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Amenazas en el entorno protegido del Monasterio de El Paular

El Ayuntamiento de Rascafría aprobó una modificación de sus normas para recalificar cerca de 200 hectáreas de terreno para su uso hotelero

EL aserradero de los Belgas y Monasterio de El Paular, el Pinar de los Belgas. Rascafría, Madrid.
EL aserradero de los Belgas y Monasterio de El Paular, el Pinar de los Belgas. Rascafría, Madrid.Santi Burgos

En abril de 2023 el Ayuntamiento de Rascafría aprobó una modificación de sus normas subsidiarias de planeamiento urbanístico vigentes desde 1985 para recalificar cerca de 200 hectáreas de terreno en el ámbito protegido del monasterio de El Paular. El fin habilitarlo para las fincas comprendidas en este espacio, que siempre habían estado dedicadas al aprovechamiento forestal, agrícola y ganadero, para su uso hotelero. Este es un entorno de enorme importancia natural y cultural, incluido en gran parte en la Zona Periférica de Protección del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Está formado por los sotos y pastizales de fondo de valle limítrofes con la carretera M-604 de Rascafría a Cotos, y por antiguos campos de cultivo convertidos en prados y bosques-galería alrededor de los arroyos del Artiñuelo y los Apriscos, en la zona de Las Arroturas, Tras la Huerta y Las Cayadas.

Este entorno está incluido con la categoría de Paisaje simbólico en el listado de los cien mejores paisajes españoles catalogados en el Plan Nacional de Paisaje Cultural aprobado en 2006. Sus valores se concentran principalmente en el valioso conjunto de prados de siega situados alrededor del monasterio, los llamados Prado de las Ovejas, Prado Grande y Prado de la Reina. En este último Juana la Beltraneja fue proclamada como heredera del trono de Castilla en 1470. Su paisaje no ha cambiado desde entonces. Los tres conservan un fundamental y poco conocido patrimonio de arquitectura rural y antiguas infraestructuras hidráulicas que abastecen de agua a las fuentes y al estanque de la huerta del monasterio.

También incluye la Casa de la Madera, una edificación del siglo XVIII que albergaba el aserradero utilizado por los monjes cartujos, a la que da acceso un pequeño puente de la misma época. Otra de las fincas afectadas es la adquirida en 1840 por la Sociedad Belga de los Pinares de El Paular, donde se conservan los edificios del aserradero de vapor, los almacenes y secaderos de madera, las cuadras de los bueyes y las casas destinadas a viviendas del director y los obreros de la fábrica, un valioso conjunto de arquitectura industrial.

La zona concentra una gran biodiversidad. La abundancia de agua da lugar a diferentes paisajes agroforestales: dehesas de fresnos y robles, prados abiertos, bosques de galería y humedales que dieron origen al hidrónimo Paular, que significa lugar permanentemente encharcado. Más de 300 especies de plantas vasculares conforman paisajes vegetales únicos en la Comunidad de Madrid y un hábitat importante para anfibios, reptiles y una gran variedad de especies de insectos amenazadas por el tremendo descenso de sus poblaciones en los últimos años. El cambio de usos de estos prados y los efectos del cambio climático están siendo causa de una notable reducción de la superficie que ocupan.

Esta recalificación tiene su origen en un proyecto de la Sociedad Belga de los Pinares de El Paular para construir un complejo turístico en la finca donde se levanta la fábrica de maderas. Tras su cierre en 2008 y la reciente adquisición del Pinar de los Belgas por el Estado, la veterana sociedad maderera quiere diversificar su actividad hacia el sector hotelero, lo que es legítimo para sus intereses como empresa, pero la actuación para sacarlo adelante trae consigo la desprotección ambiental y patrimonial en la totalidad del entorno protegido, calificado como Suelo no Urbanizable de Especial Protección.

El Ayuntamiento incluye en el documento hecho público las fichas correspondientes a diez edificios de valor histórico afectados, contenidas en un supuesto Catálogo Municipal de Bienes y Espacios Protegidos elaborado en 2017 por un equipo de gobierno anterior, pero sin validez al no haberse remitido a la Administración regional para su aprobación. No se mencionan las valiosas muestras de infraestructura hidráulica del siglo XVI ni las edificaciones rurales existentes en el ámbito afectado. Los edificios se califican con el grado de protección más bajo, lo que permite su alteración y su demolición parcial. También se autoriza la construcción de instalaciones más o menos provisionales para la celebración de eventos.

Esta modificación supone una reclasificación en la sombra al convertir de facto todo el ámbito en suelo urbano, por la necesidad de construir viales y zonas de aparcamiento y dotarlo de infraestructuras para el abastecimiento de agua e iluminación exterior.

Las consecuencias serán una mayor masificación turística que afectará a la fauna y a los frágiles suelos de estos pastizales, y un aumento de la contaminación acústica y lumínica por la celebración de eventos. Todo ello se pretende justificar por razones de “interés público” en el que se ignora el verdadero interés ciudadano: la conservación de la biodiversidad, los paisajes culturales y el derecho a la educación ambiental.

Rascafría concentra el mayor número de alojamientos hoteleros y casas rurales por habitante de toda la Comunidad de Madrid. El principal atractivo de su oferta de ocio se concentra en las zonas habilitadas para el baño en Las Presillas, a poco más de un kilómetro del entorno protegido de El Paular, donde la afluencia de turistas se ha disparado dando lugar a unos niveles de masificación nunca vistos hasta ahora y a graves problemas de movilidad.

El Ayuntamiento afirma apostar por un turismo de calidad y reclama, desde hace años, la recuperación del Hotel Santa María de El Paular, situado en la antigua hospedería del monasterio y cerrado desde 2014. La reapertura de este hotel va a ser una realidad a corto plazo, hecho que no se prevé en la modificación de las normas subsidiarias pese a que supone un importante condicionamiento para la construcción de otro gran complejo hotelero en los terrenos colindantes de la fábrica de maderas, por la saturación turística y recreativa que afectaría a todo el espacio protegido.

Se han presentado alegaciones a la aprobación previa municipal, y se deberían emprender acciones judiciales si la Comunidad de Madrid da vía libre al intento de «poner en valor» este entorno único haciendo desaparecer sus verdaderos valores.

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