Una red para encontrar empleo tras pasar por la cárcel
Se llama Red Creer y está integrada por 82 organizaciones del sector público, privado y social con un propósito común: generar oportunidades de inclusión socioeconómica para personas vulnerables que estuvieron privadas de la libertad. La Unión Europea lo ha elegido como proyecto modelo en Argentina
La noche del 7 de noviembre de 2019 Nehuen Franco López dejó la Unidad Penitenciaria N.º 1 Lisandro Olmos, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, y recuperó su libertad. Al día siguiente fue a conocer a su hijo, que en ese momento estaba por cumplir tres años, y cinco días después empezó a trabajar para una parroquia, cortando el pasto. A los pocos meses, lo convocaron a una reunión con otras personas que habían estado privadas de su libertad. “Allí nos presentaron a la Red Creer y sus referentes nos hicieron sentir que creían en nosotros”, cuenta el joven de 23 años.
La Red Creer está integrada por 82 organizaciones del sector público, privado y social que trabajan juntas con un propósito en común: generar oportunidades concretas de inclusión socioeconómica para personas que estuvieron privadas de la libertad, que viven en situación de vulnerabilidad y que desean desarrollarse plenamente después de salir de la cárcel. “Brindamos capacitaciones para desarrollar habilidades socioemocionales y técnicas, servicios de intermediación laboral y acompañamiento uno a uno para que los interesados logren obtener un empleo y sostenerlo en el tiempo. También, reforzamos emprendimientos productivos y de servicios, promoviendo la generación de ingresos de manera independiente”, describe Silvio Dal Buoni, director ejecutivo de Potenciar, una de las organizaciones que coordina la plataforma.
En enero de 2021, Franco López empezó a trabajar para Belclau, una empresa que integra la Red y que brinda servicios de gastronomía y limpieza tanto a entidades públicas como privadas. “Este empleo me ayudó mucho. Por primera vez recibí un sueldo, tuve una ocupación formal. Me alcanza para vivir solo y ejercer la paternidad con mi hijo. Cada vez que cobro le paso un porcentaje a la mamá”, cuenta el hombre, que trabaja en el área de la cocina.
Al poco tiempo de comenzar en Belclau, Franco López enfermó de tuberculosis por segunda vez. La primera fue en el penal. En esta oportunidad, el médico le dio reposo por 30 días. “En ese momento pensé que no pegaba una. Me preocupaba perder el trabajo. Apenas había entrado y ya me había enfermado. La dueña me llamó para ver cómo estaba y me dijo que me recuperase tranquilo”, recuerda.
Claudia Harriet es abogada y portavoz de Belclau. Ella se acercó a la Red Creer en 2018, y en 2019 concretó las primeras contrataciones de jóvenes que habían sido privados de su libertad. “A nosotros esta experiencia nos resulta muy gratificante. Vemos mucho compromiso y agradecimiento por la oportunidad laboral. Vamos conociendo a los chicos y es emocionante ver cómo van avanzando. Suelen venir de situaciones personales y familiares complicadas, por eso es importante el acompañamiento. Yo me apoyo mucho en la red y aprendo de ellos”, dice la empresaria.
Franco López fue detenido el 1 de diciembre de 2016 y estuvo casi tres años preso. Argentina cuenta con 100.634 personas adultas privadas de la libertad en unidades de detención, según datos del Sistema Nacional de Estadística sobre Ejecución de la Pena de 2019. La provincia de Buenos Aires es la que cuenta con más reos, con el 45% del total, seguida por Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Salta, Misiones, Tucumán y Entre Ríos. Respecto al nivel de educación, el 66% de los encarcelados alcanza únicamente un nivel de instrucción primaria o inferior. También se destaca que el 41% se hallaba desocupado al momento del ingreso y el 48% no contaba con oficio o profesión. Las cárceles argentinas están, en su mayoría superpobladas, con una media global de 23% de sobrepoblación. Esta situación redunda en problemas vinculados con las condiciones físicas de detención, pero también con el acceso a oportunidades de formación y desarrollo personal de la población carcelaria.
Franco López tuvo la oportunidad de formarse y conectarse con organizaciones dentro de prisión. “Me metí en muchos cursos y avancé con la escuela secundaria. Me conecté con la organización Deportistas por la Paz que dan entrenamiento de rugby en las cárceles y proveen de un espacio de reflexión”, cuenta.
Cuando la persona está por salir del penal, vemos cuáles son sus expectativas de vida para acompañarlo en ese proceso. Es importante que tengan un proyectoMelchor Villanueva, director ejecutivo de Deportistas por la Paz
Melchor Villanueva es el director ejecutivo de Deportistas por la Paz, organización que también participa en la Red. “Vamos a los penales una vez a la semana, dos horas. Ahí trabajamos con jóvenes de entre 18 y 25 años en un espacio de entrenamiento y otro de desarrollo humano, donde se abordan habilidades como: empatía, comunicación asertiva, autoconocimiento, pensamiento crítico y creativo, entre otras”.
