Miren a Podemos
En el caso de que la legislatura termine antes de 2027, lo más probable es que sean los de Ione Belarra quienes rompan la mayoría de gobierno
Los filósofos estoicos se obsesionaron con el problema de los contingentes futuros que Aristóteles adelantó en su tratado Acerca de la interpretación. El filósofo de Estagira resolvió que, con respecto al tiempo por venir, la disyunción de un acontecimiento y su contrario es siempre verdadera. Así, podríamos afirmar sin riesgo de equivocarnos que la actual legislatura o bien durará hasta 2027, o bien terminará antes de 2027. Para que ocurra lo primero, basta con que se mantenga el vigente statu quo. Para que ocurra lo segundo, tendría que construirse un nuevo escenario que, hasta el momento, sólo puede ser objeto de hipótesis.
Desde hace meses, tanto la derecha más optimista como la izquierda independentista alientan la posibilidad de que entre Junts y el PP pueda darse alguna forma de acuerdo. Las extraviadas declaraciones de Alberto Núñez Feijóo parecen respaldar esta hipótesis, y las coincidencias en algunas votaciones estratégicas con los de Carles Puigdemont habrían hecho el resto. Sin embargo, esta posibilidad es altamente improbable por tres motivos: el primero es que Vox nunca formará parte de una mayoría que incluya a los independentistas. El segundo es que tendemos a otorgar demasiada relevancia a las alianzas parlamentarias puntuales; en ocasiones, incluso Vox y Bildu son capaces de votar lo mismo. El tercero, y definitivo, es que el PSOE hará todo lo que Junts exija para mantener su apoyo, por lo que a Puigdemont le conviene sostener a un Ejecutivo agonizante, pero con vida.
Así las cosas, en el caso de que la legislatura termine antes de 2027, lo más probable es que sea Podemos quien rompa la mayoría de gobierno. Su electorado nunca podrá acusarlo de beneficiar a la derecha, pues su condición izquierdista está probada y serían inmunes a un señalamiento de este tipo. Si los casos de supuesta corrupción avanzan, Podemos podrá presentarse como la opción maximalista en lo ideológico e inmaculada en lo judicial, un capital que sólo ellos pueden exhibir dentro de su espectro. Las horas bajas de Sumar constituyen también una baza razonable para pensar que podrían ser los de Ione Belarra quienes pulsen el botón rojo. Y un último apunte: recuerden que, del mismo modo que hay una paradójica alianza de intereses entre Vox y el PSOE, también existe un alineamiento análogo entre los morados y el PP. Si no, que se lo pregunten a Mariano Rajoy y a Pablo Iglesias. Es hora de sacar del foco a Puigdemont y a los suyos. Si quieren sondear hasta qué punto la legislatura es viable, miren a Podemos.
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