Ir al contenido
_
_
_
_
CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Universidades públicas asfixiadas

Los lectores y las lectoras escriben sobre la huelga convocada en la Complutense, la violencia institucional contra las mujeres y la indiferencia ante la realidad social

Soy profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Esta semana, muy cerca del final de un apretado primer cuatrimestre, haremos huelga dos días. En mi facultad no existe el acceso premium a la mayor parte de medios online españoles por falta de presupuesto, no hablemos ya de títulos como The Economist o The New York Times. En mi despacho hace frío en invierno y calor en verano a pesar del aire acondicionado, que no está adaptado al tabicado actual, vigente desde hace décadas. Los fondos de la biblioteca se desactualizan al ritmo de los tiempos ante la desesperación de sus esforzados profesionales, las persianas del aulario están permanentemente estropeadas. Desde la semana pasada, se ha cancelado sine die por razones económicas el servicio de atención telefónica al profesorado para problemas informáticos. Podría seguir y seguir sin llegar a hablar de nuestros sueldos. Las universidades públicas de la Comunidad de Madrid, todas, se paran porque quienes gobiernan están asfixiando lo público. Y es preciso un cambio urgente de mentalidad.

Andreu Castellet Homet. Madrid

Violencia institucional

Este 25 de noviembre volveremos a llenar calles y plazas para denunciar las violencias machistas. Pero hay una que a menudo está silenciada: la violencia machista institucional. Es aquella que aparece cuando quienes deberían protegernos no nos escuchan, no nos creen o nos culpabilizan; cuando los espacios de apoyo y de justicia terminan revictimizando a mujeres y menores. Por eso, es imprescindible dar voz a esta realidad y reforzar herramientas como el Observatorio de Violencias Institucionales Machistas, que recoge testimonios para convertirlos en pruebas colectivas, visibilizar estos errores y presionar al Estado para que asuma sus responsabilidades. Este 25-N, recordamos que erradicar la violencia contra las mujeres también pasa por garantizar que ninguna institución reproduzca lo que dice combatir. Porque lo que no nos protege también nos violenta.

Marta Vizcaíno Rubio. Barcelona

Indiferentes

Menos de 30 años y un salario que supera los 2.500 euros al mes. A las seis de la mañana, me quejo del frío cuando subo al coche. Hace unos días, en mi ciudad, Alcalá de Henares, murió una mujer sin hogar intentando calentarse en lo que difícilmente podía llamarse vivienda. La noticia me estremeció, pero solo dediqué unos segundos a pensar en ella antes de seguir con mi rutina. Y me pregunto: ¿cómo hemos llegado a esta desconexión? ¿Cómo puede mi generación vivir sin conciencia de clase, resignada ante la precariedad y los precios inalcanzables de la vivienda? ¿Cómo hemos permitido que la política se reduzca a gestos superficiales mientras lo esencial —la dignidad, el hogar, la vida— queda fuera del foco? Hay personas que mueren sin haber tenido siquiera la posibilidad de soñar con un techo. Y nosotros, incluso con trabajos estables, somos incapaces de levantar la voz. ¡Mejor! Pondré la radio musical en vez de las noticias para no darme cuenta de que yo tampoco aspiro a una vivienda. Quizá el verdadero invierno sea ese: la indiferencia. ¿Y el problema? Que no sea solo estacional.

Irene Alonso. Alcalá de Henares (Madrid)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_