Cuando Franco López salió en libertad, Villanueva se puso en contacto con él. “Me mandaba mensajes para ver cómo estaba. Él me convocó para la reunión con la Red”, afirma el joven. El aludido señala que los jóvenes le confiesan que salir en libertad puede ser más traumático que haber estado encerrado. “Cuando la persona está por salir del penal, vemos cuáles son sus expectativas de vida para acompañarlo en ese proceso. Es importante que tengan un proyecto”.
Franco López cuenta que el recuerdo del presidio, muchas veces, no le deja descansar. Se despierta a las seis de la mañana, que es la hora en que pasaba el oficial por los pabellones. La expectativa de Franco López es terminar la educación secundaria y luego estudiar una carrera relacionada con la gastronomía. “Hoy paso más tiempo con mi hijo, soy más familiar y tengo otros hábitos. Corté los vínculos que me transmitían cosas negativas”, dice.
Desde 2018 Red Creer trabaja en un modelo colaborativo llamado La Ruta de la Inclusión que conecta y vincula a las organizaciones que trabajan –de puertas adentro y fuera– todos los días para generar resultados concretos en materia de inserción socioeconómica de liberados y liberadas. Se les brinda a las personas alcanzadas por la red capacitaciones, asistencia técnica, recursos y acompañamiento para que, una vez en libertad, cuenten con más herramientas y posibilidades de obtener un empleo o de generarse un ingreso. “Muchas veces la solución a una problemática compleja no radica en crear nuevas organizaciones o en movilizar e invertir más recursos, sino en articular acciones”, expresa Dal Buoni.
El modelo implementado por Potenciar a través de la Red Creer fue seleccionado por la delegación de la Unión Europea en Argentina entre más de 300 proyectos. El 5 de mayo 2021 se comunicaron los 11 ganadores de la Convocatoria para Organizaciones de la Sociedad Civil de la Delegación de la UE en el país latinoamericano. “Nos propusimos que, en tres años, al menos 500 beneficiarios culminasen exitosamente la ruta de la inclusión, obteniendo y sosteniendo un empleo o generando un emprendimiento propio que les permitiera vivir en libertad dignamente y desarrollarse social y económicamente de manera sostenible en el ejercicio pleno de sus derechos y obligaciones ciudadanas”, explica Dal Buoni.
Hoy paso más tiempo con mi hijo, soy más familiar y tengo otros hábitos. Corté los vínculos que me transmitían cosas negativasFranco López, expresidiario y miembro de la Red Creer
La financiación de la UE se orienta principalmente a consolidar el funcionamiento de la red en la inclusión sociolaboral de personas privadas de la libertad y liberados. Además de aportar 500.000 euros, propicia el intercambio y el aprendizaje con organizaciones sociales, públicas y privadas argentinas que trabajan para mejorar las condiciones de vida de quienes han estado presos y de otros colectivos vulnerables. Hasta el momento, la red ha generado más de 50 inserciones laborales efectivas en el sector privado. En 2021 también se lanzó una convocatoria para fortalecer y financiar más de 40 emprendimientos individuales y asociativos de liberados y liberadas.
En relación con los desafíos, Nicolás Lusardi, socio fundador de Red Creer y director de Cook Master, empresa que brinda servicios de alimentación dice: “Es fundamental entender que este problema es casi matemático. La falta de oportunidades para personas con antecedentes penales y condenas solo agrava el problema de la falta de seguridad. Por eso es importante conseguir que más empresas sumen ofertas de trabajos para personas liberadas”.
Hace poco más de un año, la empresa Axion contactó a Erik Esquivel para ofrecerle un puesto en una estación de servicio. “El trabajo me permitió alquilar un departamento y mudarme con mi novia”, celebra el joven de 22 años.
Esquivel recuperó su libertad hace dos años. Al principio, buscó hacer chapuzas para generar ingresos. Cortaba el pasto, era ayudante de albañil y asistente en una panificadora. De todas formas, seguía buscando un trabajo registrado, y por eso cuando lo convocaron a participar de una reunión, se acercó con expectativa. Esa fue la misma en la que participó Franco López.
“Unos meses después de ese encuentro me llamaron de Axion. Estoy muy agradecido con esta oportunidad porque como no terminé la Secundaria, me resulta muy difícil encontrar un trabajo así. Mi puesto tiene turnos rotativos y por eso me cuesta retomar el estudio, pero quiero hacerlo”, comenta.
Contar con la red le da mucha tranquilidad a Esquivel y lo hace sentir acompañado: “Al principio tenía miedo que mis compañeros pensaran que por haber estado detenido era una mala persona. No quería que se enteraran. Pero cuando fui tomando confianza lo conté y me sentí respaldado. También, el encargado de la estación de servicio me echó una mano. Este era un rubro nuevo para mí y él estaba pendiente para responder todas mis dudas”.
Al pensar en su futuro, el joven expresa: “Mi sueño es salir adelante, tener mi casa, mi vehículo, formar una familia. Sobre todo, estar tranquilo”.
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