“África es el continente más agredido, existir como africanos ya es una victoria”
La economista Aminata Touré, ex primera ministra de Senegal y titular de la cartera de Justicia, aspira a convertirse en la primera mujer presidenta del país en las elecciones de 2024
Desde el salón de la casa de Aminata Touré (Dakar, 1962), salpicado por esculturas de guerreros y amazonas africanas, se escuchan las olas del mar. Durante más de una década, esta economista senegalesa curtida en mil batallas en Naciones Unidas, cumplió todas las tareas que el presidente Macky Sall le encomendó, desde organizar su campaña hasta ser primera ministra, pelear por la alcaldía de Dakar, llevar la cartera de Justicia o presidir el Consejo Económico y Social. Pero los devaneos de Sall con un posible tercer mandato, su deriva autoritaria, empujaron a Touré a la ruptura. “Esa candidatura era inmoral”, asegura.
Tras su sonado divorcio político en 2022, Aminata Touré se ha revelado como una de las más feroces rivales de Macky Sall, cuya renuncia a presentarse a un tercer mandato, unida a los problemas judiciales del líder opositor Ousmane Sonko que impiden por ahora su candidatura, dibuja un escenario político muy abierto. En su casa de Virage, lejos del bullicio infernal del centro de Dakar, prepara su gran batalla: convertirse en la primera mujer presidenta en la historia de Senegal tras las elecciones de febrero de 2024. “¿Por qué no?”, pregunta en voz alta, “tanto yo como este país estamos preparados”. Aminata Touré también es miembro del Club de Madrid, foro de jefes de Estado y Gobierno, del que partió la propuesta de esta entrevista.
Pregunta. Senegal atraviesa uno de los periodos más turbulentos de su historia reciente, con violentas protestas y recortes de libertades. Sin embargo, la renuncia del presidente Macky Sall a un tercer mandato ha contribuido a rebajar la tensión. ¿Qué sintió al escucharlo?
Respuesta. Que no ha hecho nada heroico. Estudió la viabilidad de presentarse y finalmente se dio cuenta de que no era posible debido a la presión interior y exterior. Si los demócratas no se hubieran movilizado, estaríamos ante un intento de tercer mandato. Es una pena que no lo dijera hace tres años. Eso hubiera evitado muchos episodios desgraciados, con la reputación internacional de Senegal seriamente comprometida. Ahora falta que las elecciones sean inclusivas. Si Macky Sall quiere que haya paz, que deje a todo el mundo presentarse, incluido Ousmane Sonko, cuya condena por corrupción de la juventud esconde una motivación política, como todo el mundo ha comprendido.
P. Usted mantuvo una larga y estrecha relación política con Sall durante más de una década, ¿qué pasó entre ustedes?
R. Tuvimos una divergencia fundamental respecto al tercer mandato. Macky Sall empezó bien, pero se transformó debido a la inmensidad de un poder exorbitante. El presidente de Senegal es el Jefe Supremo del Ejército, controla la gestión de todo el dinero y preside el Consejo Superior de la Magistratura. Es demasiado, no hay contrapesos. Me comprometo a hacer una reforma en profundidad. También tiene que haber una ley que impida que los parientes accedan a ciertos cargos y que otros, como los ministros de Finanzas, Justicia, Fuerzas Armadas o Interior, no sean políticos. La lucha contra la corrupción debe ser prioritaria.
Heredamos un Estado colonial creado por la metrópoli para aprovecharse de sus recursos, pero no para desarrollar Senegal, y lo mantuvimos
P. Leopold Sedar Senghor y Abdou Diouf estuvieron 20 años cada uno, Abdoulaye Wade concurrió a un tercer mandato y Sall se lo pensó hasta el último instante. Parece que ese presidencialismo es algo sistémico.
R. Procede de la Quinta República francesa, de De Gaulle. El presidente de la República ha sustituido al gobernador francés, incluso vive en el mismo palacio. Heredamos un Estado colonial creado por la metrópoli para aprovecharse de sus recursos, pero no para desarrollar Senegal, y lo mantuvimos. Hay que dar la vuelta a la pirámide del Estado. La mayor parte del presupuesto no llega a los ciudadanos, se va en gastos. Hace falta un sistema que vaya de la base hacia arriba, pero desde hace 60 años tenemos un Estado colonial que funciona al revés.
