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Crisis humanitaria en Níger: “Las sanciones no son eficaces, lo único que consiguen es empobrecer más a quien ya es pobre”

Issoufou Soumana, presidente de una de las ONG más importantes del país africano, que asiste más de 100.000 nigerinos, alerta de que, más de cuatro meses después del golpe de Estado, la población que necesita asistencia aumenta de manera alarmante

Issoufou Soumana Niger
Issoufou Soumana, presidente de la ONG DIKO, durante una visita a Euskadi, en octubre.Cedida por ACPP

“¿Quién se acuerda hoy de mi país?”. Issoufou Soumana no espera ninguna respuesta. “Si Níger fue primera página cuando se produjo el golpe de Estado fue debido a los intereses estratégicos de otros países y no por la preocupación que provocaba la población civil”, denuncia el presidente de la organización no gubernamental DIKO, una de las ONG más importantes del país, que asiste anualmente a entre 120.000 y 150.000 personas vulnerables, sobre todo mujeres y niños.

Después de que la asonada militar derrocara en julio al presidente Mohamed Bazoum, retenido por los golpistas, Soumana traza, en una entrevista con este diario, un preocupante panorama de la situación humanitaria de su país, donde faltan alimentos, medicinas y electricidad y miles de personas, “que ya eran vulnerables antes del golpe, lo son aún más debido a las sanciones económicas” aprobadas a finales de julio por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), que incluyeron, entre otros, el cierre de las fronteras principales del país.

Según la ONU, en este país africano de 26 millones de habitantes, 4,3 millones necesitan asistencia humanitaria, y 3,3 millones de ellos sufren ya inseguridad alimentaria. “Si nada cambia, si las sanciones no se levantan, estos números pueden duplicarse”, advierte Soumana durante un reciente viaje a España, de donde procede buena parte de la financiación de DIKO, gracias sobre todo a la cooperación descentralizada, es decir, a las aportaciones de ayuntamientos y diputaciones locales.

“Níger está ya en el olvido. Es un país poco conocido, que a menudo hasta se confunde con Nigeria, y hemos desaparecido de la agenda internacional”, lamenta Soumana.

Hay un sentimiento nacionalista, panafricano, un deseo de controlar los recursos naturales y de una especie de segunda independencia. Un eslogan se repite en las calles de mi país: ‘Todo esto es asunto nuestro’

La Unión Europea, tercer donante del país africano después de Estados Unidos y el Gobierno alemán, según cifras de la ONU, ha apoyado estas sanciones económicas contra la junta militar de Níger y en octubre, el Consejo Europeo adoptó un marco que permite aplicar medidas restrictivas contra quienes amenacen la paz, la estabilidad y la seguridad del país africano. “Las sanciones no son eficaces, lo único que consiguen en empobrecer más a quien ya es pobre, pero no tendrán ningún poder en esta crisis porque a quienes se quiere perjudicar no les impactan”, asegura Soumana.

El responsable de DIKO, que en la lengua local djerma quiere decir “apoyo”, explica que estas medidas punitivas tampoco están logrando que la población se vuelva contra las nuevas autoridades de facto, presididas por el general Abdourahamane Tchiani. “Incluso en los pequeños pueblos se ven manifestaciones de adhesión a los militares. Hay un sentimiento nacionalista, panafricano, un deseo de controlar los recursos naturales y de una especie de segunda independencia. Un eslogan se repite en las calles de mi país: ‘Todo esto es asunto nuestro’”, describe.

El impacto del golpe

Según Soumana, el efecto del golpe militar y las sanciones se sintió muy rápido en la población de Níger, cuyas fronteras con Benín y Nigeria, cruciales para el suministro de electricidad y cereales, están cerradas.

“El país es muy dependiente de los puertos. Hubo reservas de alimentos y medicinas para un mes, pero luego el impacto fue rápido. En este momento hay electricidad tres horas sí y tres horas no en todo el país”, explica. Níger produce solo el 30% de la electricidad que consume y el resto la importaba de Nigeria. Paradójicamente, Níger es uno de los grandes productores de uranio del mundo y Francia, antigua potencia colonial, explota parcialmente tres minas en el país africano, de las que procede un 20% del uranio que necesitan sus centrales nucleares, según datos publicados por el diario Le Monde.

Con respecto a los alimentos, las autoridades nigerinas de facto han reorientado las líneas comerciales a través de Burkina Faso, sobre todo para importar cereales. Pero este corredor no es demasiado seguro. La ONU y ONG han subrayado la necesidad de que las sanciones de la Cedeao no afecten a la ayuda humanitaria.

La respuesta humanitaria es más importante que nunca, no podemos hacer las maletas ahora

“Esa vulnerabilidad creciente de los nigerinos hace, por ejemplo, que aumente la violencia contra mujeres y niños. Necesitamos dar una respuesta rápida a estas personas: primero, que puedan comer y, segundo, tratar enfermedades como la desnutrición o el paludismo, que van a aumentar. Todo esto es un engranaje y ya está en marcha”, advierte Soumana, cuya ONG, creada en 2006, trabaja en todo Níger a favor de la seguridad alimentaria, los derechos de la mujer, fomenta la paz y la gobernanza local y el acceso a los servicios básicos.

“Nuestro trabajo no ha cambiado tras el golpe, se ha multiplicado. Al ser una ONG totalmente local, hemos podido seguir estando presentes, dar respuesta a inundaciones y mantener los programas de protección, mientras que otras organizaciones tuvieron que congelar sus acciones. La respuesta humanitaria es más importante que nunca, no podemos hacer las maletas ahora”, pide.

Según un informe del Banco Mundial y del Programa Mundial de Alimentos de octubre, el parón en la mayoría de la financiación al desarrollo se va a notar de manera clara en el país, sobre todo en los servicios públicos e infraestructuras esenciales. En total, se estima que 1.100 millones de dólares (unos 1.020 millones de euros) de financiación al desarrollo previstos para 2023 no habrán sido entregados debido a la situación política.

Desde hace más de 10 años, DIKO trabaja mano a mano en Níger con la ONG española Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP), que hace además de puente entre la entidad nigerina y las fuentes de financiación en el país. Responsables de la ACPP subrayan en que DIKO ayuda a impulsar un nuevo modelo de cooperación en el que la población beneficiada se pone en el centro de la acción y expresa por sí misma cuáles son sus necesidades.

“Entendemos que las organizaciones locales deben ser las actoras de cambio en sus propios países”, dice Carmen de Lucio, responsable para Níger dentro de la ONG española. “Organizaciones como DIKO son las que mejor conocen las necesidades de las comunidades y las estrategias más adecuadas para darles respuesta. Con el golpe de Estado, hemos podido constatar y confirmar la importancia de esta localización de la ayuda humanitaria”.

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