_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nosotros, adictos

Todos podemos tener una adicción y a casi todo. Unos caerán en el abismo; otros no

Javier Giner, en julio de 2021 en su domicilio en Barcelona.
Javier Giner, en julio de 2021 en su domicilio en Barcelona.Carmen Secanella
Luz Sánchez-Mellado

Una tarde de hace dos años, la vida cambió de repente en casa de los Fernández. Después de semanas asistiendo en vilo a los desbarres cada vez más terroríficos de su hijo, un chaval que llevaba años alternando días de hijo modelo con noches de oveja negra sin pedir ayuda ni dejarse ayudar por nadie, los padres consiguieron meterlo en el coche y llevarlo a Urgencias. Diagnóstico: brote psicótico por abuso de drogas. Siendo un sueño terrible, los Fernández no podían ni sospechar entonces que la pesadilla iba a convertirse en infierno las 24 horas del día, todos los días, hasta hoy mismo. El alcohol, la cocaína, el juego, las benzodiacepinas fueron sustituyendo o solapándose a los porros en el arsenal de muletas del chico para lidiar con la vida. Nadie que no lo haya pasado puede imaginar el sinvivir de ver cómo tu hijo adorado se convierte en un extraño que te miente, te insulta, te hiere y te roba las joyitas que él mismo te regaló el Día de la Madre para malvenderlas y pagar la próxima dosis, la siguiente apuesta, la enésima huida a ninguna parte. Y nadie que no haya tenido que tomarla sabe lo dura que es la decisión de dejar que toque fondo y esperar que quiera salir a flote. Eso, disponiendo de amor y recursos para intentarlo. Otros no los tienen, o no los quieren, o se quedan por el camino.

Quizá porque sé del calvario de dolor y esperanza que atraviesan tantos Fernández, he visto, hipnotizada, la serie Yo, adicto, en la que el periodista Javier Giner, encarnado por un sobrenatural actor, Oriol Pla, recrea su propia metamorfosis de hombre libre y soberano en esclavo y tirano de las drogas. En la serie, como en la vida, quieres matarlo, abrazarlo, salvarlo, cuando solo puede salvarse él mismo. Así de implacables son las adicciones. No es santurronería, pero tampoco hipocresía. Llamemos a las cosas por su nombre: adictos somos o podemos ser todos y a casi todo. Al tabaco, al alcohol, al trabajo, a las compras, a la idea de perfección que nos hagamos de nosotros mismos. Por divertirnos, por desfasar, por hacernos más soportable la vida. Pero, como los pimientos de Padrón, unos caerán al abismo y otros, no. Y lo peor es que no se sabe hasta que no has caído. Mientras tanto, un cómico llamado Grison hace gracietas sobre porros y cocaína en la tele pública cada noche. Jo, jo, jo, qué malote.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_