Cuidar la ortografía

Hace tiempo que siento una creciente preocupación por la mala calidad ortográfica y de expresión en España. La prensa, que debería ser un ejemplo de rigor, parece haber cedido a la rapidez y la falta de cuidado. Esto refleja algo más profundo: la indiferencia de la sociedad por la calidad lingüística y por la cultura. No somos conscientes de cuánto dice de nosotros esta despreocupación. Nos lamentamos de la falta de interés de los jóvenes, pero no hacemos nada por ofrecerles modelos dignos. Nos hemos acostumbrado a lo fácil, a lo inmediato, y estamos perdiendo lo más valioso: el estilo, la precisión y el interés por comunicar bien. Cuando descuidamos la forma en que nos expresamos, descuidamos también la forma en que pensamos. Sin lenguaje cuidado no hay ideas sólidas; sin ideas sólidas, no hay progreso real. Somos una sociedad que exige mucho, pero lucha poco. Con ello damos paso a la mediocridad.

Paula Ilyef. Barcelona

No importamos

Es muy probable que, cuando lean esta carta, la pena, el dolor y la impotencia me hayan sumergido. Estoy en el corredor de la muerte esperando a que el verdugo del desahucio me eche de la casa donde vivo desde que nací. En la balanza de la vida los poderosos pesan mucho, y yo soy una especie de punto pequeño sin apenas peso. El agua ya me llega al cuello. Las cuerdas a las que me he ido cogiendo para no ahogarme se han roto. Solo me queda una cuerda que está hecha de un material, a veces endeble, llamado justicia.

Elena Olivella. Madrid

Sanidad pública

Ciertas comunidades autónomas están deteriorando las prestaciones en la sanidad pública y traspasando la prestación de servicios sanitarios a lo privado. Esto tiene un efecto inmediato: el aumento en la contratación de seguros privados por los ciudadanos. ¿Qué puede ocurrir cuando estas compañías hayan crecido tanto que tengan capacidad de negociación suficiente para chantajear a la Administración y a los asegurados? Tenemos un espejo en el que vernos, que es EE UU. Todos debemos ver la entrevista en La Revuelta a Noah Higón, quien sufre enfermedades raras. ¿Alguien piensa que con una sanidad privada habría recibido los servicios que le presta la pública? Sus condiciones de vida serían otras, y su familia estaría arruinada. No consintamos el desmantelamiento de la sanidad pública.

Julio Merino Velasco. Toledo

Catástrofes y xenofobia

Me sorprende cuando en una catástrofe natural como la dana los políticos sacan lo peor de sí mismos y de la humanidad. Se llama neoliberalismo, y es exactamente lo que quiere el sistema: culpar al vecino que está igual o peor que tú y que os peleéis por los recursos de los de arriba. El PP tuitea: “Si pides ayuda en árabe llega antes”. No normalicemos la xenofobia por favor. Es un delito de odio.

Marta Pérez de las Bacas Sánchez. Murcia