P. Otra herencia del colonialismo fue el franco CFA [una moneda creada en 1945 para que las colonias francesas del África subsahariana participaran en la reconstrucción de la metrópoli tras la II Guerra Mundial], muy criticado en los últimos años. ¿Hay que avanzar hacia otra moneda?
R. Francia ya ha terminado con el franco CFA, votaron la ley en la Asamblea Nacional. Somos los países africanos quienes no cumplimos con nuestra responsabilidad. Si me convierto en presidenta me comprometo a poner en marcha el eco [la moneda de África occidental]. El franco CFA es una moneda colonial que no ha servido para desarrollar nuestras economías.
El franco CFA es una moneda colonial que no ha servido para desarrollar nuestras economías
P. Sin embargo, sus defensores aseguran que la paridad con el euro ha traído la estabilidad y un mayor control inflacionario.
R. ¿Pero esa estabilidad ha arreglado la pobreza? La moneda es una simple herramienta. Los países donde el franco CFA está vigente están entre los más pobres del mundo. Sin embargo, el eco va a facilitar la integración económica. Si hoy en día quiero invertir en Nigeria hay que pasar del franco CFA al dólar y del dólar a la naira. Con una moneda común regional, la integración será más fácil.
P. Senegal vive hoy una nueva oleada de emigración irregular hacia España, los cayucos vuelven a salir desde estas costas. ¿Cuál es la llave para devolver la esperanza en su país a esos jóvenes?
R. Vivo enfrente del mar, que por la noche es negrísimo. Hay que tener una determinación enorme para coger un cayuco de noche y atravesar el océano. Solo se van los más valientes y eso es una pérdida inmensa, además de un drama infinito que duele en el corazón. En un país donde el 70% de la población tiene menos de 35 años, si no desarrollas una estrategia masiva de creación de empleo no vas a salir adelante. La clave es el empleo, el desarrollo, la industrialización, la mejora de la calidad de vida. Y es posible. África tiene una fuerza que se ignora, una población joven, dinámica, inventiva, creativa. Tenemos muchas ventajas. Los países más implicados en ayudarnos con esa industrialización deben ser los más cercanos, como España, Italia o Francia. Impulsaré la diplomacia económica.
En un país donde el 70% de la población tiene menos de 35 años, si no desarrollas una estrategia masiva de creación de empleo no vas a salir adelante
P. La veo ya en campaña. ¿Está Senegal preparado para tener una mujer presidenta?
R. Este país está preparado y yo también. Creo que hemos llegado a un momento en que no será el sexo lo que va a marcar la diferencia. Visto lo serio que es el problema, pienso que la cuestión serán las aptitudes, la percepción y el programa propuesto. ¿Por qué los senegaleses no van a están preparados si los liberianos lo estuvieron? Tenemos un 48% de diputadas mujeres y numerosos ejemplos en la política municipal de mujeres en el poder. Puede ser una ventaja si llego a movilizar el electorado femenino, que es mayoritario, sobre todo de las jóvenes. He demostrado que tengo experiencia y que tengo un equipo. Visto lo serio de la situación, creo que los senegaleses necesitan un presidente con experiencia.
P. Uno de los lastres al desarrollo africano es la deuda externa, que se ha agudizado en los últimos años con varios países en suspensión de pagos, ¿cuál es la solución?
“Cuando un africano pide la anulación de la deuda no es mendicidad, sino reparación por todo lo que se han llevado de África”
R. La anulación. Cuando un africano pide la anulación de la deuda no es mendicidad, sino reparación por todo lo que se han llevado de África. Cuando Europa estaba inmersa en su desarrollo industrial, nosotros luchábamos contra la esclavitud y la colonización, nos perdimos ese momento extremadamente importante en la historia de los pueblos. Eso exige una compensación. En todo caso, con quien habrá que negociar es con China, que es un nuevo socio y no tiene esos antecedentes de pillaje.
