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El golpe de Estado en Níger siembra la zozobra en el parque nuclear francés

El país africano es el principal suministrador del uranio que consume la UE, por delante de Kazajistán y de Rusia. Francia es el mayor importador europeo de esta materia prima imprescindible para la energía atómica

Niger Rusia Putin
Manifestación a favor del golpe de Estado de militares de Níger, con carteles contra Francia y de apoyo a Rusia, en Niamey, el 30 de julio.STRINGER (REUTERS)
Ignacio Fariza

Francia mira con zozobra la frágil situación política en Níger tras el golpe de Estado militar de la semana pasada. No solo por sus más que evidentes conexiones históricas ―los vínculos coloniales se prolongaron hasta los años sesenta del siglo pasado―, sino también por su estrecha vinculación económica. La segunda mayor potencia europea no solo es el principal destino de las exportaciones nigerinas, según las cifras del Banco Mundial, sino que estas están particularmente concentradas en una materia prima, el uranio, fundamental para la operación de sus centrales nucleares. La energía atómica es clave para Francia: cubre, por sí sola, cerca del 70% de la electricidad que consume el país cada año.

Con estos elementos sobre la mesa, es más que comprensible la zozobra que ha provocado en las autoridades francesas la “peligrosa” asonada contra el mandatario Mohamed Bazoum, en palabras del presidente Emmanuel Macron. “El uranio, por supuesto, forma parte de la ecuación. Por eso estamos observando muy atentamente lo que ocurre”, reconoció el jueves el nuevo jefe de su partido (Renacimiento) en la Asamblea Nacional, Sylvain Maillard, en declaraciones al canal de televisión France Info.

Níger tiene las cuartas mayores reservas del mundo de este uranio en bruto, según las cifras del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA, dependiente de Naciones Unidas) y de la Agencia para la Energía Nuclear (AEN, dependiente de la OCDE). Y es, además, el principal origen del uranio que consume la UE, por delante de Kazajistán y de Rusia. Francia es, a su vez, el mayor importador europeo de esta materia prima, imprescindible ―una vez tratada y convertida en combustible atómico― para el funcionamiento de su vastísimo parque nuclear.

Desde el golpe de Estado militar se ha producido, según la agencia Reuters, una “avalancha de retórica antifrancesa y de desinformación” tanto en Níger como en el resto del Sahel. La agencia británica de noticias vincula directamente esta oleada con Rusia, que supuestamente está “buscando avivar la ira contra París por sus actividades en el país africano”. Las acusaciones de saqueo del uranio para alimentar sus reactores nucleares son una de las armas más comunes de esta estrategia. Por ahora, sin embargo, la empresa público-privada francesa Orano ―en la que el Estado francés tiene el 45% del capital y que opera gran parte de los yacimientos de uranio del norte del país africano― sigue desarrollando su actividad con normalidad, prácticamente ajena al golpe de Estado. Según sus cifras, el 10% del uranio que consumen las centrales atómicas galas procede de sus minas en el país africano.

Los primeros depósitos de uranio en Níger fueron descubiertos en 1957. En las siguientes décadas, Francia y otras grandes potencias nucleares, como China, posaron sus ojos sobre sus cuantiosas reservas. El interés por estos yacimientos, además, creció exponencialmente hace 15 años, a raíz del encarecimiento de este mineral en los mercados internacionales.

El ‘factor Rusia’

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Las crecientes dudas sobre el futuro político inmediato de Níger se suman, además, a las numerosas incertidumbres en torno a Rusia, otro país clave en la cadena de suministro de uranio a las centrales nucleares occidentales. La buena noticia, tanto para Francia como para el resto de países occidentales que apuestan por la energía atómica (Estados Unidos, el Reino Unido, la República Checa o Finlandia, entre otros) es que las dos naciones con las mayores reservas probadas (Australia y Canadá) son estrechos aliados.

“La mayoría de países con reactores nucleares depende del uranio importado”, reconoce la Agencia Internacional de la Energía (AIE, también dependiente de la OCDE) en su último monográfico sobre esta tecnología. Aunque sin señalar a ningún país en concreto, es natural que buena parte de las miradas se dirijan a Francia, el país de Europa que más ha elevado ―y sigue elevando― su puja por la energía atómica. Su dependencia es total: la última mina de uranio francesa echó el cierre en 2001.

Asalto frustrado a la embajada

Manifestantes a favor de la asonada militar en Níger intentaron el domingo sin éxito penetrar en la Embajada de Francia en Niamey. Sí lograron arrancar la placa de la puerta, en medio de gritos contra Francia y a favor de Rusia y de los golpistas. La oficina del presidente francés, Emmanuel Macron, respondió con un comunicado en el que advertía: “El presidente no tolerará ningún ataque contra Francia y sus intereses”, especificando que París responderá a cualquier ataque contra sus diplomáticos, fuerzas armadas o empresas. Los dirigentes de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental dieron también ayer un ultimátum de una semana a los golpistas para que restablezcan el orden constitucional. En caso contrario, dijeron, no excluyen “el uso de la fuerza”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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