Para vacunar contra el coronavirus se necesitan jeringuillas... Y conseguirlas es un desafío
El mecanismo Covax y Unicef se encargan del abastecimiento de materiales necesarios para la inmunización de 82 países de ingresos bajos. La meta es entregar 1.000 millones de agujas y 10 millones de cajas para desecharlas en 2021
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El mecanismo Covax, además de buscar un acceso justo y equitativo a las vacunas para la covid-19, también se ocupa de garantizar el suministro de jeringuillas y de otros insumos igual de necesarios para alcanzar la inmunización mundial. En Malvinas aterrizó el primer cargamento de estas remesas que no suelen recibir mucha atención. Un total de 100.000 jeringuillas y 1.000 cajas para desecharlas de forma segura llegaron a este archipiélago austral el pasado 23 de febrero. Unicef, uno de los socios implementadores de Covax, fue responsable. Henrietta Fore, directora ejecutiva de la organización, es clara: “Es fundamental tener suministros adecuados de jeringas preparados en cada país antes de que lleguen las vacunas, para poder administrar estas de manera segura. Esto permitirá que la inmunización comience inmediatamente y contribuirá a cambiar el curso de este terrible virus”.
En las semanas siguientes, Ghana, Sudán, Costa de Marfil, Malawi, Afganistán, Nepal, Liberia, Guinea Conakry, Timor, Bután, Yemen, Lesoto, Senegal y otros países menos favorecidos se pusieron a la cola para recibir los 14,5 millones de jeringuillas desechables de 0,5 ml (para las vacunas de Astra Zeneca) y 0,3 ml (para Pfizer-BioNTech) que se despacharon vía aérea por la agencia de la ONU para la infancia. Al menos 10 aerolíneas se sumaron a este esfuerzo por arrancar la vacunación en esos países: Air France, Brussels Airlines, Emirates Skycargo, Ethiopian Airlines y United Airlines, entre otras.
Las jeringuillas salieron de la reserva que Unicef tiene en sus almacenes de Copenhague y Dubai. La meta para 2021 es entregar más de 1.000 millones de jeringuillas y 10 millones de cajas para desecharlas de forma segura a 82 países de ingresos bajos y medios. Robert Matthews, jefe de la Unidad de Dispositivos Médicos en la División de Suministros en Copenhague, escribe en un blog que la tarea comenzó en el verano de 2020: “Se produjo inmediatamente después del anuncio de que Covax tenía la intención de asegurar 2.000 millones de dosis de vacunas para los países participantes. Sabíamos que teníamos una operación gigantesca por delante”.
Lorena Cobas, responsable de emergencias de Unicef, confirma que hasta ahora todo ha ido bien: “Es verdad que este año la demanda es más alta y que la vacuna de Pfizer, por ejemplo, requiere una jeringuilla específica que es diferente a las que se suelen usar, pero por ahora estamos cumpliendo. En estas primeras fases no se pueden hacer los envíos en barco porque tardan mucho tiempo en llegar. Entonces lo estamos cubriendo con aviones. Igual que con las vacunas”.
Las entregas se están haciendo en las ciudades principales, por lo que la logística no está siendo complicada. “Cuando nos desplacemos en áreas remotas, habrá un despliegue temprano de suministros antes de la campaña para garantizar que todo el equipo esté en su lugar. Esto permitirá que el personal tenga suficiente tiempo para prepararse antes de la campaña real”, dice Felix Osei Sarpong, especialista de Salud de la organización en Ghana. “En algunos terrenos de difícil acceso, los drones entregarán los suministros a las comunidades”.
También es crucial trabajar para reforzar la cadena de frío, fortalecer los sistemas sanitarios y apoyar en los mensajes de comunicación. “Todo esto lo hacemos de manera paralela con el mecanismo de Covax”, dice Cobas. “Cuando llegan las vacunas no se trata solo de dejarlas, a partir de ahí el responsable de la vacunación son los Estados y nosotros tenemos que apoyar porque no siempre existen las capacidades y recursos necesarios...”.
