La era de la incerteza
Los lectores escriben sobre la política del PP, la falta de contenedores para el reciclaje, los ‘wasaps’ machistas de alumnos de la Universidad de La Rioja y las negociaciones con Puigdemont
La política nacional presenta una dimensión arcaica de la nueva realidad social. Ello se manifiesta cuando el principal partido de la oposición niega rotundamente, con invectivas a cualquier objeción a su monolitismo ideológico, la composición plural y diversa del Estado español. Partiendo de un supuesto patriotismo constitucional, intenta persuadir de que los partidos independentistas suponen una involución en la calidad de la democracia. Ignorar evidencias incuestionables, como la plurinacionalidad y diversidad cultural del país, nos lleva a posiciones polarizadas de un bibloquismo imperfecto, entre fuerzas que pretenden promover el diálogo y la convivencia pacífica entre quienes piensan diferente y quienes solo entienden la realidad como un juego de espejos en el que sus ideas son las únicas verdades absolutas. Excluyen a quien exprese una opinión diferente de sus axiomas neoconservadores. Una visión alejada del precepto democrático elemental: la libre expresión de la voz del pueblo.
Xián Antón Lorenzo Rodríguez. Ourense
Impedir el reciclaje
Este verano, hemos pasado unas semanas en Picos de Europa disfrutando de su belleza y de rutas de senderismo por sus tres regiones: Asturias, Castilla y León y Cantabria. En esta última comunidad, su punto más turístico es el teleférico de Fuente Dé, que el año pasado visitaron 1.041.161 personas, según las cifras oficiales. A pesar de este tránsito masivo, la Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente cántabra aún no ofrece un contenedor para que el millón largo de turistas que acuden a la zona más visitada del parque nacional puedan separar los plásticos para su reciclaje. Los usuarios del teleférico y del camping cercano hemos preguntado cómo es posible que no podamos reciclar a estas alturas de la crisis climática, pero nos han remitido al Gobierno cántabro, que no mueve ficha. Antediluviano.
Isabelle Seigneur. Sevilla
“Partirles las bragas”
Algo estamos haciendo mal en los institutos en materia de igualdad cuando los alumnos del primer curso de la universidad escriben en sus grupos de WhatsApp que “últimamente son muy putas todas” y que “hay que partirles las bragas”. Para colmo, son alumnos de Magisterio; es decir, de entre esos machistas y groseros saldrán algunos de los futuros maestros de este país.
Javier Angosto. Benicarló (Castellón)
Chantaje desde Waterloo
La pasada semana, leí un estupendo artículo de Sergio del Molino que deja clara la posición de Junts y de su autorrepresentado Carles Puigdemont. Desde el punto de vista de las matemáticas —que es lo que se lleva ahora—, como mucho representa el 11,16% de los votos emitidos en Cataluña el pasado 23-J y poco más del 1% de España. En su discurso presidencial, Puigdemont no mencionó la salud ni la educación ni la vivienda ni la industria ni la pobreza de los catalanes. En su nosaltres mayestático y en sus peticiones o exigencias, solo se representa él y pide la amnistía para él mismo. Desde su palacete de Waterloo, con desparpajo, el político catalán no lanza un chantaje al PSOE; lo hace a todos los españoles.
Antonio Bustamante Ramírez. Marbella (Málaga)
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