_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Usted piensa en la amnistía, yo solo pienso en pañales

Me pregunto qué leyes de interés general pueden apoyar quienes siempre han antepuesto sus propios culos a los de los niños con cáncer

Carles Puigdemont junto a Artur Mas en 2013.
Carles Puigdemont junto a Artur Mas en 2013.Josep Lago (AFP)
Sergio del Molino

Desde que se anunció el acuerdo entre el PSOE y Junts, solo pienso en pañales. Todo el ruido, los argumentos jurídicos, la exposición de motivos de la ley de amnistía, las manifestaciones, las tribunas y hasta las conversaciones crispadas de sobremesa se me borran, porque yo solo pienso en pañales. Me va a costar seguir la sesión de investidura, porque seguiré pensando en pañales.

En 2011, yo estaba en una planta del hospital Vall d’Hebron de Barcelona, donde mi hijo esperaba un trasplante de médula, cuando nos anunciaron que racionaban los pañales y otros suministros básicos para los niños hospitalizados. Un gestor encargado de los recortes sanitarios más salvajes que se habían visto en democracia decidió que Cataluña no disponía de recursos para la higiene de los niños con cáncer. Los padres añadimos a nuestras rutinas diarias la preocupación de conseguir pañales. Ya no solo debíamos estar atentos por si nuestros hijos contraían una infección letal, vomitaban sangre o convulsionaban de fiebre ―situaciones cotidianas todas ellas—, sino que debíamos pensar en el suministro de pañales. La gente, esa en cuyo nombre decía gobernar la coalición progresista hasta ayer, se manifestó contra los recortes, y el Gobierno de Artur Mas respondió con una carga policial brutalísima en 2012 que le costó el ojo a una manifestante. Un tercio de aquel Gobierno autonómico estuvo más tarde implicado en actos del procés susceptibles de ser amnistiados, incluidos delitos de malversación. Por lo visto, sí había dinero para financiar actos patrióticos.

Nada de eso se recuerda en el acuerdo entre PSOE y Junts. No debía de ser importante, al lado de las manifestaciones de las diadas y los referéndums. ¿A quién le importaba el culo de un puñado de niños moribundos cuando estaban en juego los decretos de Nueva Planta de 1714?

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Más allá de la amnistía, me pregunto qué leyes de interés general pueden apoyar quienes siempre han antepuesto sus propios culos a los de los niños con cáncer. ¿Qué agenda de izquierdas puede esperarse de unos señoritos insensibilizados para cualquier agravio que no proceda de las guerras del siglo XVIII? ¿Qué iniciativas de refuerzo del maltrechísimo Estado social van a apoyar los que echaron a los antidisturbios encima de quienes lo defendían? ¿Cómo puede llamarse progresista un bloque parlamentario que depende de los votos de unos narcisistas entregados a su utopía antiborbónica?

No niego el diálogo, no me vengan con esas. Yo dialogo hasta con los que le racionaron los pañales a mi hijo, pero no me cuenten que todo esto es por nuestro bien.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_