señala.
Wamba también es miembro del Instituto superior camerunés para el crecimiento en investigación sanitaria para las mujeres, (HIGHER Women) un consorcio fundado en 2014 por la catedrática Rose Leke, experta camerunesa en polio, malaria e inmunización, cuyo trabajo también está reflejada en el documental.
El objetivo de Leke es orientar a las mujeres que inician su carrera en la investigación médica. Según la Unesco, en el África subsahariana las mujeres ocupan el 30% de los puestos en el ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). En Camerún, las mujeres están infrarrepresentadas en la enseñanza superior y pocas logran puestos de responsabilidad en el mundo científico. Sin ir más lejos, en este país solo un 12,5% de las mujeres son profesoras asociadas y el 7% son catedráticas. La masculinización de la ciencia, los estereotipos sociales y un sistema educativo que tiende a propagar estas ideas llevan a muchas mujeres a abandonar su carrera.
El consorcio HIGHER Women se esfuerza por atraer y retener a más mujeres en la investigación médica, y también, por apoyar y fomentar el aumento del número de científicas a través de un instituto de formación en el que hay un programa de mentoría, que capacita técnicamente, pero también prepara para “hacer frente al entorno psicosocial africano”, explica Leke.
“Los resultados revelan que, desde que se incorporaron al programa, las jóvenes científicas han conseguido importantes becas de investigación gracias a los talleres y a las tutorías activa”, afirma Leke, que celebra que cada vez más mujeres que dan sus primeros pasos en el mundo académico científico presentan los resultados de sus investigaciones en conferencias nacionales e internacionales, llegan a puestos altos en universidades e instituciones de investigación y concilian con más facilidad vida familiar y profesional. El consorcio cuenta actualmente con 157 miembros, 38 de ellas mentoras y 119 alumnas.
“Frente a la desesperanza de rendirse a la primera dificultad que a menudo invade nuestras sociedades en Europa, estas mujeres son capaces de hablar, luchar contra la adversidad y pensar fuera de los moldes preestablecidos”, celebra Berta Mendiguren, miembro del patronato de la Fundación Anesvad.
La responsable subraya que las dolencias desatendidas reciben recursos limitados para la investigación y su distribución es una muestra más de las “relaciones de hegemonía y subordinación y de las brechas de género existentes en los equipos de investigación”. “Por eso el trabajo de estas mujeres resulta aún más extraordinario y en Anesvad apostamos claramente por apoyar por ejemplo a las científicas africanas que trabajan en el campo de las pruebas de diagnóstico rápido (PDR) con programas como ‘La beca de Todas’”, destinada a promocionar a científicas africanas que investigan las dolencias desatendidas con manifestación cutánea en el África Subsahariana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.