Una veintena de países más están en la cola para recibir las 14,5 millones de jeringuillas desechables
Perú es un ejemplo de cómo funciona ese apoyo extra que, en este país, también colabora la Organización Panamericana de la Salud—. El pasado 10 de marzo recibió un lote de 117.500 vacunas de Pfizer. La representante de Unicef en Perú, Ana de Mendoza, cuenta que el Gobierno de ese país tiene insumos para iniciar la vacunación, pero solicitó información para la compra de más jeringuillas. “Pasa como en todos los países donde la vacunación está sobrepasando las capacidades que tenían”.
A finales de 2020, las autoridades peruanas también buscaron ayuda para reforzar la cadena de frío. “Lo que hicimos fue facilitar esa compra, que se hizo con fondos del Gobierno. Entonces van a llegar 10.000 equipos para reforzar la cadena de frío por un valor de unos 22 millones de dólares (18 millones de euros). Ya han llegado 1.100 congeladores solares, que están ahora en el proceso de desaduanaje, y que son muy importantes para las zonas donde no hay energía eléctrica. Hay muchos lugares de la selva y de los Andes donde se necesita tener un sistema así para guardar las vacunas contra la covid”, cuenta la portavoz.
La preocupación por la cadena de frío es algo recurrente desde antes de la pandemia. Con ayuda de la Alianza Global para Vacunas e Inmunizaciones (GAVI, por sus siglas en inglés) se han modernizado los equipos de refrigeración en los países con el propósito de garantizar la seguridad y la efectividad de otras vacunas. Desde 2017 se han instalado más de 40.000 neveras para la cadena de frío (incluidas neveras solares) en distintos centros de salud, sobre todo en África.
Esta capacidad previamente instalada ha sido determinante para seleccionar los primeros beneficiados por el mecanismo Covax. “En muchos países las primeras vacunaciones de Ébola también exigían superfrío. Entonces ya hay países en los que hicimos este trabajo y tienen más capacidades para mantener la temperatura que requiere la vacuna de Pfizer. A otros sitios se destina AstraZeneca, que no tiene ese requerimiento”, explica la directora de emergencias del organismo.
Antes de la pandemia, Unicef adquiría anualmente entre 600 y 800 millones de jeringuillas para inmunizaciones infantiles en todo el mundo. Por lo tanto nada de este despliegue mundial es nuevo para la organización. Pero su operación y su necesidad de fondos es mayor ahora: a inicios de este año era de 659 millones de dólares (553 millones de euros). El 80% de esos recursos son imprescindibles para apoyar la vacunación para la covid-19 (suministros, cadena de frío, transporte) en nombre de Covax, según la entidad.
Cuando llegan las vacunas no solo se trata de dejarlas, a partir de ahí el responsable de la vacunación son los Estados y nosotros tenemos que apoyar porque no siempre existen las capacidades y los recursos necesarios...
El empeño para que el coronavirus no lo eclipse todo
Rachida Abdelli, especialista regional de suministros en África Occidental y Central, señala que de momento están cumpliendo con su trabajo habitual: “En el caso de la República Democrática del Congo (RDC), las vacunas contra el rotavirus se enviaron junto con las vacunas Covax el pasado 2 de marzo. Las vacunas de rutina se planifican con al menos un año de anticipación, según las previsiones del país. Para la República Democrática del Congo, los dos envíos se consolidaron, ya que se necesitaban al mismo tiempo”.
Este año deben enviar 620 millones de jeringuillas para diferentes programas de vacunación contra otras enfermedades, como el sarampión o la fiebre tifoidea, y ya se han negociado las primeras adquisiciones de ese lote con empresas en India y España. El jefe de la Unidad de Dispositivos Médicos en la División de Suministros de Unicef, desde Copenhague, reconoce que no ha sido fácil: “Dedicamos un tiempo considerable a buscar jeringas con la mejor calidad y el precio garantizado para comprar en nombre de 100 países”.
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