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Red de redes
Columna
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El algoritmo efectista: Rosalía, racismo y periodismo

El dato de los detenidos por origen geográfico que ofrece la Ertzaintza apenas sirve para pasear por X

Rebeca Carranco

El algoritmo que domina mi timeline en X las últimas semanas resulta bastante efectista. Se divide en tres asuntos principales, con subtemas entrelazados. El primero trata de periodistas en la picota. La polémica recurrente estos días es la entrevista de Ricard Ustrell en El matí de Catalunya Ràdio a Luis Rubiales, quien solo unas horas después acabó siendo víctima de los huevazos de su tío. Este asunto deriva en varias tramas secundarias, que se resumen en criticar todo lo que haga Ustrell, desde sus editoriales en antena hasta la chaqueta que lleva, para acabar zurrando a la Corporación Catalana de Medios, en plena batalla por el cambio de nombre (3cat) que afecta a sus marcas históricas (TV3 y Catalunya Ràdio). La variante madrileña (que también copa mi feed) se ocupa de las batallas del ministro Óscar Puente, quien se lanza a pecho descubierto contra periodistas y medios. En este caso, la pendiente resbaladiza termina salpicando a RTVE y la supuesta instrumentalización que practica Pedro Sánchez. Todo muy pegajoso, con un sesgo inevitable de gremio.

La segunda cuestión que inunda mis redes sociales es un bucle ya de dimensiones mundiales: Rosalía. Allí donde mire sale ella: protagonizando el cuento de La princesa y el guisante con Jimmy Fallon, cantándole La Perla a capela a David Broncano o protagonizando un TikTok incomprensible donde mueve las manos al son del piano. La historia secundaria en este caso navega por las aguas del desamor y el despecho, con menciones a todos los ex conocidos de la cantante (Rauw Alejandro, C. Tangana o Jeremy Allen White). ¿A quién no le han roto alguna vez el corazón? Me quedo con Francino y su entrevista en la SER a la artista catalana: “Si a mí me dicen la mitad de las cosas que salen en esta canción [La Perla], yo me voy de aquí llorando, pero llorando”. Después de escucharle, es inevitable desear que todos los hombres sientan como él.

La tercera cuestión es una que nunca pasa de moda: el racismo. La nueva versión moderna del qué pone en tu DNI que tanto se gozó durante el procés ahora toma nuevas formas con la decisión de la Ertzaintza de incluir el origen de las personas detenidas en sus estadísticas y sus notas de prensa. “Si la Ertzaintza incluye la procedencia de los detenidos en la información que facilita es porque el Gobierno Vasco cree que ese dato ayuda a explicar el delito”, opina el activista social Ander Jiménez en un hilo en X donde argumenta que la iniciativa solo “refuerza la construcción de un ‘otro’ como enemigo social: el emigrante”. Y vaticina incluso que servirá para crear una Aliança Catalana a la vasca. Vox da la razón a los temores del tuitero. “El último informe de la Ertzaintza confirma lo que desde Vox llevamos años denunciando en solitario. [...] La inmigración masiva y descontrolada ha destrozado por completo Álava”, escribe el partido de extrema derecha en su perfil alavés, con datos adjuntos de la policía vasca.

Un análisis —que ni siquiera merece tal nombre— de las cifras revela que casi el 90% de los detenidos por la Ertzaintza son hombres. Y, si se afinase el dato, se vería que la mayoría tienen la edad buena para casi todo (también para el delito): de los 20 a los 40. Dan ganas de emular a Vox, y gritar a los cuatro vientos que los hombres, en concreto los jóvenes, han destrozado por completo España. Coger la parte (ínfima) por el todo sirve para triunfar en X, para petarlo en TikTok. Incluso para marcarse el discurso del momento en el Parlament o en el Congreso. Pero no aguanta el mínimo análisis con rigor, por mucho que haya quien se agarre a un número desnudo para defender tesis racistas. Mientras tanto, bienvenida sea la transparencia en una sociedad madura necesitada de información veraz para entender la realidad de un mundo polarizado.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.
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