Digital, joven y verde: así ve África su futuro post pandemia
Una veintena de líderes internacionales, sobre todo africanos, apuesta por el desarrollo sostenible como herramienta para superar la crisis de la covid-19 en el XX Foro Económico Internacional sobre el continente organizado por la OCDE
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Hasta en 19 ocasiones se ha celebrado el Foro Económico Internacional sobre África y todas fueron en Europa. La última, de hecho, en Madrid. Este año, la vigésima iba a tener lugar por primera vez en el continente africano, pero la covid-19 trastocó los planes. Se ha celebrado este lunes 22 de febrero, pero de manera virtual, desde cada casa y ordenador de las más de 700 personas que han seguido un evento organizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Unión Africana, y pensado para impulsar la búsqueda de soluciones africanas para los problemas africanos en materia de economía e inversiones. En esta edición, que ha examinado la idea de invertir en la recuperación sostenible para solucionar la crisis económica derivada de la pandemia, el virus ha sido el protagonista, aunque no tanto desde un enfoque pesimista, sino más bien como el revulsivo que ha obligado a los gobiernos y a los Estados a reaccionar.
Es cierto que se ha perdido mucho durante el año 2020 y nadie de entre la veintena de ponentes de este foro lo ha negado: el Producto Interior Bruto de África se ha contraído un 3% de media y 41 economías africanas han experimentado una disminución del suyo por primera vez en décadas, como ha recordado Ángel Gurría, secretario general de la OCDE. Las remesas han disminuido un 41% y los ahorros per cápita, una media del 18%. Se han visto en peligro los sistemas sanitarios, el empleo, la educación, los métodos de producción y la calidad de vida de millones de africanos. “Pero debemos encontrar oportunidades en este contexto único para que juntos podamos marchar hacia un futuro mejor poniendo nuestro capital humano en el centro”, ha animado la primera ministra de Togo, Victoire Dogbe. Compartir herramientas e iniciativas para luchar contra la pandemia y relanzar la economía ha sido la tónica general de esta reunión de cuatro horas. Desde países como Botsuana, Sudáfrica, Senegal, Madagascar y Etiopía, entre otros, se han propuesto algunas.
Madagascar: construyendo hospitales y centros agrícolas
“Según la Comisión Económica Africana, el 94% de los suministros médicos en África son importados. Dependemos del exterior, pese a que con nuestra biodiversidad y nuestra juventud podríamos tener los recursos y los conocimientos necesarios para satisfacer las necesidades médicas”, ha expuesto el presidente malgache, Andry Rajoelina. Por eso Madagascar ha iniciado en el último año varias reformas estructurales de su sistema de salud. “Hemos construido 20 hospitales y hemos reorganizado insumos, equipos médicos...”, ha resumido el presidente.
También ha mencionado la creación de un centro agrícola de 16.000 hectáreas en el suroeste del país que nace con la intención de garantizar la autosuficiencia alimentaria y exportar a otros países africanos. El presidente ha sido uno de los muchos mandatarios que ha insistido en el potencial del desarrollo digital de África. “La pandemia nos ha permitido comprender la importancia de la digitalización, así que la estableceremos en todos o los servicios públicos en Madagascar”, ha prometido.
Togo: Banda ancha y sanidad universal
La vacunación es un imperativo universal e innegociable, que requiere solidaridad global, valentía y coordinación por parte de todos los países, a juicio de Victoire Dogbe, primera ministra togolesa. En este contexto, el país ha definido una hoja de ruta de cinco años en la que la prioridad serán las políticas sociales orientadas a la recuperación económica. Entre las medidas en marcha, se va a desplegar una cobertura sanitaria universal, un programa de transferencias monetarias para las poblaciones más afectadas por la crisis y la inversión en centros de formación profesional para jóvenes en ganadería, comercio, construcción, energías renovables y agricultura.
Otro eje estratégico es promover la transformación digital, que ayudará a mejorar la productividad, a acceder a nuevos mercados, a crear puestos de trabajo y a promover la innovación. “El objetivo es asegurar la conexión de banda ancha para todos; queremos ser uno de los países más conectados de la región a través de fibra óptica y por eso hemos hecho obligatorio garantizar el suministro de fibra óptica en todo el país”, ha asegurado la ministra.
Senegal: Por una reducción de la deuda externa
Senegal lanzó un programa de resiliencia social y económico de 1.600 millones de dólares que hizo posible apoyar al sector sanitario mejorando servicios médicos y brindando tratamiento gratuito a enfermos de covid-19. ”Hemos podido apoyar a la diáspora, hemos podido salvaguardar la estabilidad económica y social, hemos podido apuntalar al sector privado, hemos podido preservar puestos de trabajo mediante una serie de medidas presupuestarias y mediante la liquidez”, ha enumerado Macky Sall, presidente senegalés.
Los esfuerzos de recuperación se están centrando, principalmente, en la soberanía alimentaria, la ganadería, la agricultura, la pesca, la industria farmacéutica, la industria y los problemas de salud. “Al mismo tiempo, hemos estado trabajando para impulsar el sector digital del turismo, las infraestructuras energéticas y la construcción”, ha añadido.
