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El coronavirus frena el despegue del gran tratado de libre comercio africano

El cierre de fronteras retrasa la entrada en vigor de un acuerdo clave para el desarrollo del continente, prevista para julio

José Naranjo
Cumbre de la Unión Africana, celebrada en Kigali (Ruanda) en marzo de 2018, durante la que se presentó el Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano.
Cumbre de la Unión Africana, celebrada en Kigali (Ruanda) en marzo de 2018, durante la que se presentó el Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano.EFE

El comienzo de la fase operativa del Acuerdo de Libre Comercio Africano (AfCFTA, según sus siglas en inglés), previsto para el próximo 1 de julio, se retrasa a causa del coronavirus. Así lo confirmó a Reuters el secretario general de este pacto, el sudafricano Wamkele Mene. “Obviamente no es posible comenzar en las actuales circunstancias”, dijo. El acuerdo supone la creación de un mercado único continental de 1.300 millones de personas y representa la gran esperanza para África en dos de sus grandes hándicaps: el comercio interior y la industrialización.

La crisis del coronavirus y el impacto de las medidas adoptadas por los Estados africanos hacen inviable la puesta en marcha del acuerdo. En la actualidad prácticamente todos los países han cerrado sus fronteras, lo que ha afectado enormemente a los intercambios comerciales. Precisamente este pacto pretende la reducción y progresiva desaparición de buena parte de las barreras y aranceles aduaneros, lo que choca con la situación actual. Aunque aún no hay una nueva fecha cerrada, la comisión de la Unión Africana (UA) ha propuesto el 1 de enero de 2021 para el pistoletazo de salida del acuerdo, según reveló a Efe el coordinador comercial de la Comisión Económica de la ONU para África, David Luke.

Este ambicioso proyecto, que ya cuenta con el voto favorable de todos los países africanos a excepción de Eritrea, se perfila paradójicamente como uno de los mejores instrumentos para superar la crisis económica que ya se perfila. Así lo defiende el comisario de Comercio de la Unión Africana, el zambiano Albert Muchanga. “Es comprensible que los Estados cierren fronteras. Pero para combatir las consecuencias de esta pandemia, la cooperación entre países africanos es obligatoria y el gran mercado creado por el AfCFTA ofrece oportunidades para una recuperación más rápida y para acometer una transformación estructural”, aseguró.

Aunque las cifras de casos detectados hasta el momento revelan que África sigue siendo el continente menos afectado por la pandemia de coronavirus, con 35.000 positivos y 1.500 fallecidos, lo cierto es que las consecuencias económicas ya se dejan sentir. La fuerte dependencia del exterior de la economía continental, basada sobre todo en la exportación de materias primas a los grandes bloques económicos China, Estados Unidos y la Unión Europea, acentúa la vulnerabilidad de África ante una caída de la demanda. Asimismo, la población más pobre, que subsiste en el día a día, está sometida a una gran tensión por los confinamientos y la alteración del pequeño comercio.

Naciones Unidas ya rebajó su previsión de crecimiento para África del 3,2% al 1,8%, lo que hace entrar en recesión al continente por primera vez en un cuarto de siglo. Sin embargo estas previsiones se podrían quedar cortas en función de la duración de la crisis y los países más dependientes, como Nigeria y su producción petrolera, podrían caer en decrecimiento neto. La Unión Africana ha solicitado una ayuda de emergencia de 100.000 millones de dólares así como la cancelación de la deuda externa bilateral. Esta última petición ha sido acogida de manera favorable por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial así como por la Unión Europea y líderes mundiales como el presidente francés Emmanuel Macron.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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