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Columna
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El agravio interminable y Podemos

La formación morada nunca supo pasar de la impugnación a la política útil, del plató al Consejo de Ministros, del “sí se puede” al cómo se puede lograr

Podemos rompe con SUMAR
La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, a las puertas del Congreso.Mariscal (EFE)
Daniel Bernabé

En un momento crítico, las formas tienen una importancia decisiva, son las que separan el dramatismo del escándalo. Que fuera Canal Red, bajo una tragicómica pretensión de exclusiva, quien anunciara que Podemos rompía con Sumar y se marchaba al Grupo Mixto, explica la realidad actual de la formación que en las generales de 2015 tuvo posibilidades de alzarse como la primera en la izquierda: una herramienta cuyo único valor es el conflicto que puede generar y los agravios que dice recibir. Por fin, un canal de YouTube puede presumir de contar con cinco diputados.

Jesús Santos, el candidato de Podemos que obtuvo los mejores resultados en las municipales, abandonaba el barco en la mañana del martes. Una frase de su carta de renuncia resume el último año y medio: “En vez de hacer valer su capital político para influir sobre el rumbo estratégico de [Sumar], el núcleo dirigente de Podemos entendió este proceso como una competición”. Como conté en estas mismas páginas, todo comenzó en Andalucía, cuando los morados creyeron poder manejar a una Yolanda Díaz sin organización y esquinar a IU, fracasando en sus pretensiones y sentenciando a Unidas Podemos.

Lo fundamental no es si romper el acuerdo que firmaron hace seis meses les convierte en tránsfugas, tampoco que Sumar haya hecho muy poco por integrarles en un proyecto al que entraron desde una dinámica de trincheras, sino que ilumina el foco que tanto reclaman. Si en 2014 la imagen que proyectaban era envidiable, encarnada en un joven y carismático profesor que se enfrentaba a la crisis y a un bipartidismo fósil, hoy lo que transmiten deja corta a la palabra antipatía. Nunca supieron pasar de la impugnación a la política útil, del plató al Consejo de Ministros, del “sí se puede” al cómo se puede lograr.

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En enero de 2024 se cumplirán 10 años de la presentación de Podemos en el Teatro del Barrio. Una década no transcurre en balde, sobre todo en un momento de cambios profundos. Ahora existe un bloque reaccionario que, por su pulsión disruptiva más que conservadora, puede empujar al PSOE a encarar un papel transformador inédito: la única manera de que España no involucione es hacerla avanzar. Situarse al margen de esta pugna se pagará caro. Podemos ganará en protagonismo, pero también deberá explicar la intemperie que provoquen sus decisiones.

Puede que Podemos no haya deseado integrarse en Sumar, la cuestión es si Sumar puede permitirse perder tan pronto su categoría de frente amplio. En términos de construcción interna, el desequilibrio tras la marcha de los morados es evidente: IU se queda sola frente a la tendencia verde-liberal. Yolanda Díaz deberá compensar con su laborismo una tensión potencial que ha provocado el fin de Die Linke. No hacerlo significará también entregar al socialismo audaz de Sánchez un definitivo papel hegemónico en la izquierda. La ministra de Trabajo ha declarado en más de una ocasión que no se siente cómoda con las etiquetas. Puede que en tiempos convulsos sean las etiquetas las que te eligen a ti.

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Sobre la firma

Daniel Bernabé
Daniel Bernabé (Madrid, 1980), escritor. Es autor de seis libros, entre ellos ’Todo empieza en septiembre', 'La distancia del presente' y 'La trampa de la diversidad'. Participa en la mesa del análisis de 'Hora 25', en la Cadena SER.

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