Sall, que asumirá la presidencia de la Unión Africana en 2022, ha vuelto a pedir una “reducción considerable” de la deuda externa para que los países puedan contar con los recursos presupuestarios necesarios para continuar y para capear los gastos provocados por la respuesta a la crisis de salud y la resiliencia económica y social, pero también para prepararse para la recuperación económica post coronavirus. “Y debo recordar que, con una cantidad que se estima en 360 millones de dólares, la deuda africana solo representa el 2% del volumen de deuda global”, ha advertido. En este sentido se ha pronunciado también el economista Jean Hervé Lorenzi, del Círculo de Economistas, pues ha recomendado que la moratoria de deuda que existe desde hace unos meses no solo se amplíe, sino también que se finalice solo una vez que las economías africanas hayan vuelto al nivel de crecimiento anterior a la pandemia.
Igualmente, ha llamado la atención sobre la lucha contra los flujos financieros ilegales, que cuesta a África más de 100 millones de dólares al año, ha solicitado la revisión del código minero y del código petrolero para que se remunere de manera justa la obtención de estos recursos y ha criticado que, todavía, la percepción del riesgo de inversión en África sea tan “exagerada” y los criterios de calificación suelan ser “incorrectos”. “Nuestras economías no pueden ser competitivas en esas condiciones”, ha sentenciado.
Etiopía: Industrialización neutra en carbono
África debe industrializarse a lo grande: en concreto, antes de la covid-19 era necesario crear unos 25 millones de empleos de manufactura en el continente, y ahora deberían ser más, según Arkebe Oqubay, asesor especial del primer ministro de Etiopía. “Solo cuando desarrollemos capacidad productiva podremos lograr un crecimiento sostenible”, ha asegurado. Y además no se puede hacer de cualquier manera, sino que debe ser una industrialización neutra en carbono. “No podemos repetir lo que hicieron los países industrializados en el siglo XX; tenemos que abrazar la industrialización verde”, ha solicitado, porque ya se ha visto con la pandemia que los países que han desarrollado más capacidad industrial y tienen gobiernos efectivos se están recuperando más rápido.
Ruanda: Apoyo a las pymes
Las reformas y la inversión de Ruanda en sus pequeñas y medianas empresas han llevado al país a ser el 53º del mundo en facilidad para hacer negocios, según el Banco Mundial, y el segundo del continente. Y no quieren perder esta posición. Por eso estas pymes han sido beneficiarias de un fondo de recuperación económica de 200 millones de dólares destinado a brindar préstamos bancarios, asesoría y desarrollo comercial que ha apoyado a 35.000 pymes y ha creado 189.000 puestos de trabajo, según Soraya Hakuziyaremye, ministra de Comercio e Industria.
Pero hay más avances logrados gracias a la inversión del país en la digitalización de su economía: “Eso ha permitido a nuestras pymes adaptarse rápidamente al nuevo comercio electrónico. Algunas de las iniciativas que puedo mencionar son el tener cables de fibra óptica en todo el país, permitiendo un acceso rápido a internet a todos nuestros ciudadanos y empresas”. También, el lanzamiento del Centro Financiero Internacional de Kigali, la construcción de un nuevo aeropuerto y la puesta en marcha de una aerolínea nacional.
Botsuana y los impuestos
Botsuana depende mucho de ingresos externos y por eso su desafío es mejorar los ingresos nacionales. Para ello se ha tomado una serie de medidas, y una de ellas llama la atención por impopular: subir los impuestos y el IVA de algunos productos y servicios. Pero no de cualquier manera, ha defendido Keith Jefferies, asesor principal en el ministerio de Finanzas y Desarrollo Económico. “Comenzamos con un impuesto a las bebidas azucaradas que realmente es para ayudar a abordar los problemas de la diabetes y otras enfermedades no transmisibles. Y se combinará con una mejor educación en salud pública”.
También se ha introducido otro impuesto sobre las bolsas de plástico para reducir el consumo y la degradación ambiental, se está aumentando la fiscalidad del combustible de gasolina y diésel, en parte para reducir el consumo y la contaminación, también para recaudar fondos para el mantenimiento de carreteras y por último, como parte de una estrategia para reducir las emisiones de dióxido de carbono. “También estamos analizando la viabilidad de introducir un impuesto al carbono más amplio que incentive la reducción de las emisiones de CO2 para cumplir con nuestras obligaciones bajo el Acuerdo de París sobre cambio climático”.
La importancia del Acuerdo de Libre Comercio Africano
Varios ponentes han mencionado el Acuerdo de Libre Comercio Africano (AfCFTA, según sus siglas en inglés) como una herramienta esperanzadora para la recuperación económica del continente. El AfCFTA establecerá un mercado único comercial para más de 1.300 millones de personas y tenía que ser ya una realidad, pero su puesta en marcha fue interrumpida por la pandemia. Uno de ellos ha sido Cristina Gallach, secretaria de Estado española de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe, que lo ha calificado como “el programa insignia de la Agenda 2063 (la hoja de ruta de la Unión Africana para promover el desarrollo sostenible del continente). “Será la estrategia que produzca los puestos de trabajo para los muchos millones de jóvenes africanos, así que no hay duda de que hará a África más fuerte”.
Sobre la creación de empleo joven también se ha pronunciado el jefe de la agencia de desarrollo de la Unión Africana, Ibrahim Mayaki: “La creación de infraestructuras permite abordar uno de los mayores problemas que hay en el continente: la creación de 20 millones de puestos de trabajo cada año para los jóvenes que ingresan al mercado laboral”. La sensación general, después de las intervenciones de todos los participantes, es que el continente está preparado para salir adelante, solo necesita que le dejen. O, como ha expresado el enviado especial de la Unión Africana, Tidjane Thiam: “Los africanos no necesitamos que nos den ideas ni determinación. Solo necesitamos que se nos brinde un entorno en el que podamos dar lo mejor de nuestras habilidades”.
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