“No somos invasores, solo humildes pescadores”: los cayucos de Kayar, del meme a la realidad
El actor senegalés Thimbo Samb regresa a su pueblo para grabar un documental que ofrece una mirada diferente sobre las migraciones, alejada del drama y los estereotipos
Bajo la arena y entre las casetas de madera de la playa senegalesa de Kayar se entretejen miles de sueños al ritmo que marca el mar. Los jóvenes se suben a sus cayucos de pesca y se lanzan a diario contra las olas, mientras los más pequeños juegan a ser mayores y construyen barcas con el corcho de las boyas perdidas. Thimbo Samb fue uno de aquellos niños hasta que, un buen día, impulsado por el poderoso motor de querer una vida mejor, decidió poner rumbo a Europa. Media vida después y cansado del relato falso sobre su África y las migraciones, el actor y artivista (arte más activismo), como él mismo se define, decidió volver a su tierra para contar una historia diferente. “Quería que el mundo supiera que fui feliz, que no supe que África era pobre hasta que llegué a España y me hablaron de las guerras y las hambrunas”, asegura, con una sonrisa.
Fue en 2006. Entre los 32.000 africanos que llegaron a Canarias solo aquel año estaba un joven de 17 primaveras con los ojos nublados de ilusiones. Tras cuatro intentos fallidos, el niño pescador lo había conseguido. “Desde pequeño yo había querido ser actor, un poco como mi madre y mi abuela”, asegura Thimbo Samb. Su particular odisea le llevó a Valencia, donde tras nueve largos años consiguió algunos papeles y se formó como intérprete. “Me planteé siete metas: llegar a ser actor, hacer una obra de teatro propia, grabar un documental, volver a Senegal para trabajar allí sin renunciar a España, publicar un libro que estoy escribiendo, hacer una película sobre mi vida y ganar un Goya. Ojalá lo consiga algún día”, dice.
Quería que el mundo supiera que fui feliz, que no supe que África era pobre hasta que llegué a España y me hablaron de las guerras y las hambrunasThimbo Samb, protagonista del documental 'Cayucos de Kayar'
Thimbo Samb llega al VI Congreso de Periodismo de Migraciones de Mérida, organizado por la Fundación PorCausa, para presentar su proyecto de documental, Cayucos de Kayar. En él bucea en esa infancia feliz y despreocupada, en las ganas de irse entre bromas y apuestas, en el riesgo de jugarse la vida cuando esta no ha hecho más que empezar, en la falta de pescado desde que los grandes barcos industriales empezaron a merodear por aquellas aguas, en el mar y en la sal. “Los protagonistas somos nosotros, la gente de Kayar”, añade. Acompañado por Álvaro Hernández Blanco, director del documental, presenta una historia que arremete de lleno contra algunos clichés y se centra en la voz de los verdaderos actores del hecho migratorio.
Uno de los detonantes creativos del documental fue un tuit realizado por un diputado de Vox en 2020, en el que, publicando una fotografía aérea de una playa mauritana a reventar de cayucos de pesca, escribió: “Norte de África. Yo ahí lo dejo”. A pesar de que esta imagen es habitual en decenas de localidades costeras del continente africano y lo único que muestra es la intensidad de la actividad pesquera artesanal en la cornisa atlántica, la intención de generar alarma en plena crisis migratoria en Canarias provocó un enorme revuelo en redes sociales y también indignó al actor senegalés, residente en Madrid. Hubo personas que retuitearon la imagen con la frase “Que no nos digan que esto no es una invasión”, antes de que el diputado terminara borrando su mensaje.
Cayucos que dan sustento e incitan a partir
“Conocí a Thimbo en una prueba para un cortometraje de ficción y nos hicimos amigos. Su historia me enganchó y decidí ir a Senegal con él”, explica Hernández Blanco. Fueron nueve intensos días de rodaje en Kayar. “Creo que lo que aportamos es una mirada al individuo. Estamos acostumbrados a escuchar las narrativas de las migraciones en términos macro y filtradas por titulares, portavoces, ONG, intereses políticos y nos olvidamos de ir a los protagonistas de esta historia. Estamos reduciendo el foco, no es África contra Occidente o negro contra blanco, esta es la historia de Thimbo y de su pueblo, y es más manejable, más honesto, es la escala en la que los seres humanos nos movemos. Cuando se habla de cifras o flujos es todo muy impersonal”, añade.
Los motivos que empujan a Thimbo Samb y los jóvenes de Kayar a migrar no son la guerra ni el hambre, sino la búsqueda de un futuro mejor
Senegal es uno de los principales países subsaharianos emisores de emigración hacia España, en donde viven casi 80.000 ciudadanos de este país en la actualidad, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Su llegada se ha intensificado en las dos últimas décadas, casi siempre por vía irregular debido a una restrictiva legislación laboral y a una política de visados que apenas deja posibilidad de viajar legalmente. Al mismo tiempo, es uno de los países más desarrollados y con mayor crecimiento económico de África occidental. Los motivos que empujan a Thimbo Samb y los jóvenes de Kayar no son la guerra ni el hambre, sino la búsqueda de un futuro mejor que, en el caso de España, se antoja cercano y realista, pese a las enormes dificultades.
En pleno proceso de elaboración del documental, Kayar vive una agitación inusual. Decenas de pescadores se enfrentan a sus compañeros de Mboro y de Saint Louis. En alta mar, unos rocían a otros con gasolina y les prenden fuego. Hay un muerto y una treintena de heridos. Las autoridades intervienen para intentar calmar los ánimos. El motivo es el uso de un tipo de red prohibida, que los pescadores de Kayar rechazan. En el fondo, se trata de la lucha por un recurso cada vez más escaso, por un pescado que desaparece mientras los barcos industriales venidos de China, Turquía, Corea o Europa son cada vez más visibles en las aguas senegalesas.
“Esta es la historia de un meme. O más bien la historia de lo que el meme deja fuera, de la mentira que propone y de las verdades que no cuenta. La playa de mi pueblo es prácticamente idéntica a la del meme. Esto es Kayar, Senegal, y estos nuestros cayucos de pesca. No somos invasores, solo humildes pescadores”. Con esta frase dicha por el propio Samb arranca el documental, que se adentra en las vidas de Saliú Gueye, Badara Mbaye, Papa Boye, Abdoulaye Diaw o Mame Mor Mbaye, en los jóvenes que han intentado ir a España una, dos, tres veces, y que en todas las ocasiones han sido devueltos o se quedaron a medio camino. Son la cara B de la historia de Thimbo. “Los mismos cayucos que nos dan sustento nos tientan a partir”, asegura el actor. Pero también en aquellos que deciden quedarse y luchar por cambiar las cosas.
Está previsto que el documental, de unos 30 minutos de duración, se estrene a finales de mayo e inicie su recorrido por distintos festivales. “Es un retrato de seres humanos como tú y como yo, de mis amigos, de mi familia, de mi madre. Personas sensibles, inteligentes, que hacen el bien”, añade Samb. Su proyecto huye de la tragedia de los desaparecidos, aunque en Kayar decenas de familias han perdido a algún miembro en el mar. “Muy pocos de nosotros vamos a legislar sobre migración, pero lo que sí está bajo nuestro control es que, si nos cruzamos con una de estas personas, podemos dedicarle un poco de empatía, un gesto, una sonrisa y, sobre todo, tener interés por entenderles”, concluye Hernández Blanco.
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