P. ¿No puede ser China el nuevo predador de los recursos africanos?
R. China es un ejemplo a seguir, en un lapso de tiempo muy pequeño se ha convertido en la primera potencia económica mundial. En 1949, los chinos morían de hambre. Eso es lo que los africanos deben hacer, erradicar rápidamente la pobreza y desarrollar la industria, la educación y los sistemas de salud. Los chinos lo hicieron.
P. Pero con un régimen no democrático.
R. Sí, pero esa es la mejora que se debe introducir, hacerlo con sistemas democráticos. De todas maneras, en 1949 no había muchas democracias en el mundo. En España, por ejemplo. Lo importante es cómo lo han hecho y mejorar el modelo para hacer lo mismo a través de un sistema democrático.
P. ¿Cree que es posible que un avance de ese tipo se produzca este mismo siglo?
R. África es el continente más agredido de la historia de la humanidad durante un largo periodo de tiempo. Existir como africano ya es una victoria. Los aztecas, los mayas, los incas desaparecieron. Nadie ha sufrido tantas agresiones como los africanos y, con todo, hemos resistido durante muchísimo tiempo. Después, la batalla por la independencia fue heroica y hubo que construir administraciones. Desde una perspectiva histórica, África ha vivido muchos avances. Hay una tendencia a despreciar el largo camino recorrido en una corta distancia. Sesenta años en la vida de un pueblo es muy poco. Conseguimos la independencia después de haber vivido la esclavitud, la colonización, el saqueo de nuestros recursos y 63 años después hemos aumentado de 43 a 63 años nuestra esperanza de vida, tenemos casi la escolarización universal de niños en primaria. Lo que yo me propongo es acelerar ese progreso. Es eso lo que me interesa del ejemplo chino, su desarrollo económico y social.
“En Senegal hemos descubierto gas y petróleo y está claro que lo vamos a utilizar, nadie nos puede decir lo contrario”
P. El mundo vive momentos convulsos con la guerra en Ucrania, que está teniendo un fuerte impacto en África y una Rusia que aumenta su influencia en el continente en detrimento de las antiguas potencias europeas.
R. Hay que respetar la neutralidad de África si así desea ser. Respecto a Rusia o Francia, no es a ellos a quienes corresponde mantener la seguridad en África. Tenemos que avanzar hacia la soberanía militar. Lo que yo propongo es un Ejército africano que se pueda desplegar con rapidez. Eso no quiere decir que no tengamos acuerdos militares con unos u otros, pero hay que poner al día nuestros ejércitos.
P. Una de las amenazas de este siglo es el yihadismo, que ya corroe una parte del Sahel, ¿teme que penetre en Senegal?
R. Senegal sigue siendo un país de islam moderado, pero no es un logro definitivo, hay que estar vigilantes, apoyar a las cofradías religiosas y modernizar las escuelas coránicas para que no haya frustración, que es la madre de los extremismos. Hay que introducir en esas escuelas la formación profesional e integrarlas en el sistema económico y social del país. Y promover el respeto a los derechos de los niños. La mendicidad infantil ha retrocedido mucho, pero hay que erradicarla definitivamente.
P. ¿Cómo percibe la situación actual de la mujer en Senegal y África?
R. Hay una evolución positiva, pero no es suficiente. Ya conseguimos la paridad sobre los puestos electivos, pero debemos lograrla en puestos nominativos. El Gobierno debe ser paritario, ya hay suficientes mujeres con formación el país. Este año en el Bachillerato técnico ha habido más candidatos mujeres que hombres, el año pasado salieron más diplomadas de la Facultad de Medicina que diplomados. Al final de la escuela primaria hay más niñas que niños. Son signos de progreso, una revolución silenciosa. Pero hay que luchar contra la fuerte discriminación. La ley contra la violencia de género es muy avanzada, pero hay que aplicarla. Hay que crear una banca de mujeres, que regule las agrupaciones y las empresas femeninas para darles acceso a los recursos.
P. Otro reto del siglo XXI es el cambio climático.
R. En Senegal hemos descubierto gas y petróleo, y está claro que lo vamos a utilizar, nadie nos puede decir lo contrario. Corresponde al Norte hacer los esfuerzos para disminuir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. África es la que menos contamina y la que más sufre el impacto. Las tecnologías menos contaminantes como la solar son inaccesibles, muy caras. Hay que tener un sistema en el que cese la hipocresía.
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