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Desarrollo sostenible
Tribuna
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Desarrollo (sostenible) y trabajo (decente)

Si fuimos capaces de pasar de la servidumbre al contrato de trabajo, debemos ser capaces ahora de transitar hacia el trabajo decente

Manos Unidas
Wylly Suhendra (Unsplash)

Desarrollo sostenible, transición justa, trabajo decente y ecologización de la economía son conceptos de actualidad. La cuestión es definirlos e intentar transmitir en qué se concretan. Cuando hablamos de este concepto, partimos del expuesto en el informe Brundtland (1986), que lo define como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”.

El desarrollo sostenible es la base de la Agenda 2030, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 2015, que tiene entre sus objetivos “la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, la lucha contra la desigualdad dentro de los países y entre ellos, la preservación del planeta, la creación de un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sustentable, y el fomento de la inclusión social (que) están vinculados entre sí y son interdependientes”. Quedan cubiertas, pues, tres dimensiones: la económica, la social y la medioambiental, con un carácter integrador e indivisible.

Para alcanzar este propósito se establecieron 17 objetivos (ODS) y 169 metas de alcance mundial y aplicación universal. Su consecución requiere de la participación de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, el sistema de las Naciones Unidas y otras instancias. Queda patente, pues, otra característica de la Agenda 2030: el multilateralismo necesario para su implementación.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es indispensable para el cumplimiento del Objetivo 8: promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, así como el empleo y el trabajo decente para todos. Su presencia en la Agenda refleja el entendimiento de la comunidad internacional de que el trabajo decente es un medio y un fin para la consecución de las tres dimensiones mencionadas.

Transición justa

Alcanzar el desarrollo sostenible requiere una transición justa, lo que puede definirse como el proceso hacia una economía neutra desde los puntos de vista medioambiental, económico y social. Respecto a dicha transición justa, dos ideas esenciales:

Trabajo decente

Juan Somavia, director general de la OIT entre 1999 y 2012, fue quien acuñó el término trabajo decente, que es aquel que “busca expresar lo que debería ser, en el mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno”. Su construcción se basa en cuatro objetivos vinculados con la dignidad humana que son inseparables, están interrelacionados y se refuerzan mutuamente:

Sujeto del trabajo decente

El sujeto del trabajo decente es todo trabajador, tanto de la economía formal como de la economía informal. Incluye a los asalariados, los autónomos, los trabajadores a domicilio y familiares, y a los miembros de cooperativas y de unidades de la economía social. También contempla a los colectivos vulnerables que hasta ahora no han podido acceder a un empleo (Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo).

En este sentido, el sujeto del trabajo decente no es tanto el trabajador, sino la persona en sí: lo importante es que el trabajo sea productivo y le provea de los medios materiales o bienes económicos que necesita para subsistir.

En conclusión, el trabajo decente puede ser definido como aquel que tiene como fundamento la dignidad de la persona y como objetivo establecer cómo tiene que ser el empleo y en qué condiciones tiene que ser desempeñado. Un trabajo cuya garantía depende de una suficiente protección social y para cuyo logro es necesario el diálogo social.

Si fuimos capaces de pasar de la servidumbre al contrato de trabajo, debemos ser capaces ahora de transitar del contrato de trabajo hacia el trabajo decente.

The Conversation

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